Chester, que hasta ahora había estado con su libreta en la mano, cerró el cuaderno y cruzó los brazos mientras se volvía hacia Todder.
—Hablando de buenos tiempos, Todder... —dijo Chester, con una sonrisa traviesa—. La Corsa Della Furia está por comenzar en unos días. Sabes de lo que hablo, ¿no?
El rostro de Todder cambió ligeramente, endureciéndose con determinación.
—Claro que sé de lo que hablas.
Chester asintió.
—No es cualquier carrera. ¿Estás listo?
Traviss se inclinó hacia adelante, con una expresión conspiratoria.
—Hemos estado trabajando en algo especial para ti, Todder. Este año, vamos a ganar.
—¡Tienes que manejar! —dijo Rogger, sacando una vieja llave del bolsillo de su delantal—. Y no aceptaré un no por respuesta.
Todder, sin perder su tono confiado, arqueó una ceja.
—¿Manejar? Como si alguna vez hubiera dudado en hacerlo.
—No es solo manejar, Todder —agregó Chester, su voz tomó un tono más serio—. Este es el Circuito Dimterra, las minas abandonadas, los túneles. Este año la competencia es más feroz. Los mejores Bloodfire estarán ahí, y necesitamos que demuestres lo que sabes.
Lía, que había estado escuchando la conversación, soltó un resoplido.
—¿Más feroz? ¿Por qué siento que no me cuentas algo, Todder?
Todder se giró hacia su hermana, con una sonrisa traviesa.
—Porque no me has visto en una carrera de verdad, Lía.
Chester asintió con seriedad, y luego su rostro se iluminó con una sonrisa.
—Así que, ¿Qué dices, Todder? ¿Estás listo para demostrar lo que vales en la Corsa Della Furia?
—¿Listo? —Todder echó un vistazo a sus amigos, a Lía y finalmente a Orión, que lo miraba con curiosidad—. Estoy más que listo.
El cielo de Pyronia había comenzado a oscurecer, llenando la ciudad con sombras profundas que se alargaban entre las callejuelas industriales y las chimeneas aún humeantes. Los hermanos caminaban juntos hacia la casa que alguna vez fue su hogar, la casa que habían heredado tras la muerte de sus padres. El exterior estaba polvoriento y las ventanas parecían vacías, como si hubieran sido olvidadas por el tiempo. Ninguno de los dos había visitado ese lugar en años.
Todder detuvo su paso frente a la puerta oxidada, entrecerrando los ojos mientras una extraña mezcla de nostalgia e incomodidad lo envolvía.
—No sé por qué, pero no quiero entrar ahí solo —admitió Todder, con una sonrisa débil, su voz resonaba en la tranquila calle.
Lía, al lado de él, cruzó los brazos, tratando de ocultar su propio nerviosismo. Sabía que ambos compartían el mismo sentimiento.
—Yo tampoco. Se siente raro... demasiado vacío. Pero juntos está bien —respondió Lía, mirándolo de reojo.
Los dos hermanos intercambiaron una mirada que decía más de lo que cualquiera de ellos podría poner en palabras. A su lado, Orión, el gato, dio un pequeño ronroneo antes de saltar hacia la puerta y maullar con impaciencia, como si dijera: "¿Van a entrar o no?".
—Sí, sí, ya vamos —murmuró Lía, soltando un suspiro mientras empujaba la puerta, que se abrió con un crujido, como si el mismo hogar respirara por primera vez en años.
ESTÁS LEYENDO
Esencias Mágicas [Completa]
FantasySumérgete en un mundo donde los hilos del destino están tejidos con hechizos ancestrales y secretos oscuros. En 'Esencias Mágicas', la magia cobra vida de manera asombrosa, entrelazando las líneas entre el bien y el mal. En un reino donde la magia e...