Roxanne
El aire fresco del bosque era un bálsamo, pero el terror aún me envolvía como una manta pesada. Sin embargo, un escalofrío diferente comenzó a recorrer mi cuerpo, uno que no tenía que ver con el miedo. Un súbito mareo me sacudió, y la realidad pareció tambalearse a mi alrededor. Hacía mucho tiempo que no experimentaba un bajón de azúcar, y la sensación era extrañamente familiar, como un eco del pasado que no deseaba recordar.
Me dejé caer al suelo, las hojas crujían bajo mí, y el mundo se tornó borroso. Mi respiración se volvió irregular, y una oleada de debilidad me hizo cerrar los ojos, intentando aferrarme a algo de lucidez.
—Roxy, ¿estás bien? —escuché la voz de Ian, llena de preocupación. El sonido de su voz fue un ancla en mi tormenta interna.
Aún mareada, intenté responder con una sonrisa tranquilizadora, pero todo lo que salió de mi boca fue un susurro entrecortado.
—Sí, solo fue un bajón... ¿dónde está Victoria?
La respuesta llegó rápido y firme.
—Se escapó —dijo Ian, y en un instante, sentí sus brazos envolviéndome, levantándome del suelo como si fuera una pluma. Su cercanía era reconfortante, pero el mareo no se disipaba.
Cuando me giré un poco, la imagen de los Cullen se presentó ante mí, y mi corazón se aceleró. Eran una mezcla de preocupación y curiosidad, sus ojos fijos en mí. De repente, todo giró nuevamente, y cerré los ojos, sintiendo que el mundo se desvanecía a mi alrededor.
—Roxy, ¿estás bien? —la voz de Carlisle me llegó clara y profunda.
Abrí los ojos de nuevo, solo para encontrarme con el rostro sereno del médico vampiro, y su mirada me infundió algo de tranquilidad. Sin embargo, el mareo persistía, y el sudor comenzaba a empaparme.
—Sí... —susurré, pero las palabras se sentían vacías, casi insignificantes.
—¿Estás segura? —preguntó Emmett, su voz resonando con preocupación genuina—. No parece que estés bien.
Fue entonces cuando noté su mirada fija en Ian, y la tensión entre ellos era palpable. Emmett frunció el ceño, su expresión se tornó seria.
—¿Cómo se te ocurre traerla aquí? —dijo, casi con una mezcla de ira y preocupación.
La confusión me envolvió aún más, y quise levantarme, pero mis piernas aún temblaban. Ian, notando mi esfuerzo, me sostuvo con firmeza, pero sus ojos se encontraron con los de Emmett, fulminándose mutuamente.
—Yo nunca la traería aquí en medio de la noche —respondió Ian, su voz tensa—. Las cosas se salieron de control.
El aire entre ellos se volvió denso, como si cualquier momento pudiera estallar. La incomodidad crecía, y mi mareo no ayudaba. Necesitaba que todo esto se detuviera.
—¡Basta! —interrumpió Thea, girándose hacia Ian—. Ella necesita algo de comer. No podemos quedarnos aquí discutiendo.
Emmett, sin embargo, no se dio por vencido.
—Es un irresponsable. Debería haber sabido que no es seguro.
La ira y la frustración comenzaron a burbujear en mi interior. No podía soportar que me trataran como una carga.
—¡No fue culpa de Ian! —exclamé, mi voz temblando entre la debilidad y el enfado. Sus ojos se posaron en mí, y sentí que necesitaba ser escuchada—. Solo necesito algo dulce. Después, puedo explicar lo que ocurrió.
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DRIADES || EMMETT CULLEN
FanficToda mi vida había sido un completo desastre, Pero cuando llegué a Forks, un lugar donde los árboles parecían susurrar secretos, algo cambió. Era como si algo me esperase, Emmett Cullen irrumpió en mi vida como un rayo de luz en la oscuridad. Pero m...