Snape avanzó a través de una larga hilera de camas y entre ellas halló a Emily quién tenía a Dumbledore y a McGonagall a cada lado sosteniendo sus manos. La expresión del anciano director era de suma preocupación, McGonagall tenía lágrimas en los ojos y le acariciaba la mano lastimada a la muchacha. Emily parecía tener dificultad para respirar, pero aun así sonrió cuando lo vio llegar. Dumbledore y McGonagall le soltaron las manos para que lo abrazara y así lo hizo.
—¡Hola cariño! —lo saludó ella con voz queda, pero tratando de parecer normal, como si nada la hubiese afectado—. ¿Ves por qué... odio a las serpientes?
Dumbledore, Pomfrey y McGonagall se retiraron hacia el otro extremo de la habitación para dejarlos lo más solos posible.
—Lo sé, querida —contestó Snape con una sonrisa triste – Pero no te preocupes porque ya estoy aquí y no voy a dejar que algo malo te pase.
—Siempre has estado... junto a... mí —hizo un esfuerzo por tomar una bocanada de aire y continuó—. Eres la única serpiente a la que amo.
—¡Por Merlín! —musitó Snape al ver la mano derecha de la muchacha, estaba hinchada y de los pequeños orificios manaba sangre—. Vas a estar bien, lo prometo Emily. Me voy a poner a trabajar en el antídoto ahora mismo.
—No te preocupes... Severus, esto no es nada para mí... recuerda que soy una chica ruda ¿eh?
Snape la abrazó con ternura, sabiendo que tal vez ella estaba soportando terribles dolores casi sin inmutarse solo por no preocuparlos y entonces Dumbledore, Pomfrey y McGonagall volvieron junto a ellos.
—¿Es cierto que fue una cobra? —preguntó Snape.
—Sí —contestó la señora Pomfrey tomando un frasco que estaba sobre una mesita—. Es ésta.
—¡Válgame el cielo! —exclamó McGonagall asustada, retrocediendo por instinto al ver la cobra todavía viva en el interior del frasco.
—Una cobra real africana ¿no es así? —tanteó Dumbledore—. Lo que no me explico, es qué hacía aquí en Hogwarts, es evidente que aquí no hay esos especímenes, a menos que...
Pero Snape no estaba para hacer conjeturas, necesitaba elaborar el antídoto lo antes posible, la carrera era contra el reloj, no quería dejar a Emily allí pero sabía que la dejaría en buenas manos y que además él tendría mucho que hacer, de modo que salió corriendo de nuevo hacia las mazmorras con el frasco de la serpiente en la mano derecha. Por el camino se encontró a Pevees.
—¿Qué vas a hacer con esa serpiente, Snape? ¿se la arrojarás a Umbridge?
—¡Déjame en paz! —dijo Snape con tanta convicción y furia que el polstergaist retrocedió asustado como si le hubiese hablado el barón sanguinario.
El profesor se introdujo en su armario donde tenía los demás ingredientes y posteriormente fue al salón de pociones y comenzó a trabajar. Poco a poco fue agregando los ingredientes que necesitaba, no era preciso revolver el líquido porque el caldero autorrevolvente que Emily le regaló hizo el trabajo por él. Su frente se perló por el sudor que le provocó el vapor, pero aun así se mantuvo impertérrito con el único propósito de salvar a su querida cantante, no iba a permitir que ella también... No, definitivamente no.
—¿Puedo ayudarte en algo Snape? —preguntó Tonks desde el umbral de la puerta, tenía los ojos llorosos.
No era el momento para ser orgulloso, de modo que accedió.
—Puedes rayar la corteza de árbol vitalizánte que está sobre el escritorio si quieres, por favor —respondió.
Él comenzó a volcar el frasco donde estaba la serpiente en el piso, la cual, inmediatamente comenzó a bufar y a lanzar mordidas haciendo que él retrocediera mirándola con odio.
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Severus enamorado de una Bruja de Macbeth
FanfictionSeverus Snape acaba de terminar una relación tormentosa con una frívola mujer que sólo lo ha utilizado para divertirse, y él por su parte no puede creer que después de haber amado a Lily como a nadie se haya atrevido a abrir su corazón de nuevo para...