La luz filtrada a través de las copas de los árboles creaba un mosaico de sombras danzantes en el suelo del bosque. Los sonidos de la mañana en el bosque, desde el canto de los pájaros hasta el susurro de las hojas moviéndose con la brisa, creaban una sinfonía natural que me envolvía mientras caminábamos.
Ian y Thea iban delante, con Thea tomando la delantera en la caminata. Su paso era ligero y decidido, su postura erguida como si estuviera en total armonía con el entorno. Ian caminaba a su lado, su expresión relajada pero observadora. Yo, siguiendo unos pasos detrás, observaba con atención a Thea, tratando de captar cualquier detalle que pudiera ayudarme a entender mejor a la mujer que había aparecido en mi vida de manera tan repentina.
Thea tenía una cualidad innata que no podía ignorar. Había algo en su forma de moverse, en su manera de hablar, que transmitía una especie de tranquilidad maternal. Cuando hablaba con Ian, su voz era suave, cargada de un tono reconfortante. Sus gestos hacia él, aunque mínimos, eran siempre cuidadosos y llenos de una ternura que no podía pasar desapercibida.
Me preguntaba si esa actitud era una manifestación de su naturaleza dríade o simplemente una parte intrínseca de su personalidad. No pude evitar compararla con mi propia madre, quien había sido cálida y cariñosa, pero también había tenido una determinación feroz que ahora me preguntaba si Thea compartía. Sin embargo, había algo más en Thea, algo que parecía emanar una protección casi instintiva hacia Ian.
Thea se volvió hacia mí, como si hubiera percibido mis pensamientos, y me dirigió una sonrisa serena.
—¿Todo bien, Roxy? —preguntó, su voz un bálsamo en medio del entorno natural.
Asentí, tratando de disipar la sensación de intrusión en mi observación.
—Sí, solo estoy intentando adaptarme a todo esto.
—Te acostumbrarás, estoy segura —dijo ella con una sonrisa—. Ahora solo vamos a ver hasta qué punto tienes habilidades... eres todavía humana y mestiza, por lo que hay que ver hasta qué punto están desarrolladas tus habilidades.
Me detuve en seco, frunciendo el ceño ante la idea de intentar algo tan abstracto como conectarse con un árbol. El bosque estaba lleno de vida, pero la idea de "conectar" con un árbol me parecía una especie de magia o metáfora que no entendía del todo.
—¿Cómo se supone que debo hacer eso? —pregunté, con una mezcla de escepticismo y curiosidad. El concepto me parecía tan etéreo que era difícil de creer.
Ian, con una sonrisa comprensiva, se acercó a un árbol cercano, uno de los más grandes y robustos que había visto. Extendió la mano hacia el tronco, como si tratara de captar alguna energía invisible.
—Es simple, en realidad —dijo—. Solo necesitas tocar el árbol, sentirlo, intentar establecer una conexión. Imagina que estás transmitiendo tus pensamientos y sentimientos hacia él, y escucha lo que el árbol puede decirte en respuesta.
Me acerqué al árbol, dudando, y posé mi mano sobre la corteza rugosa. A medida que intentaba seguir las instrucciones de Ian, cerré los ojos y traté de relajarme. La textura del árbol era áspera y fría bajo mi palma. Tragué saliva, tratando de despejar mi mente y sentir algo, cualquier cosa.
El silencio era abrumador. A pesar de mis esfuerzos, no sentía nada más allá de la textura del árbol y el sonido distante del bosque. Abrí los ojos y miré a Thea y a Ian, esperando alguna señal de que estaba haciendo algo bien.
—No siento nada —dije, con una mezcla de frustración y desánimo—. ¿Es normal no sentir nada?
Thea asintió con paciencia, acercándose para colocar una mano en el hombro del árbol, justo al lado de la mía.
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DRIADES || EMMETT CULLEN
FanfictionToda mi vida había sido un completo desastre, Pero cuando llegué a Forks, un lugar donde los árboles parecían susurrar secretos, algo cambió. Era como si algo me esperase, Emmett Cullen irrumpió en mi vida como un rayo de luz en la oscuridad. Pero m...