Todo está lleno de disfraces

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La mañana siguiente en la enfermería, el trinar de las aves y la luz del sol despertaron a Snape, él no estaba acostumbrado a estas cosas ya que vivía en las mazmorras. Abrió los ojos lentamente para que la intensa luz no los lastimara y se desperezó, luego se sentó en la cama, giró el rostro hacia su derecha y sobre la mesita de noche divisó un pastel de chocolate en forma de caldero, su postre favorito, y junto a éste había un pedazo de pergamino en el que estaba escrita una nota con elegante caligrafía. Severus tomó la nota y leyó:

¡Despierta, perezoso! Espero que ya estés bien. Aquí te dejó un pastel en forma de caldero. En el gran comedor he notado que te gustan mucho. Cómelo, espero que te caiga bien.

Puso de nuevo la nota sobre la mesita de noche, preguntándose de quien había sido ese detalle, tal vez de Albus sin duda alguna, pero esa no era su caligrafía, pensó él, luego tomó su varita y con un encantamiento refrescó y limpió su boca tal y como si se hubiese cepillado los dientes; posteriormente se dispuso a comer aquel delicioso pastel en forma de caldero, en cuyo interior y simulando una pastosa poción, yacía una deliciosa crema de chocolate. 

La señora Pomfrey llegó en ese momento, él se apresuró a limpiar sus labios con una servilleta.

Ya veo que está mucho mejor, profesor Snape dijo a modo de saludo al tiempo que le ponía sobre la mesita de noche un vaso con leche—, me imagino que usted debe estar preguntándose quien le ha traído ese caldero.

Supongo que fue Albus respondió después de tragar, aunque estaba seguro de que él no había escrito la nota.

Pues supone mal aclaró la sanadora—, lo ha traído la señorita Smith muy temprano, apenas estaban saliendo los primeros rayos del sol. Esa chica parece estar muy interesada en su salud, pues me lo recomendó mucho. Yo le dije que ya usted había expulsado toda el agua que tragó y que la Bludger solo había dejado un moretón en su espalda, nada de huesos rotos, entonces ella se marchó más tranquila.

Comprendo respondió Snape escuetamente.

Pero se quedó reflexionando una vez más, ¿por qué ella había hecho eso? ¿por qué lo había salvado? ¿por qué ella le había dado muestras de amabilidad cuando él había sido tan hostil? No importa Pensó—, tal vez ella había querido jactarse de su heroica acción, después de todo era una Gryffindor y para colmo una celebridad, así eran todas ellas, siempre querían el honor y la gloria de todos.

Bueno pues, le alegrará escuchar que ya está de alta concluyó la señora Pomfrey—, puede abandonar la enfermería cuando desee.

Muchas gracias, señora Pomfrey respondió él y una vez que se terminó su pastel y su leche, se marchó de allí.

El resto del día lo pasó entre su despacho y el salón de pociones, no quería encontrarse con nadie y mucho menos con el profesor Dumbledore que cada vez que lo veía le preguntaba de que iría disfrazado a la fiesta.

No iré, Albus se negó molesto en el gran comedor durante la cena cuando el director le hizo la pregunta por enésima vez ese día.

Pues lamento decepcionarte, hijo mío, pero tendrás que asistir quieras o no comenzó el director ensanchando su sonrisa—. Todos los jefes de casa deben asistir junto a sus respectivos pupilos, deben ayudarme a organizar esto, ¿qué me dices?

De acuerdo soltó con voz pausada—, asistiré al estúpido concierto y a la fiesta, pero de ninguna manera me disfrazaré, sabes perfectamente que eso no va conmigo.

Severus enamorado de una Bruja de MacbethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora