88.Misterio Y Rescate

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La escena cambió a la zona de comercio, estaba anocheciendo y la dueña del puesto de alimentos estaba recogiendo sus productos, había terminado de llover. Danity y Vitaly se encontraban en la esquina del mercado, bajo la tenue luz de un farol parpadeante, listas para interrogar a la señora Legumbres Ferales. Su puesto de frutas y verduras estaba abarrotado de coloridas mercancías, no se veían por la perspectiva blanco y negro, la atmósfera era pesada y tensa, como sacada de una novela de detectives de antaño. La señora Ferales, una hada robusta con mejillas sonrosadas y ojos vivaces, les observó con desconfianza mientras quitaba manzanas de una pirámide perfecta. Danity, con una seriedad digna de un agente secreto, se acercó a la vendedora.

—Buenas noches, señora Ferales —dijo Danity, ajustándose su sombrero —. Tenemos algunas preguntas sobre el paradero de Rufus. La señora Ferales resopló y continuó con su tarea.

—No tengo nada que decirles, jovencitas. Estoy ocupada. 

Un tonado de jazz cubrió el ambiente, Vitaly estaba realizando su máximo esfuerzo por no reírse por lo gracioso y divertido que era este sueño. Danity sonrió de lado, acercándose más.

—Ah, pero verá, este no es un asunto que se pueda ignorar. Rufus es importante para nosotros, y sabemos que usted tiene información. 

Después de su argumento siguió manteniendo un semblante serio, miró a su alrededor como si esperara que algún villano se escondiera entre las zanahorias.

—Por favor, señora Ferales. Es mi hermano. Necesito saber dónde está. —Vitaly intentó concientizar a la señora. 

La vendedora suspiró y dejó caer un par de manzanas al suelo, brindando una escena de suspenso.

—Ya les dije que no sé nada. Ahora, si me disculpan, tengo trabajo que hacer. 

Danity no se inmutó. En lugar de eso, comenzó a examinar una cebolla como si fuera una pista crucial en un caso de espionaje.

—¿Está segura, señora Ferales? —preguntó con voz grave—. Porque sabemos que Rufus habló con usted antes de desaparecer. 

La señora Ferales levantó una ceja, claramente nerviosa. Danity, con un toque dramático, dejó la cebolla y se acercó aún más para inducir presión.

—¿Qué tal si hacemos esto fácil para todos? —sugirió Danity, con una voz que bajaba a un susurro conspirativo—. Cuéntenos lo que sabe, y nadie más tendrá que saber de esta conversación. 

La vendedora comenzó a sudar, su rostro mostraba signos de estrés. Se frotó las manos en el delantal, buscando una salida.

—Está bien, está bien —cedió finalmente—. Pero no pueden decir que yo les dije nada. 

Vitaly asintió amablemente— Lo prometemos. Solo necesitamos saber dónde fue. 

La señora Ferales miró a su alrededor, asegurándose de que nadie más escuchaba, y luego se inclinó hacia ellas.

—Rufus me dijo que iba a robar los hongos del señor Vincent. Eso es todo lo que sé. Danity arqueó una ceja.

—¿Hongos, dice? Interesante... 

La música con saxofón sonó de una manera victoriosa. Vitaly, conteniendo una risa nerviosa, tomó la mano de Danity.

—Gracias, señora Ferales. No diremos nada. 

Se despidieron de la vendedora, que parecía aliviada de verlas marchar. Mientras se alejaban, Danity no pudo evitar hacer un comentario en tono teatral.

—Otro caso resuelto, compañera. Ahora, a por esos hongos...

Vitaly soltó una risa, y las dos se adentraron en la noche, listas para su próximo interrogatorio. 

Esencias Mágicas [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora