Severus enamorado de una Bruja de Macbeth

El atuendo perfecto

Al día siguiente, todos los alumnos que se irían del castillo estaban muy emocionados porque irían de nuevo a sus casas o a cualquier otro lugar que les apeteciera, y Hermione no era la excepción, recogió sus pertenencias y las metió en su baúl con mucho entusiasmo porque dentro de dos semanas iría al baile con Ron, la alegría no le cabía dentro del pecho. 

Así pues, bajó hasta el vestíbulo arrastrando su baúl y llevando a Crookshanks en su regazo, extrañaba mucho a sus amigos pero ya los vería después, además allí estaban Neville y Luna saludándola con la mano al pie de la escalera de piedra que conducía al exterior del castillo, ellos habían sido tan buenos amigos y habían demostrado lealtad al creerle a Harry y además demostraron mucho interés en las reuniones del E.D, sin más se unió a ellos mientras se despedía con la mano de sus amigas Emily y Tonks que conversaban muy animadas, de pronto vio que ambas se acercaban a ella, a Neville y a Luna.

—¡Emily! ¡Tonks! —exclamó la chica—. Adiós, nos vemos en Londres, bueno Tonks a ti te veré cuando te dejen ir a la cede.

Tonks negó con la cabeza.

—Alastor me asignó para cuidar a los alumnos en el tren y después me dejará en Londres, me parece que no quiere que me separe de ustedes, en especial de Harry.

Hermione sonrió.

—Y yo también viajaré en el tren al igual que Remus —dijo Emily emocionada—. Como profesores tenemos la opción de viajar por la red flu, pero mi abuelito dice que ya no es muy segura —añadió luego señalando con la mirada a Umbridge que sostenía en sus manos una carpeta con pisapapeles revisando la lista de alumnos que abandonaban el castillo.

Luego Emily se dirigió a donde estaban Dumbledore y McGonagall para despedirse mientras Hermione subía a un carruaje que la conduciría a la estación de Hogsmeade al igual que a sus compañeros. Nymphadora se subió a uno donde la acompañaban tres de sus colegas aurores.

—¡Adiós, abuelito! —se despidió Emily del sonriente Dumbledore que la estrechó con ternura—. Te extrañaré y a usted también profesora McGonagall.

—Y nosotros a ti, querida —le respondió la profesora con una afable sonrisa en los labios.

—Pero de todos modos vendrás para el baile, no irás a dejar plantado a mi querido Severus ¿O sí? —dijo el director después de besar a la muchacha en la frente.

—¿Irás con Severus? —preguntó McGonagall muy extrañada.

Emily asintió y escuchó que la profesora murmuró algo que sonó así como «¡Qué pareja más dispareja!», la chica sonrió y en ése momento observó que Snape salía del castillo, ella le ofreció un último abrazo a Dumbledore y se dispuso a despedirse de Musbick.

—¿No te despedirás de Severus? —tanteó Dumbledore cuando ya Emily y Remus se disponían a subir a su carruaje.

Ella asintió y se dirigió a donde estaba el profesor de pociones aparentemente revisando unos arbustos.

—¡Snape! —lo llamó, él se giró para mirarla con una ceja alzada como siempre.

—Ya es hora de irme y... sólo quería despedirme —dijo ella extendiéndole la mano para que él la estrechara.

—Espero que te vaya bien y... que disfrutes tus vacaciones —respondió él besando su mano y disfrutando de su suavidad.

—¿Tú te quedarás en el castillo? —preguntó ella.