Incertidumbre

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Emily sintió un nudo en la garganta, tenía la cabeza llena de preguntas, aquello no podía ser una broma: Severus se había enojado con ella de verdad, había visto el dolor y la decepción reflejados en sus bellos ojos negros, pero no entendió por qué ¿Qué demonios había hecho ella? No había respuesta para esta pregunta, solo podía sentir las lágrimas mojando su delicado y extremadamente hermoso rostro, quería encarar a Severus, exigirle que le dijera qué rayos era lo que ella supuestamente había hecho o dicho para que él se ofendiera de esa manera, pero no pudo, pues él se había marchado, dejándola sin explicación alguna, de modo que secó sus lágrimas y se dispuso a retomar el camino de vuelta con mucho pesar. No quería ver a nadie, odiaba que la vieran sufrir, solo quería llegar a su habitación y refugiarse allí. Agradecía que los pasillos estuvieran solos pues al parecer todos habían terminado de cenar en el gran comedor y se habían dirigido a sus salas comunes, únicamente vio a un estudiante de Ravenclaw de tercer curso que la saludó, a lo que ella le respondió con una triste sonrisa y una inclinación de cabeza.

La muchacha llegó al fin al corredor de habitaciones del séptimo piso donde encontró a Panda que comenzó a frotarse contra sus piernas para reclamar afecto. Ella volvió a sonreír con tristeza al alzarlo del piso para posteriormente abrir la puerta de su despacho, atravesó la habitación y llegó a su alcoba donde dejó al gato en el piso de nuevo.

Al ver la cama, la chica se dejó caer en ella, llorando con amargura.

¿Qué te hice, Sev? ¡Por Merlín! dijo entre sollozos.

Sus lágrimas mojaron las sábanas conforme salieron de lo más profundo de su tristeza. Panda parecía no soportar ver el estado en que se encontraba su ama porque inmediatamente se subió a la cama y comenzó a lamer la mano derecha de ella. Emily acarició su pelaje mientras recordaba el día de su cumpleaños cuando Severus se lo obsequió.

No entiendo por qué tu papi está enojado conmigo, Pandita. Me duele mucho, pero no sé qué sucedió dijo con voz trémula.

Severus se encontraba en el mismo estado que ella con la diferencia de que sí sabía lo que había sucedido. Estaba en la torre de astronomía, en el mismo lugar en que le había confesado a esa traicionera mujer lo que sentía por ella, en mala hora lo había hecho, en aquella ocasión ella había aparentado estar asustada de sus sentimientos, no quería salir lastimada, pero lo único que quería aparentemente era burlarse de él.

Severus se acercó al balcón que estaba frente al gran telescopio y apretó con sus manos el barandal tan fuertemente que los nudillos comenzaron a ponérsele blancos, el fuerte viento azotaba su rostro alborotando sus cabellos y su capa tras él, mientras a su mente le llegaban los dolorosos recuerdos de Emily en brazos de Roger siendo besada por él y esas palabras...

«Él solo me sirvió para tratar de olvidarte, pero no lo conseguí. Tú eres inolvidable, Roger»

¿Por qué lo engañó? ¿Por qué le hizo creer que lo amaba? ¿Acaso sólo estaba agradecida con él por haberle salvado la vida?

Snape tenía muchas preguntas dando vueltas en su cabeza, atormentándolo sin misericordia alguna, se sentía más solo que nunca, más lastimado que antes, pues ahora llevaba a cuestas el peso de las decepciones anteriores, ¿Cómo pudo dejarse llevar por lo que sentía de nuevo? Había creído que Emily era diferente a la psicópata de Julieth pero había resultado igual a ella después de todo, era una falsa, una mentirosa y traicionera mujer ¡Por Merlín!

Secó sus lágrimas con furia queriendo deshacerse de ella. Odiaba sentirse vulnerable, quería deshacerse también de aquellos recuerdos, si se lo hubieran contado jamás lo habría creído, pero no fue así, él mismo la vio en aquel parque, era ella, era su rostro, era Emily quién le decía al maldito Carter que lo amaba.

Severus enamorado de una Bruja de MacbethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora