114.Nadie Es Completamente Malo

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Ronald había permanecido en silencio durante el intercambio entre Richard y Eldric, pero algo resonaba en su mente desde que el anciano habló. Mientras caminaban hacia las profundidades de la biblioteca, con los ecos de las voces amortiguadas por las paredes de libros antiguos, Ronald finalmente decidió hablar.

—Eldric, —dijo Ronald, con su voz suave pero firme—, hace unos momentos mencionaste una palabra que me llamó la atención: Imperium. Dijiste algo sobre un posible futuro, pero utilizaste esa palabra de forma muy específica. ¿Por qué exactamente Imperium?

Eldric se detuvo una vez más, como si estuviera esperando esa pregunta. Sus ojos brillaron con una luz intensa, y se volvió lentamente hacia Ronald, con una expresión que parecía entrelazar pasado, presente y futuro en un solo gesto.

—Ah, Imperium... —repitió Eldric en un susurro cargado de significado—. Es una palabra poderosa, y su significado va más allá de lo que la mayoría entiende. Muchos piensan que Imperium es sinónimo de control, de gobierno absoluto, y de algún tipo de dominio. Pero esa no es toda la verdad, Ronald.

Ronald inclinó la cabeza, su interés claramente estaba despertado.

—Entonces, ¿Qué más significa? —preguntó, cruzándose de brazos mientras esperaba la respuesta del anciano hada.

Eldric levantó una mano, dibujando círculos en el aire como si evocara imágenes invisibles para explicar su pensamiento.

—En su esencia, Imperium no se refiere únicamente al poder sobre los demás —comenzó a explicar Eldric, sus palabras resonaban en los ecos antiguos de la biblioteca—. Es, de hecho, el inicio de algo nuevo. Un renacimiento. Un acto de voluntad, pero también de sacrificio. Imperium puede ser la chispa que enciende una transformación. Una verdadera metamorfosis del alma y el mundo, dependiendo del nivel de sacrificio que uno esté dispuesto a realizar.

Ronald frunció el ceño. Había conocido muchos tipos de sacrificios en su vida. Sacrificios por poder, sacrificios por amor, sacrificios por proteger a otros. Pero algo en la forma en que Eldric hablaba sugería que este tipo de sacrificio era distinto, más profundo.

—¿Sacrificio? —preguntó Ronald, sus ojos se llenaban de una mezcla de curiosidad y precaución—. ¿Qué tipo de sacrificio estamos hablando?

Eldric asintió, como si la pregunta de Ronald fuera el preludio de una conversación que había esperado tener por mucho tiempo.

—El sacrificio más grande no es el de tu vida, ni el de tus habilidades, ni siquiera el de tus ambiciones —respondió Eldric—. Es el sacrificio de uno mismo por el bien de los demás. De renunciar a todo lo que podrías haber sido o haber tenido, para asegurar el bienestar de otros. Es, en su núcleo, el sacrificio de tu propia identidad, de tu propia esencia, para construir un nuevo mundo. Eso es Imperium. No el control que impone, sino el acto de crear algo a partir de nada, a costa de ti mismo. Lo que tú das, permite que los demás florezcan.

Ronald permaneció en silencio por unos momentos, procesando las palabras de Eldric. Había dejado muchas cosas atrás en su vida: a su esposa, a su hijo, y a la tranquilidad de una vida normal. ¿Todo por qué? ¿Por poder? ¿Por aventura? Ahora, estaba empezando a preguntarse si había tomado esas decisiones bajo la noción equivocada de sacrificio.

—¿Entonces, Imperium no es necesariamente gobernar o controlar? —preguntó Ronald, con una nota de incredulidad en su voz recordando el cuadro de Daster en su castillo.

Eldric negó suavemente con la cabeza.

—No, Ronald —respondió el hada, su tono estaba suave, pero definitivo—. Imperium es la capacidad de empezar de nuevo, de construir sobre la base del sacrificio. Y no todos están dispuestos a pagar ese precio. Muchos piensan que el poder se trata de tomar, de conquistar. Pero el verdadero poder, el que cambia el curso del mundo, es el que se da. Es la voluntad de renunciar a lo que más amas, a lo que más valoras, por un bien mayor.

Esencias Mágicas [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora