14.Una Gran Agonía

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— ¿Te digo algo, Richard? —comenzó Lizardi con un tono eufórico—. El sacrificio por los seres queridos es como... como... ¡una cebolla! Sí, capas y capas de lágrimas, pero al final, todo vale la pena.

Richard lo miró, confundido pero intrigado—. ¿Una cebolla? ¿De verdad?

— Sí, sí, una cebolla —respondió Lizardi, asintiendo vigorosamente—. Piensa en los pingüinos. Ellos atraviesan largas distancias en el frío, enfrentan tormentas y depredadores, todo para asegurarse de que sus crías tengan comida. ¡Eso es sacrificio!

Richard frunció el ceño, tratando de seguir la lógica—. Entonces, ¿el sacrificio es como ser un pingüino con una cebolla?

— ¡Exacto! —exclamó Lizardi, riendo—. No tiene sentido, ¿verdad? Pero es hermoso en su propia manera. Es hacer algo grande, aunque parezca pequeño y absurdo a los ojos de los demás.

Richard sonrió, comprendiendo la esencia detrás de las palabras—. Creo que entiendo. Como cuando un pájaro pequeño se enfrenta a un gato gigante para proteger su nido. No tiene ninguna posibilidad, pero lo hace de todas formas.

— ¡Sí! —dijo Lizardi, con los ojos brillando—. Y eso, mi joven amigo, es lo que te hace grande. No los poderes ni las habilidades, sino el corazón dispuesto a sacrificarse por los que amas. Como... ¡un escarabajo empujando una pelota de estiércol!

Richard no pudo evitar reírse—. Un escarabajo, ¿en serio?

— ¡Sí, sí! —respondió Lizardi, con una sonrisa amplia—. Ese pequeño escarabajo pone todo su esfuerzo en empujar esa bola, sin importar lo que piensen los demás. Hace su trabajo con dedicación, por su familia, por su supervivencia. ¿Entiendes lo que quiero decir?

Richard asintió, con su expresión más seria ahora—. Creo que sí. No importa lo pequeño o insignificante que parezca, el valor del sacrificio está en la intención y el amor detrás de él.

Lizardi lo miró con una mezcla de orgullo y alegría—. Exactamente. Y tú, Richard, con todo tu poder, estás empezando a entenderlo. No es solo luchar con fuerza, sino hacerlo por quienes amas, con todo tu corazón. Como... como...

— ¿Una ballena saltando en el océano? —sugirió Richard, riendo un poco.

— ¡Sí! —gritó Lizardi, emocionado—. Una ballena saltando en el océano, llena de gracia y poder, mostrando su magnificencia. Así es el sacrificio, Richard. Grande, hermoso y lleno de propósito.

De repente, un sonido extraño interrumpió su conversación. Richard y Lizardi se detuvieron, mirando a su alrededor con cautela.

— ¿Escuchaste eso? —preguntó Richard, tensándose.

Lizardi asintió, su expresión estaba cambiando a una de alerta—. Parece que tenemos compañía.

Los dos se pusieron en guardia, preparados para enfrentar lo que fuera que se acercaba en el sombrío bosque gris. La conversación sobre el sacrificio quedaba atrás mientras se enfocaban en el peligro inminente, pero las palabras de Lizardi resonaban en la mente de Richard, dándole fuerza y determinación.

El viento dentro del sitio pareciese implorar libertad, la tierra gris vibró y los dos se comenzaron a asustar, viendo a todos lados pensando que era lo que iba a pasar.

— ¡¿Qué rayos?, Richard!
— ¡No tengo idea!

Del suelo brotaron ramas que no tardaron en formar un golem embrujado de madera, Richard lo observo con miedo y en una fracción de segundo tomo a Lizardi de la cintura alejándolo de la criatura, entonces el golem hizo estirar sus ramas para embestirlos, pero estaban considerablemente alejados del peligro.

Esencias Mágicas [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora