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¿Cuál es la diferencia entre el rosa y el morado? La verdad es que no lo sé. Había dejado de prestarle atención a los detalles como esos, a las pequeñas cosas que solían iluminar mis días. Los colores, poco a poco, habían desaparecido de mi vida, como si se hubieran desvanecido con la misma rapidez con la que las personas que los solían llenar ya no estaban. En algún momento, solían ser todo para mí, un recordatorio de quienes me rodeaban y me hacían sentir viva, como un reflejo de las relaciones que todavía me daban energía. Pero ahora... ahora, ya no hay nada.
Mi guardarropa, antes tan lleno de tonos vibrantes, ahora estaba colapsando bajo una paleta de grises, negros y algunos tonos oscuros, como si el propio color hubiera huido de mí, dejándome a solas con este vacío que no logro llenar. Y mi cabello, antes un refugio de expresiones y cambios, ahora está en su estado más natural en años, como una tela en blanco que no sabe a qué aferrarse. Ya no me acuerdo de la última vez que me sentí capaz de teñirlo de morado, ni siquiera de castaño. Quizás es porque Ryan ya no estaba para insistir en que el rosa me quedaría mejor para combinar con él. O tal vez, ya no importa. Él ya no está para observar cómo cambiaba, para compartir esas pequeñas opiniones que, aunque superficiales, me daban una sensación de cercanía.
Jaime solía bromear sobre mi estilo de ropa, llamándome "Raven" la de de Teen Titans, cuando me ponía algo que parecía salido de otro universo, algo que mostraba mi amor por los cómics y todo lo extraño que llevaba en el corazón. ¿Cuándo fue la última vez que me puse algo que me hiciera sentir que podría encajar en su mundo? Ahora ni siquiera me preocupa. Los colores, las prendas, los detalles que antes hablaban por mí, han quedado opacados por una capa de indiferencia.
Mis padres... los ecos de sus voces llenando la casa con recomendaciones sobre flores nuevas, esa forma especial que tenían de decirme qué colores traerían calma a mi vida, ya no resonaban en mis oídos. El pequeño jardín en casa estaba marchito, porque ellos ya no estaban para cuidarlo como lo hacían. Daniella, siempre tan llena de risa y vida, ya no llenaba mis espacios con su energía contagiante. Los momentos que compartimos, esos en los que me sentía rodeada de amor, de vida y color, ahora se han ido, desvanecidos como la brisa que arrastra las hojas secas.
Todo era... gris. Como si el mundo alrededor de mí hubiera perdido su paleta y yo me hubiera quedado atrapada en este paisaje de sombras. Los colores dejaron de ser parte de mí. O tal vez, fui yo quien los dejé ir, incapaz de sostenerlos en medio de tanto dolor y tanto vacío. No sé si es el resultado de los recuerdos, o simplemente el peso de la soledad, pero todo parece fundirse en un fondo gris que no puedo ni quiero cambiar. La luz, si es que alguna vez estuvo presente, parece haberse apagado.
Esos días, Andrea había estado más ocupada que nunca. Intentando ser un apoyo constante para mí, pero también cargando con la responsabilidad de gestionar la oficina frente a la mía. Podía ver cómo se esforzaba, cómo trataba de mantener el equilibrio entre su propio caos y mi dolor, pero algo me decía que ella también estaba perdiendo algo en ese proceso.
A pesar de que insistí varias veces, pidiéndole que me dijera qué estaba pasando, por qué tanto misterio, ella se mantenía firme. Había una puerta cerrada entre ambas, no solo en el espacio físico de las oficinas, sino también en nuestras conversaciones. Me preguntaba para quién estaba trabajando, por qué no me decía nada sobre ese asunto que tan claramente la mantenía ocupada. Pero no importaba cuán persuasiva fuera, Andrea simplemente sonreía de esa manera que tanto conocía, esa que trataba de esconder todo detrás de una fachada de calma.
—Es una sorpresa, Hannah —me decía cada vez que la presionaba. Su voz siempre tenía ese tono seguro, pero había algo en su gesto que no me convencía del todo.
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Con Amor, Hannah.
Novela JuvenilEn un mundo donde el amor y el desamor son dos caras de la misma moneda, Hannah se enfrenta a un corazón destrozado, marcado por recuerdos de pérdidas y promesas olvidadas. A través de cartas, ella desvela sus pensamientos más profundos y vulnerable...