Killian me invitó a dar un paseo por el bosque. La idea de explorar una parte de Forks que aún no conocía me emocionaba. Me vestí con ropa cómoda y adecuada para el sendero, y pronto me encontré en la puerta de la casa esperando a Killian.
—¿Lista? —preguntó Killian con una sonrisa, apareciendo frente a mí con una mochila pequeña y un aire de entusiasmo contagioso.
—Lista —respondí, devolviéndole la sonrisa mientras me unía a él.
Nos dirigimos hacia el bosque, adentrándonos en una de las rutas menos transitadas. La sombra de los árboles creaba un ambiente fresco, y el crujir de las hojas bajo nuestros pies se mezclaba con el canto lejano de los pájaros. Killian parecía estar en su elemento, y su entusiasmo era evidente mientras me hablaba sobre su vida.
—La Revolución Francesa fue un periodo fascinante —comenzó Killian, su voz llena de nostalgia y conocimiento—. Viví en Francia durante esos tiempos turbulentos, y vi de primera mano el caos y la transformación que ocurrieron. Fue un tiempo de grandes cambios, tanto en la sociedad como en la política. La gente estaba buscando libertad y justicia, y se luchaba por una nueva forma de gobierno... los franceses son algo rencorosos.
Lo escuchaba con atención, fascinada por las historias de su pasado. La forma en que describía los eventos históricos con una perspectiva personal le daba vida a los relatos que solo había conocido a través de los libros. La conversación fluía de manera natural, y me sentía conectada con él en un nivel profundo.
Mientras avanzábamos por el sendero, me distraí un momento mirando los alrededores, admirando la belleza del bosque. Fue entonces cuando una ramita que sobresalía desde el suelo se enredó en mi zapato. No me di cuenta de que estaba a punto de tropezar, y al intentar ajustar mi equilibrio, otra ramita afilada rozó mi mano, dejándome una pequeña cortadura.
—¡Ay! —exclamé, sintiendo un ligero dolor en mi mano mientras la miraba.
Killian notó mi reacción de inmediato. Se acercó con rapidez, su expresión se tornó preocupada al ver la herida.
—Déjame ver eso —dijo, tomando mi mano con suavidad. Su contacto era frío y cálido a la vez, y mientras miraba la herida, noté que su rostro se acercaba a la herida con una intensidad que me hizo sentir un nudo en el estómago.
De repente, algo extraño ocurrió. La pequeña cortadura en mi mano comenzó a sanar a la vista de Killian y mía. La piel se cerró lentamente, sin dejar rastro del corte. Me quedé atónita, observando cómo la herida desaparecía por completo.
—¿Viste eso? —pregunté, mirando a Killian con ojos abiertos de asombro.
—Sí, lo vi —respondió él, con un tono que mezclaba sorpresa y calma. Su mirada seguía fija en mi mano, como si tratara de procesar lo que acababa de suceder.
La forma en que me miraba me hizo sentir vulnerable. No pude descifrar completamente la expresión en sus ojos, pero había una profundidad en ellos que me resultaba intrigante. Se me quedo viendo varios segundos con el ceño fruncido.
Para cambiar de tema y romper la tensión, Killian rápidamente propuso algo nuevo.
—Quiero mostrarte algo más —dijo, sonriendo con un aire de entusiasmo renovado—. Hay un campo no muy lejos de aquí donde me gustaría que vieras lo que puedo hacer. ¿Te gustaría venir?
Asentí, aun tratando de asimilar la extraña experiencia de la curación. Nos adentramos más en el bosque, caminando en silencio durante unos minutos hasta que llegamos a un claro amplio. La luz del atardecer iluminaba el campo, creando un ambiente mágico y sereno.
—Aquí estamos —dijo Killian, extendiendo los brazos como si estuviera presentando un espectáculo.
Killian se plantó en el centro del campo, y el suelo bajo sus pies comenzó a temblar suavemente. Cerró los ojos, concentrándose profundamente, y de repente, una vibración sutil recorrió el campo. Los niveles de la tierra se empezaron a elevar y a moverse con una precisión increíble.
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DRIADES || EMMETT CULLEN
FanfictionToda mi vida había sido un completo desastre, Pero cuando llegué a Forks, un lugar donde los árboles parecían susurrar secretos, algo cambió. Era como si algo me esperase, Emmett Cullen irrumpió en mi vida como un rayo de luz en la oscuridad. Pero m...