51.Los Icebrook

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A lo largo de los pasillos del santuario, se encontraban restos de esculturas y estatuas que alguna vez adornaron sus paredes. Sin embargo, muchas de ellas estaban rotas y desmoronadas, yacían dispersas por el suelo en pedazos.

El suelo del santuario estaba cubierto de una gruesa capa de hielo y nieve, creando un ambiente frío y resbaladizo. Aquí y allá, pequeñas flores de hielo florecían entre las grietas, un recordatorio de la belleza que alguna vez adornó este lugar sagrado.

A pesar de estar en ruinas, el santuario aún irradiaba una sensación de majestuosidad y misterio. Era como si las paredes mismas estuvieran impregnadas con la esencia divina de la diosa Glacies, recordando a los visitantes la importancia y la antigüedad de este lugar sagrado.

Lia, Richard y Daphne caminaron con reverencia por los pasillos del santuario, reflexionando sobre su significado y su historia. Sabían que este lugar contenía secretos antiguos y poderosos, y estaban decididos a descubrirlos, sin importar los peligros que pudieran enfrentar en el camino.

—Dapne...

—Dime.

Richard volteó con la mujer y con toda seriedad le hace la siguiente pregunta.

—Si el santuario de la diosa Glacies esta presente, entonces ¿existe un santuario de los tenebris...?

Dapne bajó la mirada y la apartó, Lía daba a entender que no estaba prestando atención mientras intentaba traducir las leyendas de las estatuas.

—No sabemos dónde se encuentra, pero confirmo tu pregunta.

Mientras exploraban las ruinas del santuario, una voz familiar resonó entre los pasillos del templo en ruinas.

—¡Lia! ¡Richard! ¿Qué están haciendo aquí? —exclamó una voz emocionada.

Los tres se voltearon para ver a Kenny, el deportista de Fireball, acercándose a ellos, con un par de peces en la mano y un cubo lleno de hielo a su lado. Kenny, el hermano menor, era un joven musculoso con el cabello oscuro rizado y los ojos azules, vestido con ropa abrigada adecuada para el clima frío.

—¡Kenny, qué sorpresa encontrarte aquí! —exclamó Richard con una sonrisa —¿Cómo ha ido la pesca?

—¡Fantástico, como siempre! —respondió Kenny con entusiasmo. —He atrapado un par de truchas de arroyo y algunos salmones plateados. ¡El lago estaba lleno de ellos hoy!

Daphne asintió con agradecimiento —suena delicioso, Kenny, pero creo que preferiríamos no interrumpir tu cena. Tal vez deberíamos volver a la posada.

Kenny sonrió y negó con la cabeza —¡Nada de eso! ¿Por qué no vienen a casa conmigo? Mi mamá preparará una cena increíble con estos peces frescos.

Richard y Lia intercambiaron miradas y la chica le dio el "si" ya que notó mucho entusiasmo en la cara de Richy —¡Suena genial, Kenny! Estaremos encantados de unirnos a ti.

Daphne sonrió y asintió —En ese caso, me despediré aquí y nos vemos mañana. Disfruten de la cena, chicos.

Con eso, Daphne se despidió del grupo y se encaminó de regreso a la posada, mientras Lia, Richard y Kenny se dirigían hacia la casa de los Icebrook, compartiendo historias y risas en el camino.

La casa de los Icebrook se alzaba en el extremo norte del pueblo, cerca del borde del bosque que rodeaba Glaciora. Era una construcción sólida y acogedora, hecha principalmente de madera oscura y piedra, que se mezclaba perfectamente con el paisaje helado que lo rodeaba.

A medida que Lia, Richard y Kenny se acercaban, pudieron ver las luces cálidas que brillaban a través de las ventanas, dándole a la casa un aspecto acogedor y hogareño. El sonido de la risa y el bullicio se filtraba desde el interior, indicando que la familia estaba reunida y disfrutando de su tiempo juntos.

Esencias Mágicas [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora