Aurora
Las sombras se han acoplado a las quemaduras del hemicuerpo derecho de Vellum como las de Kenai, que le formaron un brazo nuevo. La Bruja Negra se encuentra acicalándose frente a mi tocador. Le he dejado mi habitación y mi ropa este tiempo de recuperación que ha pasado en nuestra casa del Infierno.
Pasa el cepillo por las ondas rubias platinas de su pelo, luego lo separa en tres secciones y comienza a hacerse trenzas que le recojan la gran cantidad de cabello sin ser incómodo. Lleva puesto un vestido blanco, el más parecido a su estilo que ha encontrado en mi armario. La tela transparenta las cicatrices de las sombras.
—Ya estoy lista para seguir —afirma completamente serena.
—¿A dónde? Te has quedado sin palacio y sin trono —digo apoyada de brazos cruzados en el marco de la puerta.
—Reinaré desde Hasland. Al fin y al cabo, sus gobernantes han muerto, menos la nueva mujer de Darío. La verdadera pregunta es... —Me mira a través del espejo—. ¿A dónde iréis vosotros ahora? No hay nada que os ate a mí. Vuestro hijo ha regresado sano y salvo, ya podéis darme la espalda como siempre habéis deseado.
—Olvidas que el motivo por el que queríamos hacerlo era para volver con una mujer que ha intentado matarnos a todos.
—No me aclaras una mierda, sois todos unos masoquistas. Antes de matar a Arnor y a Wyanna Elésscoltar, tuve la oportunidad de conocer a Leandrior, y ya por aquel entonces os tenía en la palma de su mano.
Permanezco en silencio y bajo la mirada, es verdad.
—Es un monstruo, siempre lo ha sido. A la edad de ocho años manipuló al continente entero, y con esa edad ya superó el poder de su padre.
Por aquel entonces no sabíamos aún quién era nuestra llama oscura, pero más tarde descubrimos que fue ella quién organizó una cacería para atrapar a todos los delincuentes del continente, siguiendo el ejemplo del pasado de su familia, inspirada en los Elésscoltar.
—Tampoco es que os culpe, los Elésscoltar están creados para conquistar a sus víctimas con su belleza, y vosotros no sois más que otras a sumar a su lista. —Se gira para mirarme directamente—. ¿No vas a decir nada?
—No tengo nada que decir. Es verdad, cada palabra. —Me muerdo el labio y me aproximo unos pasos a ella—. No vamos a volver con ella. Al menos Valtian, Darcy, Melinna y yo.
—¿Y Kenai?
—Sinceramente, no tengo ni idea de qué será de él, pero no va a volver junto a Leandrior.
—Toda ayuda es buena, y más si viene del Original, pero me conformo bien con vosotros cuatro y alguien más.
Arqueo una ceja con desconfianza.
—¿Quieres a Sitka?
—No —afirma sin apartar su mirada grisácea de la mía. Su piel luce tersa como la de una muñeca de porcelana a la luz de las velas.
Unos murciélagos entran en la sala y revolotean a nuestro alrededor hasta tomar forma de las trillizas Kyra, Selenne y Asterin. Las tres tienen los ojos amarillos en diversos tonos: Kyra los tiene más llamativos y resplandecientes, Selenne los tiene más apagados, en un tono caramelo, mientras que los de Asterin brillan anaranjados.
Selenne se acerca a la silla de Vellum y se apoya en ella muy cerca. Kyra revolotea alrededor, como Asterin.
—Estábamos de paso y no hemos podido evitar escucharos —dice Kyra apoyada sobre mi brazo.
—¿A quién vais a recolectar? —pregunta Selenne con mirada energética que pasa de una a otra.
—Es como un huerto, cada uno aporta algo diferente a la comida —afirma Asterin aplaudiendo mientras salta.
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Por el Control
FantasíaElara y Elisa son dos réplicas de Leandrior Elésscoltar, la verdadera reina del continente de Galvyr cuyo trono ha sido usurpado por la Bruja Negra. Ambas son mujeres de distinto físico y distinta personalidad, pero que proceden de una misma persona...