Capítulo 46

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Valtian

—Dos Colosos del Apocalipsis han bajado a la tierra —anuncia Vellum al frente del nuevo consejo que ha montado, el cuál se conforma de una mesa repleta de nosotros y Kenai, aunque ahora él no está aquí, al igual que Sirius y Denahi.

Solo estamos los cuatro que quedamos, todavía recuperándonos de las secuelas que Elara nos ha dejado.

—¿Dónde está Kenai? —pregunta la Bruja Negra con impaciencia.

—Ahora mismo no está disponible —responde Darcy. Su pelo brilla como el oro líquido con la luz del día, un recuerdo del tiempo pasado criando a nuestro hijo.

Concretamente, está demasiado ocupado averiguando por qué sus sombras espías encargadas de observar a Leandrior no han vuelto junto a él como siempre lo hacen. Y eso que ha mandado varias repetidas veces.

—¿Qué puede ser más importante que venir a atender los asuntos de su reina?

—Quizás el hecho de que tú no eres su reina, monada —ronronea Aurora, apoyando los dedos y su palma sobre su propia mejilla, mientras acaricia el borde de su copa de vino con el dedo índice de la mano libre.

Melinna la mira frunciendo el ceño, camuflar emociones no es lo suyo. Noto por el vínculo cómo le da una patada a Aurora por debajo de la mesa. Cada una está situada a un lado de Vellum, mientras que yo me sitúo al lado de Melinna, y Darcy al lado de Aurora.

—¿No os han comentado nada los dioses acerca del buen comportamiento, Lujuria? —le espeta Vellum con el mentón bien alzado.

—Algo he oído, sí —suspira Aurora, agitando su copa de vino en círculos. El erotismo no puede ocupar más espacio en cada gesto que provenga de ella.

—Pues te recomiendo tenerlo en cuenta.

—¿Tú crees? —ronronea alzando una ceja rosada y fina. Le da un trago a la copa sin apartar los ojos de los suyos, y Vellum se pone colorada a tal punto que aparta su vista de ella.

Ahí está el punto fuerte de Aurora, muchas veces es muy difícil diferenciar cuándo te está despreciando a cuándo está ligando contigo. Yo aprovecho para acomodarme en el asiento y entrelazar mis dedos sobre la mesa, capturando la atención visual de los demás.

—Sería conveniente retomar la conversación del principio y el objetivo de esta reunión —comento.

Vellum agita la cabeza en un gesto ligeramente imperceptible, como si Aurora la hubiera hipnotizado. Mi réplica suelta una risita erótica al darse cuenta, le encanta salirse con la suya, pero la Bruja se niega a mirarla de nuevo.

—Concuerdo —dice—. ¿Tenéis algún tipo de información que pueda servirme para averiguar el motivo de la llegada de los dioses a la tierra?

—Ojalá, pero me temo que no es así —respondo—. Y créame, majestad, a mí también me encantaría averiguarlo. Creo que el temblor y la tormenta que han causado por todo Galvyr ha sido más que llamativa.

—Han espantado a todos mis dragones tan solo con su llegada, ¿de qué me sirve un ejército que no duda en apartarse ante sus superiores?

Darcy la mira con una seriedad absoluta.

—Si los Colosos del Apocalipsis se dignan a pisar la tierra después de miles de años, la razón debe ser exquisita.

—Dime, Soberbia, ¿qué piensas? —Ha captado toda su atención.

—Bien es cierto que las probabilidades de lo que voy a decir son ínfimas, si comparamos los hechos con las recogidas de información en los libros de historia a lo largo de las eras, así como los estudios que yo mismo he realizado. Principalmente, porque esto nunca se ha visto en la historia.

Por el ControlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora