65.Ya No Era Él

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Lía, manteniendo su compostura, se acercó lentamente. Sabía que debía proceder con cuidado.

—Hut, —dijo suavemente, inclinándose un poco para mirarlo mejor—. Estoy aquí para ayudarte. Quiero entender qué pasó cuando fuiste a buscar a tu hermano.

El muchacho no reaccionó de inmediato, su respiración era entrecortada, y sus ojos parecían enfocados en algo invisible. Sin embargo, cuando Lía mencionó a su hermano, un leve destello de conciencia pareció regresar a sus ojos.

—¿Gusy? —murmuró, era apenas audible, tenía la boca seca. Su voz estaba rota, como si cada palabra le costara un esfuerzo inimaginable.

Lía asintió, manteniéndose cerca, pero sin invadir demasiado su espacio.

—Sí, tu hermano. Fuiste a buscarlo en la montaña, ¿verdad? ¿Qué encontraste allá, Hut? ¿Qué viste?

El muchacho tembló visiblemente al recordar— La... montaña... —susurró—. No debió haber ido... algo... algo está allí... algo que toma a la gente... que los cambia —sus manos temblorosas se levantaron hacia su rostro, como si intentara protegerse de un recuerdo doloroso—. No es Gusy... no es él...

Lía sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Las palabras de Hutnoir coincidían con las pistas que había recolectado hasta ahora. Algo estaba suplantando a las personas, algo más allá de lo físico.

—¿A dónde fuiste exactamente, Hut? ¿Recuerdas el lugar? —preguntó, tratando de obtener más detalles concretos.

Hut cerró los ojos con fuerza, su cuerpo entero temblaba.

—Cerca de la cueva... al norte... pero ya no está... ellos... ellos lo tomaron todo. Gusy no... ya no era Gusy... —una lágrima solitaria se deslizó por su rostro mientras su voz se quebraba, dejando a Lía con más preguntas que respuestas.

Lía lo observó en silencio, su mente trabajaba rápidamente para conectar los puntos. Algo en esa cueva, algo que transformaba a las personas, estaba acechando en la oscuridad. Pero antes de seguir adelante, sabía que debía ser cautelosa. El riesgo era mayor de lo que imaginaba.

Lía sentía su estómago revolverse mientras avanzaba hacia la cueva. Aunque estaba determinada a llegar al lugar que Hut había descrito, el recuerdo del muchacho temblando con las palabras "ya no era Gusy" no dejaba de resonar en su cabeza. Sabía que lo que enfrentaría no sería un simple combate, sino un horror desconocido. Necesitaba prepararse mental y físicamente. Durante horas, practicó sus habilidades de visión con su único ojo y afinó su percepción del entorno, sabiendo que cada detalle contaría cuando la situación llegara al límite. Obelisco, su fiel compañero, le ofrecía apoyo, su energía salvaje y sus relinchos llenos de entusiasmo eran un aliento de valentía.

Finalmente, decidió que iría al sitio de día. El sol, aunque tenue entre las montañas y el follaje invernal, le proporcionaría una ventaja que no tuvo en la oscuridad de la noche anterior. El camino era el mismo que había recorrido antes, pero esta vez no había una presencia sofocante que le hiciera temer cada paso. Sin embargo, eso no significaba que no había peligro, solo que este acechaba de manera más sutil.

Cuando estuvo cerca de la cueva, un olor asqueroso invadió sus fosas nasales de repente, tan fuerte y denso que sintió las lágrimas llenar sus ojos y su estómago retorcerse con arcadas. El olor a putrefacción era abrumador, como si la muerte misma se hubiese asentado allí y no hubiera dejado espacio para nada más que su hedor. Cada inhalación le traía náuseas, y tuvo que cubrirse la boca y la nariz con una tela improvisada para intentar bloquear la pestilencia. El cuerpo entero le temblaba ante esa sensación abominable, pero su determinación la empujaba a seguir adelante.

Esencias Mágicas [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora