DRIADES || EMMETT CULLEN

𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟑𝟑

El sonido agudo y desgarrador de un grito me sacó bruscamente del sueño. Mi corazón comenzó a latir descontroladamente mientras intentaba orientarme en la oscuridad de mi habitación. A través de la pared, los gritos continuaban, llenos de dolor y desesperación, y supe de inmediato que provenían de Bella. Antes de que pudiera reaccionar, escuché los rápidos pasos de Charlie corriendo hacia su habitación, sus pies resonando pesadamente en el suelo de madera.

Me quedé inmóvil, esperando, con el corazón en un puño. Apenas unos segundos después, los gritos se detuvieron tan abruptamente como habían comenzado. El silencio que siguió fue aún más perturbador, como si la casa entera contuviera el aliento.

Sin poder quedarme quieta, me levanté de la cama, aún medio dormida, y me envolví en mí mi manta. Caminé en silencio por el pasillo, dejando que mis pies me guiaran hacia la cocina, para preparar chocolate caliente para mí y para Charlie. Mientras llenaba una olla con leche y encendía la estufa, el calor del fuego y el aroma del cacao comenzaron a despertarme aunque sea un poco.

Los gritos de Bella seguían resonando en mi cabeza, y no podía dejar de pensar en lo que podría haberlos causado. Desde que se había empezado a juntar con Jacob las cosas habían mejorado. Mientras removía el chocolate, escuché el suave crujido de la escalera. Sabía que era Charlie, bajando para ver cómo estaba. Cuando apareció en la cocina, tenía el rostro tenso, su mirada llena de preocupación.

—¿Bella está bien? —pregunté en voz baja, sin apartar la vista del chocolate que comenzaba a hervir.

Charlie suspiró, apoyándose en la puerta de la cocina.

—Sí... tuvo una pesadilla... de nuevo —respondió, aunque su tono no sonaba del todo convincente—. Ya se calmó.

Le ofrecí una taza de chocolate caliente, que aceptó con una pequeña sonrisa agradecida.

—Gracias, Roxy —dijo, tomando un sorbo de la bebida antes de añadir—. Esto es lo que más necesita ahora, solo un poco de paz.

Intenté sonreír, pero el gesto se sintió forzado. Sabía que Bella estaba pasando por algo terrible, algo que ninguno de nosotros podía comprender del todo.

—Pensé que las pesadillas se iban a acabar por juntarse con Jacob... se veía más feliz —comenté, esperando que la relación con Jacob hubiera aliviado algo de su dolor.

Charlie suspiró, dejando escapar una risa débil que no alcanzó a iluminar sus ojos.

—Yo también lo pensé —admitió, su voz baja y llena de preocupación—. Bella estaba empezando a volver a ser ella misma. Pero... —Hizo una pausa, como si no quisiera continuar con ese pensamiento oscuro—. No sé, tal vez todo esto le está pasando factura. O tal vez... —Sacudió la cabeza, intentando alejar esa idea, aunque claramente le seguía rondando la mente.

Observé su rostro por un momento, viendo la mezcla de emociones que se reflejaban en sus ojos. Era difícil para él ver a su hija atrapada en esta tormenta interna, sin poder hacer nada para ayudarla.

—Tal vez solo necesita tiempo —dije suavemente, intentando ofrecer algo de consuelo—. Jacob realmente parece ayudarla. No la dejará así como así.

Charlie asintió, aunque su expresión seguía cargada de preocupación. Parecía estar tratando de encontrar una razón para creer en mis palabras, aunque la duda aún nublaba sus ojos.

—Espero que tengas razón, Roxy —murmuró finalmente, con un suspiro cansado—. Realmente lo espero. Voy a intentar dormir otro rato.

Asentí con una sonrisa suave, tratando de transmitirle un poco de calma.