Con Amor, Hannah.

Capítulo 72: Caída Libre

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Había pasado tanto tiempo buscando respuestas, desentrañando el caos de lo que había ocurrido en la isla, pero en ese momento, el miedo y la incertidumbre se apoderaron de mí al pensar en revelarlo todo. Las piezas del rompecabezas que se habían acumulado a lo largo de los meses, los hilos entrelazados entre Mia, Violeta, y yo... y la pregunta que nunca me había atrevido a formular en voz alta: ¿Cómo reaccionaría Daniella?

Había sido una constante en mi vida desde que llegué a la isla. Aunque nuestras conversaciones a menudo se habían centrado en la rutina del hospital, no podía ignorar la conexión que sentía con ella. Un vínculo complicado, complicado porque había cosas que ni siquiera yo entendía de mí misma, pero que, de alguna manera, Daniella había estado allí, siempre cerca, siempre atenta.

Ese día, mientras el viento soplaba fuerte afuera, una tormenta parecía acercarse, y no solo en el clima. Aun con la sensación de que todo lo que había descubierto sobre Violeta Smith y su verdadera identidad me estaba arrastrando a una verdad que no podía ignorar, sabía que era hora de hablar con ella.

Me acerqué a la pequeña oficina de Daniella, sentada en su escritorio, con la luz tenue sobre su rostro mientras revisaba algunos documentos. Cuando me vio entrar, levantó una ceja, mostrando una leve sonrisa. —¿Puedo ayudarte en algo? —Su tono era cálido, como siempre, pero había algo más en su mirada, algo que no pude descifrar.

Cerré la puerta detrás de mí, caminando hacia su escritorio sin saber muy bien por dónde empezar. Pensé en cómo había comenzado todo: las pistas, los recuerdos, las tumbas, y la oscura verdad que parecía haber estado esperando a ser desvelada. —Tengo que contarte algo, Daniella —mi voz temblaba un poco, y no sabía si la incertidumbre era por lo que estaba a punto de decirle o por lo que implicaba en mi propia vida.

Ella me observó en silencio, sin decir nada, pero su expresión mostró que estaba lista para escuchar. Era como si ya supiera que algo estaba por cambiar, que las piezas finalmente encajarían. —No todo lo que piensas que sé es la verdad —comencé, tratando de ordenar mis pensamientos mientras una sensación de presión se apoderaba de mi pecho—. He estado investigando, desde que todo comenzó con Violeta Smith, y ahora sé algo que... no quiero creer, pero está aquí. Lo tengo frente a mí.

Daniella no dijo nada, pero sus ojos se entrecerraron, mostrándome una mezcla de preocupación y curiosidad. —¿De qué estás hablando? —preguntó finalmente, su tono bajo, como si tratara de ocultar una ligera tensión.

Respiré hondo, reuniendo el coraje que me había faltado durante tanto tiempo. Esta era la verdad, sin filtros ni escondites. —Violeta Smith... no es quién dice ser —dije finalmente, las palabras cayendo pesadas en el aire—. Su historia, su identidad, todo está construido sobre mentiras. Ella es Mia Jones, la hija de esa familia que vi en el cementerio. Los padres murieron de manera extraña, y el hermano, que debería estar allí, también está desaparecido. No hay rastros de ellos, nada que pueda confirmarlo. Y Violeta... o Mia, fingió su muerte. Desapareció y luego regresó con un nombre falso.

Daniella permaneció en silencio, sus ojos ahora más intensos, pero había algo en su comportamiento que me hizo dudar. Estaba encogida en su silla, sus dedos jugaban con el bolígrafo en su escritorio, un movimiento tan repetitivo que parecía ser un intento de mantener algo bajo control. Pero no lo noté, no hasta que su respiración se hizo un poco más rápida, más pesada. —¿Y tú crees que ella está involucrada en todo esto? —preguntó con voz más baja de lo habitual, como si cada palabra le costará un poco más. Me miraba fijamente, pero había algo extraño en su mirada, como si no quisiera que siguiera.