𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟐

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El ambiente cambió en un instante. Los Cullen se movieron alrededor de nosotros, rápidos y silenciosos, sus posturas tensas, como si estuvieran evaluando una posible amenaza. El bosque se volvió sofocante bajo el peso de sus miradas.

Sentí un nudo formarse en mi estómago. Estábamos solos, Ian y yo, en medio del bosque, y yo tenía una pistola en la mano. No era difícil imaginar lo que ellos estarían pensando, y ninguna de esas ideas pintaba bien. Intenté decir algo, pero las palabras no llegaban a mi boca.

Emmett dio un paso al frente, sus ojos clavados en Ian, mientras su mandíbula se apretaba visiblemente. Rosalie estaba a su lado, su mirada fija en mí, una mezcla de preocupación y desconfianza. Podía sentir el peso de todas sus dudas y preguntas sin necesidad de que las dijeran.

La tensión se disparó en un segundo.

Ian, que nunca fue del tipo que se quedaba callado o dejaba pasar una oportunidad para hacer las cosas interesantes, se movió con rapidez. En un abrir y cerrar de ojos, me quitó la pistola de las manos, sus movimientos tan rápidos que apenas me dio tiempo a reaccionar.

—Ups, perdón —dijo Ian con una sonrisa traviesa en su rostro.

Y entonces, antes de que pudiera detenerlo, el disparo resonó en el aire. El impacto fue directo contra el hombro de Emmett, quien ni siquiera se inmutó, pero el sonido del disparo cortó el aire como una cuchillada.

En ese instante, todo se congeló. Los Cullen se tensaron, sus cuerpos listos para atacar en cualquier momento. La sorpresa en sus rostros fue evidente, y lo que en un principio parecía una posible confrontación se volvió algo mucho más serio.

—¡Ian! —grité, mientras me volvía hacia él. Él había actuado sin pensar, pero claramente sabía lo que hacía.

Ian levantó las manos en señal de rendición, su sonrisa despreocupada aún en su rostro, como si todo fuera un juego para él.

—Fue un accidente, lo juro —dijo, con una falsa inocencia que solo sirvió para aumentar la tensión—. No sabía que era tan bueno con la puntería.

Los ojos de Emmett se entrecerraron mientras daba un paso adelante, claramente midiendo a Ian, como si intentara descubrir quién era realmente.

—¿Quién diablos eres? —gruñó Emmett, avanzando un poco más. Su mirada iba de Ian a mí, buscando respuestas.

La respiración se me cortó por un segundo. Sabía que este era el momento en el que todo se complicaba. La bala había impactado justo en el hombro de Emmett; no había herida visible, pero el pequeño hueco quemado en su camisa. Un círculo de tela desgarrada, oscuro en los bordes, destacaba contra su piel pálida.

Alice, quien tenía el ceño completamente fruncido, dio un paso hacia nosotros y, de forma automática, Ian me agarró, pegándome a él. No pude evitar notar cómo Emmett se tensaba aún más, su mirada fija en Ian con desconfianza y rabia.

—Ey... yo te conozco —dijo Ian mientras enredaba su brazo a mi alrededor, quedándose en silencio unos segundos mientras observaba a Alice—. Eres la enana de Italia con guantes rojos.

Jasper frunció el ceño, acercándose a Alice y pasando su brazo de forma posesiva por su cintura mientras le enseñaba los dientes a Ian. La tensión en el aire era palpable, y podía sentir el nerviosismo acumulándose en mi pecho.

—Vaya... qué genio —me murmuró Ian mientras se agachaba un poco.

—Ian, por favor —le advertí, sabiendo que su sentido del humor podría empeorar las cosas. Pero él sonrió de nuevo, disfrutando de la confusión que estaba creando.

DRIADES || EMMETT CULLENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora