DRIADES || EMMETT CULLEN

𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟑

Me desperté con una ligera sacudida y una sensación de calidez a mi alrededor. Al abrir los ojos, vi a Charlie y Bella sonriéndome. La habitación estaba iluminada por la luz de la mañana, y ambos tenían un brillo de emoción en sus ojos.

—¡Feliz cumpleaños! —exclamó Charlie, sosteniendo un paquete envuelto en papel de regalo.

—Hoy es nueve de septiembre —añadió Bella, acercándose con otro regalo en las manos.

Me incorporé en la cama, frotándome los ojos y tratando de asimilar lo que estaba pasando. Nunca había sido una gran fan de celebrar mi cumpleaños, pero ver a Charlie y Bella tan entusiasmados me llenó de una calidez inesperada.

—Gracias, chicos —dije, tratando de despertar por completo mi cerebro.

Charlie me entregó su regalo primero, sonriendo de oreja a oreja.

—Espero que te guste. No estaba muy seguro de qué comprar, pero pensé que esto sería útil para ti.

Desenvolví el paquete con cuidado y encontré un set completo de pinturas, pinceles y lienzos, junto con una cámara. Mis ojos se agrandaron de sorpresa y no pude evitar sonreír ampliamente.

—¡Charlie, esto es increíble! —exclamé, sintiendo cómo las lágrimas comenzaban a acumularse en mis ojos—. Muchas gracias.

—Sabía que te gustaría —dijo Charlie, rascándose la nuca con un gesto de timidez—. Me alegra que te guste.

Luego, Bella se acercó y me entregó su regalo. Era un libro envuelto en un papel de colores brillantes.

—Espero que te guste. Es uno de mis favoritos —dijo ella, sonriendo tímidamente.

Desenvolví el libro y descubrí una hermosa edición de "Orgullo y prejuicio" de Jane Austen. Miré a Bella, conmovida por su elección.

—Es perfecto, Bella. Muchas gracias —dije, abrazándola con fuerza.

—De nada. Sabía que te gustaría —respondió Bella, devolviéndome el abrazo.

Miré mis regalos, sintiéndome abrumada por la gratitud y la sorpresa.

—Bueno, chicas, tienen que arreglarse o si no van a llegar tarde a clase —interrumpió Charlie con una sonrisa, señalando el reloj en la pared—. A propósito, hay alguien enorme esperándote abajo. Llegó hace como veinte minutos...

Sentí que mis mejillas se calentaban al instante.

—¿En serio? —pregunté, tratando de contener mi emoción y nerviosismo.

Charlie asintió con una sonrisa traviesa.

—Sí, en serio. Anda, ve a arreglarte antes de que decida derribar la puerta.

Con una última sonrisa hacia Charlie y Bella, salí de mi habitación corriendo al baño. Me di una rápida ducha, dejándome envolver por el agua caliente para despejar la mente. Salí de la ducha y me vestí con unos pantalones de chándal cómodos y un suéter lila. Me miré en el espejo, ajustando el suéter y comprobando que todo estuviera en su lugar.

Finalmente, me dirigí hacia las escaleras con el corazón acelerado. Al llegar a la planta baja, respiré hondo antes de asomarme en la sala. Allí estaba Emmett, con una sonrisa que parecía iluminar la habitación y la emoción en sus ojos me hizo sonreír de inmediato. Antes de que pudiera dar un paso más, Emmett se adelantó y me abrazó con fuerza, envolviéndome en un cálido abrazo.

—¡Feliz cumpleaños! —dijo con una alegría contagiosa en su voz.

Me reí, sintiendo cómo mi corazón se llenaba de felicidad. Le correspondí el abrazo con fuerza, pero Emmett no se detuvo allí. Continuó apretándome contra él, y me di cuenta de que estaba apretando cada vez más. La sensación de estar tan cerca de él era increíble, pero también empezaba a sentir que me faltaba el aire.