El Festival de Nottingham

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Emily terminaba de arreglarse frente a un espejo de cuerpo entero, adoraba vestir como muggle rebelde, una vez más llevaba unos vaqueros de jean, pero esta vez eran azules, una blusa negra sin mangas, un cinturón cuya hebilla era una calavera, unas botas negras, su acostumbrado brazalete de cuero y púas, los pendientes de calavera que le regalaron Ginny y Ron, y su hermoso, rubio y largo cabello ensortijado cayéndole en cascada casi llegando a su estrechísima cintura.

En ese momento la mujer terminaba de oscurecer la sombra de sus ojos con ayuda de su varita cuando escuchó un golpeteo en la puerta principal de su sala y al mismo tiempo un maullido de Panda, su mascota.

La mujer echó un vistazo a un reloj cucú que colgaba de la pared.

—Son las diez en punto, sin duda debe ser él Pandita —dijo Emily mientras sonreía.

Ella giró sobre sus pies y se encaminó hacia la puerta, en efecto allí estaba él.

—¿Cómo estás, cielo? —lo saludó la muchacha antes de prendarse a su cuello para besarlo en los labios.

—Ahora mejor que nunca —respondió Severus una vez que ella liberó sus labios.

—¡Pasa, cariño! —solicitó Emily, sonriendo—. Pandita, mirá quien llegó.

Severus se adentró en la sala cerrando la puerta detrás de él y Panda se acercó para arrojarse a sus brazos como siempre acostumbraba. Severus lo tomó y lo sostuvo alejándolo de si mientras lo contemplaba con una ceja alzada.

No seas malo, Severus dijo Emily.

Va a ensuciarme la casaca, Emily. De seguro estuvo utilizando la caja de arena.

¡Ven aquí, mi cielo! dijo Emily, tomando al gato con cariño entre sus brazos para luego colocarlo sobre el sofá con sumo cuidado, posteriormente le lanzó una mirada al gabán de su novio.

Sev, ¿De veras usarás esa prenda?

Siempre la uso... ¿Por qué? respondió mirándose.

¡Eh!.... Porque es verano. Te cocinarás con el calor.

—Pues te recuerdo que en esta ciudad casi siempre llueve.

—Pues le recuerdo, profesor Snape que el festival no es en Londres sino en Nottingham.

—¡Ah... bien! De todos modos, no me importa.

—¡Severus! —exclamó Emily en un tono que denotaba que perdía la paciencia—. Estás demasiado formal para ir a un festival de rock.

—¿Y qué sugieres que use? ¿Acaso pretendes que vista como un adolescente?

—Pues desde luego que no, pero... Déjame ver... ¡Quítate la casaca!

—¿Queeé?

—Solo por un momento respondió Emily riendo al ver la expresión de sorpresa en el rostro de Snape.

Él bufó inconforme pero accedió, comenzó a desabrocharse los botones mientras Emily le dejaba comida servida a Panda en su cuenco.

—¡Ya está! —dijo Severus cuando terminó de desabotonar la larga casaca para dejaba sobre un perchero.

Emily giró sobre sus pies y lo admiró por primera vez en la vida sin aquella gabardina, tan sólo con la camisa blanca que solía usar debajo, no podía dejar de admirar ese torso, pero sonrió y sacudió la cabeza.

Severus enamorado de una Bruja de MacbethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora