El día había transcurrido sin incidentes, y la vuelta a casa desde Port Angeles fue acompañada de risas y comentarios sobre las compras. Ian conducía con calma, el suave zumbido del motor era lo único que rompía el silencio cuando no estábamos hablando. Thea, sentada en el asiento trasero, repasaba mentalmente las prendas que había elegido, mientras yo, en el asiento del copiloto, me hundía en el recuerdo de la tranquilidad de la tarde.
Pero esa paz no duró mucho.
El sonido de mi celular vibrando rompió la calma, y cuando vi el nombre de Bella en la pantalla, algo en mi interior se tensó. Contesté inmediatamente, preocupada por el tono urgente que podía percibir incluso antes de que hablara.
—Roxy —dijo Bella, su voz era un susurro apremiante—. Alguien se metió en la casa.
Mi corazón se detuvo por un segundo.
—¿Qué? ¿Charlie está bien? —pregunté con el pulso acelerado pasando completamente de si ella estaba bien.
—Sí, Charlie está bien —contestó rápidamente—. Necesitó que llegues a la casa de los Cullen.
Antes de que pudiera responder, Bella colgó. El miedo me apretaba el pecho. No era solo la intrusión, era la idea de que algo o alguien nos estaba observando, sabía quién era, era lo única posibilidad y eso me aterraba.
—¿Qué ha pasado? —preguntó Ian, aunque ya sabía la respuesta.
Tanto Ian como Thea, con sus agudos sentidos vampíricos, habían escuchado toda la conversación. Sin decir una palabra más, Ian aceleró, su rostro tenso y serio mientras el coche comenzaba a ganar velocidad. Thea se inclinó hacia adelante desde el asiento trasero, su mirada fija en el camino, alerta.
La lluvia comenzó a caer suavemente, formando pequeños riachuelos en el parabrisas. El sonido de las gotas golpeando el vidrio era un contraste con la velocidad a la que avanzábamos hacia Forks. Mi mente no dejaba de dar vueltas, intentando encajar las piezas. Alguien se había metido en nuestra casa, y no era una simple coincidencia. Sabía quién era, y eso me aterraba más que cualquier otra cosa.
—Sea lo que sea, no puede ser bueno —había dicho Ian, y yo sabía que tenía razón.
—¿Crees que fue...? —mi voz se apagó antes de terminar la pregunta, pero Ian asintió, sus ojos nunca dejando la carretera.
—Lo más probable es que sí —murmuró Thea desde el asiento trasero, sin necesidad de escuchar la pregunta completa—. No es una casualidad, Roxy.
Mi corazón latía desbocado. Sabía que estaba en peligro, pero la idea de que alguien me estuviera observando tan de cerca, invadiendo el espacio donde se suponía que debía sentirme segura, me hacía sentir impotente. Y eso era lo que más odiaba.
A medida que nos acercábamos a Forks, pude ver la familiaridad de los árboles y la carretera, pero ahora todo parecía diferente. Era como si una sombra hubiera caído sobre el pueblo, transformando lo cotidiano en algo siniestro.
Finalmente, vi las luces de la casa de los Cullen aparecer entre los árboles. Ian redujo la velocidad solo un poco mientras se acercaba a la entrada principal. La casa estaba iluminada, pero no había señales de movimiento afuera. Todo parecía quieto, demasiado quieto.
Thea fue la primera en salir del coche cuando Ian apenas lo detuvo, sus ojos escaneando el área, sus sentidos en alerta máxima. Ian, con su usual calma controlada, salió tras ella y luego me miró.
—Vamos —dijo, y aunque su tono era suave, su postura denotaba una tensión que rara vez mostraba. Era un recordatorio de lo serio que era todo esto.
ESTÁS LEYENDO
DRIADES || EMMETT CULLEN
FanfictionToda mi vida había sido un completo desastre, Pero cuando llegué a Forks, un lugar donde los árboles parecían susurrar secretos, algo cambió. Era como si algo me esperase, Emmett Cullen irrumpió en mi vida como un rayo de luz en la oscuridad. Pero m...