𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟐

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Me desperté con una sensación de paz mientras me removía en mi cama, solo para darme cuenta de que Emmett ya no estaba a mi lado. Me estiré y me levanté de la cama, y fue entonces cuando noté algo en la mesita de noche. Cinco tulipanes estaban cuidadosamente colocadas en mi escritorio junto con una pequeña nota. La tomé con curiosidad y leí las palabras escritas con la elegante caligrafía de Emmett:

"Una flor cada día hasta tu cumpleaños. Solo faltan cuatro días más. - E".

Sonreí, sintiendo cómo el calor subía a mis mejillas. Con cuidado la guardé en el cajón para no perderla y rápidamente me dirigí a la ducha. El agua caliente me ayudó a despejarme y a relajarme. Después de la ducha, me sequé y me vestí con uno de mis suéteres enormes de lana y un pantalón de chándal negro. Hoy me había levantado un poco más tarde porque Charlie había dicho que, a partir de que comiencen las clases, él se iba a encargar del desayuno.

Con cuidado bajé las escaleras. Al llegar a la cocina, vi a Charlie sentado en la mesa con el periódico en las manos y un plato de huevos revueltos frente a él.

—Buenos días, Charlie —dije con una sonrisa, acercándome para servirme un poco de jugo de naranja.

Charlie levantó la vista del periódico y me devolvió la sonrisa.

—Buenos días. Hice huevos revueltos espero que te guste —dijo el mientras cerraba el periódico dejándolo en la mesa—. Tus pastillas están en el primer cajón.

—Gracias —respondí, acercándome al cajón para tomar mi medicación. Después de asegurarme de tomar las pastillas adecuadas, me senté en la mesa y me preparé para medir mi nivel de azúcar en la sangre.

Tomé el medidor de glucosa y una tira reactiva de su caja, y con un rápido movimiento pinché mi dedo con la lanceta. Unas gotas de sangre aparecieron, y las coloqué en la tira. Mientras esperaba que el medidor diera el resultado, anoté la lectura en la hojita, donde llevaba un registro de mis niveles y de cuándo tomaba mi medicación, la cual recientemente Carlisle me había mandado para intentar mantener nivelado mis niveles de azúcar.

Charlie observó con interés mientras yo hacía esto.

—¿Todo bien? —preguntó, rompiendo el silencio.

—Sí, todo en orden —respondí mientras anotaba el resultado en mi cuaderno—. Solo necesito llevar un control para asegurarme de que todo esté bajo control.

Charlie asintió y se inclinó hacia adelante.

—El doctor Cullen me explicó un poco sobre las nuevas medicaciones —dijo él—. Me dijo que has estado haciendo un buen trabajo manejando tu diabetes.

Le sonreí con agradecimiento mientras me servía un poco de los huevos revueltos.

—Sí, me han ayudado bastante. Ya no se me baja tanto la azúcar. Solo tengo que ser constante con mi rutina.

—Lo haces muy bien —dijo Charlie con un tono de orgullo—. Si alguna vez necesitas algo, ya sabes que puedes contar conmigo.

Asentí y le di un pequeño sorbo a mi jugo de naranja.

—Gracias, Charlie. Realmente lo aprecio.

La conversación continuó de manera relajada mientras desayunábamos. Charlie habló sobre algunos detalles de su día y yo compartí mis expectativas para el nuevo semestre. Bella se había tardado en bajar, pero cuando lo hizo simplemente nos saludó y rápidamente salió de la casa, supongo yo que se iría con Edward.

—Ojalá se separe un poco de ese muchacho —murmuró Charlie mientras miraba por la ventana, con un suspiro de resignación.

Lo miré con curiosidad.

DRIADES || EMMETT CULLENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora