59.Escarmientos Y Pérdidas

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Después de comenzar a seguirle le preguntó la fecha en la que estaban, y al saberlo, concluyó que estuvo cinco meses y tres semanas en el bosque de hojas azules.

-Veo que hay muchos monjes aquí, ¿con qué objetivo meditan?

-Buscan el gris definitivo.

-¿El gris definitivo?

-Pronto lo sabrás, cuando lleguemos.

-¿A dónde me llevas?

-A la biblioteca de Hydralis, y tú te estás llevando, yo no.

La biblioteca principal del templo de los monjes de Hydralis era un lugar de sabiduría y serenidad, un refugio de conocimiento oculto entre las maravillas arquitectónicas de la ciudad. Situada en una sección tranquila del santuario, la biblioteca era accesible a través de un puente de piedra que cruzaba un arroyo cristalino. Este puente conducía a una entrada imponente, enmarcada por columnas talladas con motivos acuáticos y adornada con relieves de criaturas marinas.

Al entrar, Richard se encontró en un vasto salón cuyas paredes estaban cubiertas de estanterías de madera oscura, llenas de libros antiguos y pergaminos cuidadosamente enrollados. Las estanterías se extendían hasta el techo abovedado, que estaba decorado con frescos de cielos despejados y mares en calma, iluminados por la luz natural que se filtraba a través de vitrales de colores. Estos vitrales representaban escenas de la historia y la mitología de los Aquamoon, con figuras de sabios monjes y guardianes acuáticos.

El suelo de la biblioteca estaba cubierto con alfombras suaves y acogedoras, sus patrones estaban reflejando las corrientes de los ríos y los remolinos del océano. Aquí y allá, pequeñas mesas de lectura estaban dispuestas estratégicamente, cada una acompañada de cómodas sillas acolchadas. Sobre las mesas, lámparas de aceite de cristal proyectaban una luz suave y cálida, creando un ambiente ideal para la concentración y el estudio.

En el centro de la biblioteca se alzaba una fuente de agua, cuya base estaba tallada en mármol blanco y adornada con gemas azules que destellaban a la luz

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En el centro de la biblioteca se alzaba una fuente de agua, cuya base estaba tallada en mármol blanco y adornada con gemas azules que destellaban a la luz. El sonido relajante del agua que estaba fluyendo proporcionaba una banda sonora constante que ayudaba a calmar la mente y fomentar la meditación. Alrededor de la fuente, había asientos en forma de bancos curvados, donde los monjes a menudo se sentaban a leer o a contemplar en silencio.

Las secciones de la biblioteca estaban organizadas meticulosamente, con cada estantería etiquetada con placas de bronce que indicaban las temáticas de los textos. Había secciones dedicadas a la historia de Hydralis, tratados sobre la magia del agua, estudios sobre la meditación y el control de las emociones, y escritos sobre la naturaleza y la filosofía de la vida. En una sección más reservada, protegida por barreras mágicas discretas, se guardaban los textos más antiguos y valiosos, incluyendo pergaminos que contenían secretos de la magia y el conocimiento ancestral de los Aquamoon.

Monjes de todas las edades se movían silenciosamente por la biblioteca, algunos consultando textos, otros susurrando entre ellos en conversaciones serenas y reflexivas. La atmósfera era de respeto y veneración por el conocimiento, y cada visitante sentía una profunda conexión con el legado de sabiduría que la biblioteca albergaba. Para Richard, este lugar representaba una oportunidad para encontrar respuestas y guiar su camino en medio de la turbulencia interna que lo aquejaba.

Esencias Mágicas [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora