Elisa
-Yo no voy a ninguna parte -gruño, mirando con el ceño fruncido a la mujer de pelo rosa claro y ondulado en la que se ha transformado el tigre.
Ella profiere una risa erótica propia de Lujuria.
-No seas tonta, Elisa -pronuncia mi nombre en un tono afrodisíaco-. No tienes a donde ir, ¿sabes siquiera dónde estamos?
Esto se parece bastante a la Ciudad de Lume, ¿pero qué haría yo aquí con mi padre muerto? Esto no es Galvyr, es el Reino de las Hadas, las Kaláthidas o como coño se llame, y las ciudades que él ha creado en el continente ya han perdido su propósito al no tener más jugadores del juego de Atrapa la Bandera por culpa del golpe de estado.
La voz una de las réplicas de Kenai ocupa mi mente. Los recuerdos de Darcy, Soberbia, me dicen que las ciudades elementales estaban inspiradas en las islas de las Kaláthidas, y teniendo en cuenta que ellos viven por aquí, ¿qué lugar más seguro que este para traerme y separarme de los ojos de la nueva reina que ha matado a mis padres para hacerse con el poder?
Vellum. Esa maldita zorra... ¿Creerá que he muerto? ¿Me estará buscando?
-Presume de tener a Leandrior encerrada -ronronea Aurora-. Le ha robado la poca esperanza que le quedaba al pueblo.
Arrugo más el ceño.
-Eres un Origen más, querida, podemos leernos la mente los unos a los otros, hablar telepáticamente y sentirnos. Tú también puedes hacerlo conmigo.
-No me interesa -escupo, comenzando a saltar entre las rocas y bajando cuesta abajo.
Me detengo cuando una mano me para el pecho.
-Quietecita, tú no te vas a ninguna parte, más que conmigo -ronronea estirando sus labios en una sonrisa-. No tienes ni la menor idea de qué hay en estas tierras.
-Yo no me voy con una traidora. Me das asco.
Creo que le he visto un tic en el párpado derecho, debe ser la primera vez en toda su existencia que la rechazan. Está muy acostumbrada a que todo el mundo se ponga de rodillas por Lujuria, o que se corran solo por verla.
-Creo que no me he explicado bien -vuelve a intentarlo con voz y rostro tranquilos-. No voy a permitir que te pase nada de mis puertas para afuera, y aquí cualquiera puede matarte en un abrir y cerrar de ojos.
-Cállate -respondo con furia.
-Cállame -responde con una sonrisa pícara.
A sus órdenes.
La agarro de los hombros, levanto mi rodilla y le doy una patada en el estómago que le hace toser al instante y caer al suelo.
-Vete a la mierda -ladro antes de seguir bajando por el volcán.
La bajada me está resultando interminable, y el olor a azufre lo llena todo. Cuando llego al suelo, descubro que no tengo ninguna piedra pegada a mi cuerpo. Estoy limpia, pero me siento... Cansada. No lo entiendo, Leandrior apenas se cansaba nunca con sus capacidades sobrehumanas, y el puto Original que me creó me hizo inmortal al igual que el resto de réplicas.
Prefiero achacarlo a mi nacimiento, a que sencillamente acabo de ser creada y eso implica un gasto importante de energía, por lo que me subo la capucha que llevo a la espalda, meto las manos en los bolsillos y camino sin rumbo fijo.
Escucho algo veloz y afilado, un pitido rápido, y cuando me doy cuenta mi costado está sangrando sin remedio. Mi ropa se ha perforado por la parte de mi torso izquierdo, y... ¿Por qué mi herida no se está curando?
ESTÁS LEYENDO
Por el Control
FantasyElara y Elisa son dos réplicas de Leandrior Elésscoltar, la verdadera reina del continente de Galvyr cuyo trono ha sido usurpado por la Bruja Negra. Ambas son mujeres de distinto físico y distinta personalidad, pero que proceden de una misma persona...