Capítulo 13

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Elisa

-Por fin -suspiro, apoyada en una roca un poco más abajo de Leandrior, mientras giro la punta de una cuchilla en la piedra.

Cuando miro al ser del que provengo, ya no está sentada en la cima, sino en frente de Elara.

-Un placer conocernos en persona finalmente -dice con su voz melódica-. Tenía muchas ganas, ¿sabes? Pero se me hacía imposible. Espero que me perdones.

Su tono amable y su sonrisa embaucadora le llena a Elara el estómago de mariposas, las mismas que las extrañas arañas devoraron. Ahora le quedan tres.

-¡Leandrior! -grita, y la rodea con un enorme abrazo cursi.

Bufo y me pongo de pié para saltar entre las piedras y acabar en la arena. Me acerco a ellas con mis manos metidas en los bolsillos de mi sudadera.

-¿Entonces no estás enfadada conmigo? -le pregunta a Elara, acariciándole el pelo.

-Lo estaba, pero ya se me ha pasado -admite con una sonrisa de oreja a oreja, luego se fija en mi presencia-. ¡Ala! ¿Y qué hace ella aquí también?

-¿Cómo que también? -escupo-. Vino junto a mí primero, pero tuvimos que esperar a que dejaras de llorar de una puta vez.

Leandrior ríe sutilmente, un sonido sumamente agradable al oído.

-Tenía que desahogarse, ¿verdad que sí? -le pregunta agarrándole de las mejillas para moverle con delicadeza, haciendo que Elara asienta con la cabeza.

Da un paso atrás y se coloca en medio de ambas.

-Elisa y yo nos hemos enterado de la verdadera historia de nuestra madre, palabra por palabra. Es una pena no haberlo sabido en su momento.

Cualquiera que no la conozca ni sepa su situación creería que siente pena de verdad. Se le da demasiado bien imitar emociones.

-Y además, Elisa me ha puesto al día de todo mientras tanto, así que ya podemos pasar al plan.

-¿Qué plan? -pregunta Elara.

-Uno diseñado específicamente para vosotras dos -dice señalando la cifra con los dedos.

-Sabes que el resto se está enterando también, ¿verdad? -pregunto alzando una ceja.

Puto vínculo telepático.

-Pues claro, eso es inevitable, pero hacen bien en no aparecerse por aquí, puesto que solo quiero hablar con vosotras. -Su sonrisa esconde el terrible odio que les guarda a todos.

Junta las manos en su espalda y camina hacia la orilla, perdiendo su mirada en las estrellas.

-Mi plan para ganar la guerra es crear una nueva raza, una inspirada en los Elésscoltar y que no suponga un tabú o una maldición, sino un don divino.

-¿Y qué especie vas a utilizar para crear a esos seres? -pregunta Elara dando brincos hasta ella.

-Gente mágica, por supuesto.

Doy un paso hacia ella.

-Dinos que tenemos que hacer -digo en tono firme.

Gira su cuello hacia mí con una sonrisa, sabe que estoy dispuesta a lo que sea.

-Cuánta iniciativa, así me gusta -ronronea-. Veréis, en este lugar hay una gran cantidad de material capaz de crear cosas a simple vista imposibles. He estado investigando un poco, y he descubierto dos objetos en particular que me ayudarían bastante para crear el hechizo perfecto.

-¿El qué, el qué? -pregunta Elara dando saltitos.

-Elara, tú deberás buscar el Arco de la Justicia, un arma antigua con flechas infinitas incrustadas con una gema en la punta que brilla con la luz de la verdad. El arma de mamá.

Por el ControlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora