Asesorías Musicales

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Los tres amigos inseparables de Hogwarts se encontraban ya en la sala común terminando sus deberes. Cuando terminó, Hermione llevó sus libros y pergaminos a su habitación y posteriormente retornó a la sala común, ya era la hora de que los prefectos hicieran la ronda de vigilancia.

¡Hermione! exclamó Ron con tono de protesta—. Aún no termino de poner los nombres al mapa lunar que debo entregarle a la profesora Sinistra.

Pues ya lo terminarás mañana le respondió ella.

Pero no sé cómo está esta redacción que escribí para McGonagall.

Yo tampoco he revisado la mía terció Harry—, y todavía me falta la que tengo que escribir para el imbécil de Snape.

Está bien contestó Hermione resoplando—. Si lo que quieren es que yo se las revise lo haré, pero tendrán que esperar hasta mañana, ¿de acuerdo?

Las miradas de complicidad y las sonrisas que se enviaron ambos chicos delataron sus intenciones que eran las que había sospechado Hermione.


Pasadas un par de horas, ya la sala común se estaba quedando vacía pues los gemelos habían terminado con su exhibición y se retiraron a su habitación para organizar sus anotaciones y hacer las correcciones correspondientes.

 Harry miró un reloj que estaba sobre la chimenea, eran las once y cincuenta y cinco minutos, ya faltaban cinco minutos para que Sirius se apareciera por la chimenea. El muchacho giró el rostro impaciente hacia la escalera de caracol y suspiró aliviado cuando vio a un chico de tercer curso subir, ese era el último, ahora estaba solo aunque se sobresaltó al escuchar al retrato correrse y unas voces que se acercaban, pero luego sonrió al comprobar que se trataba de Ron y Hermione que regresaban de su ronda nocturna.

Ya casi es medianoche, Harry comentó Hermione dejándose caer en el asiento frente a la chimenea.

Sí, pensé que los demás no se irían a dormir nunca contestó Harry.

¿Y esos dos continuaron con sus estupideces peligrosas?preguntó Hermione refiriéndose a los gemelos que habían estado probando sus productos en los alumnos de primero.

Te aseguro que se fueron a dormir sin causar más problemas la tranquilizó Harry.

De verdad que no entiendo de donde habrán sacado tanto dinero para comprar todos esos ingredientes y esas cosas que necesitan comentó Ron.

Harry se ahogó repentinamente con su propia saliva y sus amigos tuvieron que palmearle la espalda aunque solo se sintió aliviado cuando Hermione señaló la chimenea y habló:

¡Miren! dijo creo que es Sirius.

Los tres instintivamente miraron hacia atrás donde estaban las escaleras que conducían a los dormitorios, para comprobar que no hubiese alguien más que ellos, luego se sentaron en la alfombra frente a la chimenea. 

El rostro de Sirius parecía fusionado con las brasas ardientes y crepitantes. Harry sintió mucha emoción al ver a su padrino nuevamente.

¡Harry! lo llamó Sirius—. ¿Cómo estás? ¿cómo están todos?

Todos bien, Sirius, aunque como te dije en el mensaje ahora contamos con una inquisidora del ministerio.

¿Acaso sabes por qué el ministerio la envió? preguntó Ron con curiosidad. 

Severus enamorado de una Bruja de MacbethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora