Capítulo 15

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Darcy

-Técnicamente, si han sido creadas el mismo día, comparten signo zodiacal.

-No me interesa el horóscopo -digo con una diminuta sonrisa negando con la cabeza.

-¡Pero eres astrólogo, gilipollas!

Me echo a reír y ella también. La magia y la alquimia me permiten ver un holograma de Leandrior Elésscoltar en mi laboratorio. Vivo aquí, con ella, aunque lo único que es suyo es el ADN de un pelo de su melena que sigo conservando.

Apenas salgo de aquí, a no ser que Elara me venga a buscar para despejar la mente por las noches con los demás. Se preocupa por mí, y eso me hace sentir bien. Saber que al menos una parte de Leandrior es capaz de perdonarme lo que le hice me impulsa a seguir adelante.

-He pensado que luego si quieres podemos ir a la playa -dice apoyada sobre la mesa de químicos.

Sonrío.

-Claro.

Pero no vamos a salir de aquí, porque no podemos, porque no está aquí conmigo realmente. Solo es una ilusión, un sueño del que no quiero despertar hasta que se haga realidad de nuevo.

Busco mi anillo de amatista en el anular solo para saber que no está. Un regalo de mi hijo que me ha acompañado milenios. He cogido el tic de tocarlo con el pulgar porque siento que lo he perdido, pero tan solo es el hecho de que lo tiene Sitka en su mano. O eso quiero creer. Se lo envié con magia a donde sea que esté, y vivo con la esperanza de que realmente ha ido a parar junto a él y no se ha perdido en el limbo. Necesito hacerle saber que estoy con él y que lo sigo esperando.

Saco mi cajetilla del bolsillo y camino hacia el pequeño balcón de afuera. Me apoyo en la barandilla, le doy un par de golpecitos a la caja haciendo que sobresalga un cigarro y lo tomo. Leandrior acerca su dedo meñique para prenderlo, como hacía siempre, pero no me queda más remedio que imitar su llama.

-¿Sabes que he pensado? -le pregunto mirando a las estrellas en frente de nosotros.

-Dime.

-En que estaría bien estudiar tu elemento.

Doy una calada y la miro, parece confusa. El viento agita su pelo negro suavemente.

-¿El trueno?

-No, el cuerpo. Conozco bastante ese campo, pero nunca he practicado la magia de sangre. Podríamos investigar en mis propios estudios sobre tu linaje de brujas de sangre, y enseñarnos el uno al otro nuevas técnicas. Además, puede que eso te ayude con tu nuevo proyecto de crear una nueva especie.

Tomo otra calada.

-Sí, eso haré.

Me llega un aroma a dulces y a fresas. Tengo buena mano para la ciencia porque tengo buen olfato. Puedo distinguir muy bien las sustancias, las almas y las emocionas a mi alrededor tan solo oliendo, y por eso sé perfectamente que Elara acaba de entrar a mi laboratorio.

Leandrior se ha desvanecido. Vuelvo a estar solo en la terraza, hasta que de pronto algo me abraza por la espalda, haciendo que me quede petrificado y rojo.

-¿Qué haces? -pregunto.

Separa su cabeza de mi cuerpo, apuesto a que tiene una mueca de enfado.

-No finjas que no te gusta, Melinna me dijo que te encantan los abrazos sorpresa por la espalda, pero que eres demasiado soberbio para admitirlo.

-No va mal encaminada -admito.

Complacida, se separa de mí. Tiene un chupa chups en la boca.

-¿Qué estás haciendo? -me pregunta dando brincos mientras se acerca mucho a mí con las manos en la espalda. Ve el cigarrillo y huele el humo-. ¡Agh, qué asco! -exclama apartándose y tapándose la nariz.

Por el ControlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora