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Ryan comenzó a alejarse más, y esta vez era imposible ignorarlo. Al principio fueron pequeñas cosas, como cancelar alguna que otra cita o tardar más de la cuenta en llegar a casa. Pero luego, se volvió mucho más evidente. Las noches sin él se volvieron más frecuentes, al igual que los mensajes que no respondía y las llamadas que me mandaba al buzón. Lo que antes había sido un amor constante y una conexión fuerte, ahora parecía desvanecerse en el aire, como si cada día que pasaba hubiera algo más grande alejándolo de mí.
Me encontraba caminando sola por la playa en la que solíamos sentarnos juntos, hablando de nuestros sueños y planes. Las olas golpeaban suavemente la orilla, pero la serenidad de ese lugar ahora me parecía irónica. Era el mismo escenario de tantas promesas, pero el vacío a mi lado era imposible de ignorar. En cada rincón de la casa, en cada calle que solíamos recorrer, la ausencia de Ryan era más palpable que nunca.
—¿Por qué no me contestas? —murmuraba para mí misma, revisando una vez más mi teléfono, viendo las llamadas perdidas que nunca devolvía.
Intentaba justificarlo en mi mente: "Está ocupado", "Está lidiando con algo difícil", "No quiere involucrarme". Pero el miedo comenzaba a instalarse en lo profundo de mi corazón. Sabía que algo más estaba pasando, y aunque quería desesperadamente mantenerme optimista, los signos eran demasiado evidentes para ignorarlos.
Una noche, después de otra jornada interminable en el hospital, volví a casa con la esperanza de encontrarlo esperándome, como solía hacerlo. Pero al abrir la puerta, el silencio fue lo único que me recibió. Dejé caer mis cosas sobre la mesa del comedor y me quedé parada allí, contemplando el vacío. Ni siquiera podía recordar la última vez que habíamos cenado juntos o simplemente hablado sin que el teléfono sonara interrumpiendo el momento.
Mi cuerpo se movió solo, como si el agotamiento emocional tomara control de mis pasos. Subí a nuestra habitación, encendí una lámpara en la esquina y me dejé caer en la cama. Me dolía, y no solo por su ausencia, sino por la confusión que se agolpaba en mi mente. ¿Qué había cambiado? ¿Por qué él se alejaba más y más?
Esa noche, mi mente no me dejó en paz. Miles de pensamientos y teorías circulaban, entremezclando con mis miedos más profundos. ¿Era culpa mía? ¿Había hecho algo mal? Pero entonces, en medio de toda esa incertidumbre, un pensamiento me golpeó con fuerza: quizás no se trataba de mí, sino de algo que él no podía controlar.
Y aunque traté de tranquilizarme, diciéndome que tal vez mañana todo sería distinto, que volvería a casa, que me llamaría, la verdad era que el vacío a mi lado seguía ensanchando más y más. Me di cuenta de que Ryan no estaba desapareciendo solo físicamente. Estaba alejándose de mí, de nosotros, de lo que habíamos construido. Y el miedo que antes había estado en segundo plano ahora se convirtió en una certeza abrumadora: algo muy oscuro estaba pasando, y yo no sabía cómo detenerlo.
Esa noche, cuando el insomnio ganó la batalla y los pensamientos no dejaban de arremolinarse en mi cabeza, decidí llamarlo. Era la tercera vez en la semana que intentaba hablar con él, pero esta vez no podía seguir esperando una respuesta que no llegaba. No quería pasar otra noche sin al menos escuchar su voz, aunque fuera solo por un momento.
El teléfono sonó una, dos, tres veces... y cuando ya me había resignado a que no contestaría, su voz se escuchó del otro lado. —¿Hannah? —dijo, pero sonaba apagado, distante, como si no quisiera hablar.
—Ryan... —empecé, sintiendo que el nudo en mi garganta crecía con cada palabra que intentaba formar—. Por favor, tenemos que hablar. Necesito que vuelvas a casa, que hablemos de lo que está pasando entre nosotros. No entiendo por qué te alejas, por qué ya no... —Las palabras se me escapaban, y mi voz temblaba.
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Con Amor, Hannah.
Novela JuvenilEn un mundo donde el amor y el desamor son dos caras de la misma moneda, Hannah se enfrenta a un corazón destrozado, marcado por recuerdos de pérdidas y promesas olvidadas. A través de cartas, ella desvela sus pensamientos más profundos y vulnerable...