98.Viejos Amigos

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Lía bajó la mirada, asintiendo, sabiendo que él tenía razón, pero con una paz que ahora la envolvía. 

—Nadie espera que lo dejes atrás, Todder. Ni siquiera yo. Solo quiero que sepas que no tienes que enfrentarlo solo. Nunca tuviste que hacerlo, aunque siempre creíste que era tu responsabilidad.

—Siempre fue diferente para ti —dijo Todder en voz baja, su tono estaba ya sin resentimiento, solo un reconocimiento honesto—. Mamá y papá te protegían de todo. Yo... yo siempre fui la oveja negra. El que hacía todo mal. Y cuando los perdimos... cuando los sometieron a Shadow's Destiny, no pude hacer nada. Se suponía que debía protegerlos, pero no lo hice. No pude.

Lía dejó de comer por un momento, sintiendo que su hermano, por primera vez, estaba hablando desde un lugar genuino. 

—No podías hacer nada, Todder. Ninguno de nosotros podía. Y no era tu responsabilidad protegernos a todos. No era tu culpa. Está bien.

Los dos se quedaron en silencio, dejando que esas palabras se asentaran en el aire. La aceptación, lenta pero segura, estaba empezando a tomar forma. La realidad de lo que habían vivido, de lo que les había pasado, era innegable, pero ya no pesaba tanto como antes. Había algo en su cercanía, en su capacidad de hablar de esos temas sin el odio o la rabia que había dominado la noche anterior, que los hacía sentirse más ligeros.

—Tal vez... —comenzó Todder, mirando a su hermana por primera vez en esa mañana con una mirada más suave— tal vez no tenga que llevar esta carga todo el tiempo. No solo... no solo yo.

Lía sonrió, una sonrisa cálida y sincera, algo que hacía tiempo que no le mostraba. 

—No, no tienes que hacerlo. Ya no. Somos familia, Todder. No eres solo "el hermano problemático" o "la oveja negra". Eres mi hermano. Y no voy a dejar que te hundas solo en esto.

Todder dejó escapar una risa suave, aunque seguía siendo amarga, pero había algo más en ella. Algo más real. 

—Nunca fuiste buena para estas cosas, ¿sabes? Aceptarlo y seguir adelante.

—Oh, lo sé. Y no me malinterpretes, no estoy diciendo que ahora sea perfecta. Solo... quiero que los dos tengamos la oportunidad de seguir adelante, aunque sea difícil.

El silencio volvió a caer, pero esta vez era un silencio pacífico. Ambos terminaron de comer los conejos en calma, y mientras recogían sus cosas para seguir su camino a Pyronia, Todder hizo algo que no había hecho en años. Tocó el hombro de Lía con una suavidad que no pertenecía a su personalidad explosiva.

—Gracias por venir. Quizá nunca te lo diga de nuevo, pero... gracias.

Lía lo miró, y por primera vez en mucho tiempo, no respondió con sarcasmo o ironía. Solo asintió, mostrando que entendía, que no necesitaban más palabras.

Con el campamento desmantelado y la mañana clara ante ellos, Todder y Lía comenzaron a caminar juntos hacia lo desconocido. Ya no eran los mismos que habían sido la noche anterior, pero tal vez, solo tal vez, estaban en el camino correcto hacia algo mejor. Algo que ambos sabían que nunca sería perfecto, pero que ahora podían enfrentar juntos.

. . .


Días después, Lía fue a Pyronia, Todd se reuniría con unos amigos, el viaje les ayudó para que pudiera conocer a Orión y contarle cómo fue que se volvió su familiar, la sinergia de los dos parecía del destino, el sarcasmo y los chistes constantes entre Orión y Todder eran naturales, nunca había existido una relación amistosa tan espontánea.

El deslizador se movía suavemente por las calles de Pyronia, su motor impulsado por la magia Bloodfire emanaba un cálido y constante resplandor. Las estructuras industriales de la ciudad se levantaban imponentes a los lados de la carretera, llenas de chimeneas humeantes y maquinaria ruidosa, mientras al otro lado, el Parque de Cenizas, el único pulmón verde de la ciudad, ofrecía un alivio visual con su brillante vegetación.

Esencias Mágicas [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora