54.La Maldición De Gladius

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Richard quedó en total parálisis ante tan imponente persona, sin embargo, debido a que se quedaron unos minutos viéndose, el joven asumió que él no quería hacerle daño por iniciativa propia.

-¡El libro que se robó esa persona es importante para la biblioteca!

Los piratas escucharon lo que dijo Richard y les recorrió un escalofrío por todo el cuerpo. El jefe de armas dio un paso al frente de forma agresiva.

-¡Qué tonterías estas diciendo, niño! ¿¡Tienes alguna idea de con quién te estás hablando!? ¡¡Demuestra más respeto ante Gladius!!

El capitán solo levantó su mano, a continuación, el del caballo le entregó el libro. El joven sabía que ese libro contenía conocimientos poderosos y antiguos, y no podía permitir que fuera destruido. Con el ceño fruncido, Richard se preparó para intervenir, pero antes de que pudiera moverse, el capitán chasqueó sus dedos y el libro estalló en llamas.

Un grito de sorpresa escapó de los labios de Richard mientras veía cómo el libro se consumía rápidamente, convirtiéndose en cenizas que se dispersaron en el aire. El corazón del joven se llenó de desesperación al presenciar la destrucción del conocimiento que tanto buscaban.

Sin pensarlo dos veces, Richard se lanzó hacia adelante, con la intención de detener al capitán. Pero en un movimiento rápido y fluido, Gladius se defendió, esquivando el ataque de Richard con una habilidad experta. No lo atacó, pero su gesto era suficiente para detener al joven.

-¡Si me atacas no me contendré! -sentenció Gladius con voz profunda y autoritaria, deteniendo a Richard con un gesto de su mano, los piratas estaban horrorizados por la insolencia que había cometido el muchacho.

Richard apretó los dientes, frustrado por su impotencia. Sabía que enfrentarse al capitán sería una tarea casi imposible, pero no podía quedarse de brazos cruzados mientras veía cómo el conocimiento se perdía en el fuego.

-¡Deja de jugar y devuélveme el libro! -exigió Richard, desafiante.

Gladius blandió su espada de un tajo y un grito de angustia resonó en el aire. Era Daphne, quien había llegado corriendo hasta ellos, preocupada por la situación. Richard se giró para mirarla.

La espada de Gladius, imbuida con magia oscura, brilló con un fulgor siniestro cuando el capitán la blandió en un movimiento rápido y certero. Richard apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando vio el filo de la espada acercarse peligrosamente hacia Daphne.

-¡No! -gritó Richard, horrorizado, pero era demasiado tarde.

El filo de la espada la rozó, hiriéndola gravemente. El contacto con la espada de Gladius activó una maldición antigua que envolvió a Daphne en un aura sombría. La mujer cayó al suelo, inconsciente, con un rostro pálido y respiración débil.

Richard se lanzó hacia Daphne, sintiendo el peso de la culpabilidad en su pecho. Había fallado en protegerla, y ahora su amiga estaba herida por su causa. Recordó el desprecio que Bleysi sentía por él, y que talvez lo que ella le dijo en la jefatura de los Émber no era exageración. Mientras la sostenía entre sus brazos, la maldición comenzó a manifestarse, envolviendo a Daphne en una neblina oscura que parecía absorber su vida lentamente.

-¡Daphne, despierta! -exclamó Richard, sacudiéndola con desesperación, pero la joven permanecía inmóvil.

Gladius observó la escena con una expresión impasible, sin mostrar arrepentimiento por sus acciones. Era un pirata cruel y despiadado, ajeno al sufrimiento que causaba.

Richard sabía que no podía quedarse más tiempo. Con un último vistazo al capitán, juró venganza por lo que había hecho. Con cuidado, levantó a Daphne en sus brazos y se preparó para huir del lugar.

Esencias Mágicas [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora