29.Amargura Matinal

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Eran las ocho y veinticinco de la mañana, la luz del sol apenas estaba acariciando la ventana del cuarto, el bosque había enviado unos hermosos y dulces pájaros al balcón perteneciente a esa habitación, todo pintaba para ser un día fantástico.

En el cuarto se lograba distinguir los relieves de una persona tapada entre sabanas en su cama, sintió en sus parpados cerrados como la luz del sol lo invadía, cerró los ojos con fuerza y dándole la espalda a la ventana continuó durmiendo, intentado conciliar de nuevo el sueño escuchó a lo lejos el sonido de pajaritos cantando. Sin ver pero apuntando a la ventana, abrió su mano derecha, comenzó a crearse una bola de luz, que al alcanzar un tamaño mediano prosiguió a lanzarla, antes de impactar con la ventana, su mano izquierda hizo un ademan y las ventanas se abrieron, dejando salir a la bola de energía, una vez chocando con el balcón, irradió una luz y dejo ciegos a los pajarillos por unos segundos, se fueron del sitio, revolotearon dándose golpes con las paredes y árboles de lo aturdidos que estaban.

Después de ello, Maddy, la superior de los Seedwood tocó amablemente la puerta un par de veces.

— Espero que ya estés despierto, jovencito, los pajaritos no tienen la culpa de tu amargura matinal.

El joven se quitó la sábana del rostro y tragando saliva, como si le doliera, abrió lentamente los ojos, se limpió la baba que embarraba de su labio hasta su mejilla, se sentó en la cama, su cabello estaba hecho un huracán, con sus manos se agitó el cabello y le dio su toque personal, seguía despeinado, pero estaba despeinado a propósito, para él funcionaba.

Se quitó por completo la sabana y tendió sus piernas en la orilla de la cama, estiró sus brazos y de inercia salió un bostezo profundo que lo hizo sacar una pequeña lágrima de su ojo izquierdo. Arrimó la punta de sus pies a las botas que estaban debajo, con los ojos cerrados del sueño y con toda la energía que pudo, se puso las botas, para volver a dejarse caer a la cama y descansar un poco más.

— Sí, sí, ya estoy despierto, en 2 días de sueño salgo.

Maddy escuchando del otro lado de la puerta, echó una pequeña risita y negando con la cabeza agregó.

— Hoy hay panqueques para desayunar, y después vamos al bosque, hoy es el cumple-décadas de Toru.

Los sátiros celebraban cada diez años una fiesta igual a la que los humanos hacen anualmente, para ellos es demasiado pronto elaborar una fiesta cada año, y como su esperanza de vida es casi cinco veces mayor a la de los humanos acordaron mantener esa tradición.

Richard estos años ha estado muy apagado, con la ausencia de Daster y el miedo constante que experimenta en sus pesadillas, la luz de sus ojos se mudó para jamás volver, dándole una actitud conflictiva, objetiva y siempre cortante, con un toque renegón y decir más sarcásmo que palabras.

El chico solo rodeó los ojos y seguía comiendo sus panqueques. Maddy sabía que algo en él se había desvanecido, algo que tal vez regresaría si supiera quien fue la persona que lo salvó de aquella deidad, pero quiso aguardar ese dato y decírselo cuando llegue el momento.

— Solo recuerda que tenemos que ir a dejar a la correspondencia el paquete para mamá...

Su madre se había distanciado. Decidió despedirse de su hijo y emprendió un viaje de autoexploración, ya van dos años desde que eso pasó, richy ya tenía 21 años, desde que le quitaron los poderes de lux carrier habían pasado seis años, tuvo el tiempo suficiente para graduarse de la academia, ya que por su familia aun tenía un gramo de arena de esencia de los Starlight, pudo convertirse en un hechicero sin problema, pero sin ninguna motivación. Ahora vivía con Maddy y frecuentaba a las superiores de las demás disciplinas de la academia.

Lía, por otra parte, decidió ir a vivir con Bleisy a los terrenos de los Bloodfire, al principio fue muy difícil, pero terminaron siendo buenas compañeras.

— Claro que si, cariño —respondió Maddy.
La entrada del bosque estaba cubierta con muchos tipos de flores en forma de arco, ajonjes de montaña, anagallis, margaritas, dragoncillos, orquídeas y lirios. Había un puente que del arco de flores al bosque tenía rameras de rosas y girasoles, todo esto gracias al protector del bosque, Toru, que estaba por celebrar su década número diez.

— ¿Toru conoce a mucha gente, Maddy? digo, es que en cien años por mas sociópata o cerrado de relaciones que tengas es imposible no conocer una persona por año, y menos en este tipo de mundo mágico, que todo habla o tiene conciencia propia...

— Toru no invita a nadie a sus... fiestas, la gente que lo conoce y sabe la fecha de su celebración es bienvenida por él, a su edad uno se debe sentir cansado de contactar gente y que te abandonen después, ¿no crees?

— Bueno, en eso si tienes razón, que aburrimiento invitar a gente y que no asistan.

Se adentraron y seguían un sendero de luciérnagas que conducían al centro del bosque.

— No veo a mis compañeras cerca, seguro la mayoría no vendrá, espero que Neusi y Transper lleguen como mínimo.

— Yo, pues, tengo hambre, no veo el banquete servido y listo, iré a buscar algo por los arboles de frutos.

Metió las manos a la bolsa cangurera de su hoddie, y dando media vuelta se alejó de la mujer. El chico ya estaba un poco lejos cuando llegó Toru.

— Maddy, gracias por venir, sabes lo que significa.

— Es un placer, muchas felicidades Toru.

Los dos se dieron un abrazo muy generoso.

— Yo sé que no se pregunta, pero ¿qué tanta gente suele llegar?

Richard le había dado algo de curiosidad a Maddy— sinceramente... —responde Toru.

— ...Algunas veces hasta no venia nadie, no me quejo de que no vengan, me gusta adornar el bosque de vez en cuando.

La mujer sintió un poco de tristeza, pero mejor quiso darle su regalo— te traje un obsequio —.

— ¡Anda! ya me emocionaste, ¿qué es? —sacó un collar de una bolsita y se lo dio en la mano al sátiro— ¡un medallón de lirio! ¡me encanta! muy agradecido por portar algo de tu gusto, Maddy —los dos se dieron una cálida sonrisa.

Fueron forzados a disimular sus expresiones cuando vieron llegar a Richard con las bolsas llenas de frutos, y entre mordiscos y con la boca llena agregaba.

— Amo venir a tu bosque, Toru, tus frutas son las más dulces y deliciosas, me gustaría un pay de manzana con estas que encontré. Por cierto ¿cuántos años cumples, o décadas?

— Es mi décima década, cien años, que en madures de un sátiro y madures de un humano sería la misma madures que tu tienes.

— Oh... comprendo mucho entonces —terminó dando una risita y sonriendo con fruta entre los dientes, los demás se rieron también.

Al poco rato llegó Neusi y Transper, saludaron a los demás y tuvieron una merienda con las frutas que trajo richy, realmente pasaban un buen rato.

En las afueras del bosque se comenzó a distorsionar el plano cerca de un árbol, se formó un punto, creció a un círculo, inició a girar con un poco de rayos y estática que tocaban el exterior, agrandó su tamaño por unos segundos y del interior salió un nightmare, debido a que todos son distintos, éste era muy similar a un jabalí, con los ojos rojos y unas fauces anatómicamente imposibles, con colmillos y dientes de sable, secretando brea negra que al tocar el suelo derretía lo que tocaba, como ácido, devoraba todo lo que veía y perseguía lo que se moviera.

Se topó con un venado alfa, que éste no dudó en defender a su familia y ordenarles escaparan y buscaran a Toru.

Cuando los demás se fueron del sitio aparentemente el hocico de la bestia demoniaca no podía devorar al venado de un bocado, entonces el nightmare dio un gran salto y como si fuera cortado del cuello de forma vertical abrió su cuerpo a la mitad, como un libro, en el interior solo había sierras en forma de colmillos, cayó sobre el venado ingiriéndolo por completo, sólo se pudo escuchar el sonido de huesos machacarse y un grito que fue interrumpido al romperse el hilo de la vida de aquel venado.

Esencias Mágicas [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora