87.Danity, Detective Privada

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Al día siguiente de recibir la visita inesperada del concejo en su casa, Danity estaba decidida a encontrar respuestas. Su búsqueda la llevó hasta los campos donde el señor Cantoral, la última persona que vio a Rufus, estaba preparando su maquinaria para el plantío de la siguiente siembra en temporada. El viejo hada, de altura comparable al de una estufa, trabajaba afanosamente, ignorando a Danity y sin levantar la vista. Su sudoroso rostro y sus manos temblorosas dejaban claro que estaba inquieto y ansioso.

—Señor Cantoral, necesito hablar con usted —dijo Danity, acercándose con determinación.

—No tengo nada que decirte, niña. Estoy ocupado —respondió el señor, sin detener su labor. Danity, de altura similar al de un peluche mediano, voló frente a él, impidiéndole ignorarla. Sus ojos brillaban con insistencia.

—Esto es importante. Se trata de Rufus. 

El viejo hada se detuvo un momento, abrió los ojos y tragó saliva, pero luego de dar un amplio suspiro siguió trabajando, tratando de desviar la conversación.

—Ya te dije que no sé nada. Déjame trabajar. Me estas incomodando.

—No puedo hacer eso —insistió Danity, alzando la voz—. Sé que usted fue la última persona que lo vio. Tiene que haber algo que pueda decirme. 

Cantoral suspiró pesadamente otra vez, su rostro se tornó aún más pálido.

—Mira, niña, no es asunto tuyo. Lo mejor es que te alejes de esto. 

Danity no se dejaba intimidar. Voló más cerca, casi al nivel de su rostro, forzando a Cantoral a mirarla a los ojos.

—No me iré hasta que me diga lo que sabe. Rufus es mi amigo y está en peligro. Por favor, ayúdeme a encontrarlo. 

El señor Cantoral frunció el ceño, claramente perturbado, meneando la cabeza en señal de negación.

—Estás jugando con fuego, niña. Los del concejo no son de fiar. Te lo digo por tu bien, mantente alejada.

—¿Qué le dijeron los del concejo? —preguntó Danity, sin dar marcha atrás—. Necesito saberlo. 

El viejo hada apretó los labios, estaba dando información poco a poco, su mirada se llenó de un temor profundo, decidió contarle, aun que con la voz titubeante.

—Me dijeron que nunca hablara de esto, bajo amenaza. No entiendes a lo que te enfrentas.

—Entonces, dígame algo que pueda ayudarme —presionó Danity—. No puedo quedarme de brazos cruzados mientras mi amigo corre peligro. Usted sabe algo, ¿verdad? 

Cantoral la miró fijamente, su resolución se tambaleaba bajo la intensidad de la joven hada.

—Está bien, pero será lo último que te diga. Me enteré que Rufus estuvo en una bodega... a las afueras de la zona nostóloga. No sé más, solo eso. Los del concejo me lo dijeron y me pidieron que nunca hablara de ello. 

Danity asintió, sabiendo que había logrado obtener una pieza crucial de información. 

—Gracias, señor Cantoral. No se preocupe, seré cuidadosa. 

El viejo hada volvió a su trabajo, claramente aliviado de que la conversación hubiera terminado, mientras Danity volaba alejándose, con el peso de la nueva información y el peligro que sabía que enfrentaba, después de hablar con el señor Cantoral siguió preguntándose ¿por qué los del concejo lo amenazaron tanto por un simple robo de hongos de temporada? Danity estuvo sobre pensando mucho las cosas, realmente no quería que le faltara nada de herramientas para escabullirse en esa dichosa bodega, ¿linternas? ¿algún antifaz? no sabía tampoco en qué lugar buscar, pero conocía la zona nostóloga como la palma de su mano.

Esencias Mágicas [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora