Severus enamorado de una Bruja de Macbeth

El gran concierto y la fiesta de Halloween

Los jefes de casa se ubicaron en las gradas correspondientes, allí efectivamente se encontraban los familiares de los alumnos. En las gradas de Gryffindor, Harry observó un personaje enmascarado muy especial que lo saludaba con marcado acento hispano mientras blandía en el aire una espada con la mano derecha y con la izquierda agitaba su capa negra, era Sirius, su padrino, disfrazado de El Zorro, abrazó a Harry muy fuertemente y lo besó en la frente. Harry estaba fascinado con la presencia y el disfraz de su padrino.

—Pero ¿cómo es que conoces al zorro? —preguntó—, se supone que es un personaje...

—Muggle, lo sé —respondió Sirius—, pero no se te olvide que desde muy joven siempre me ha encantado todo lo que tiene que ver con muggles y eso incluye por supuesto la televisión.

—Así es, lo mismo digo yo —añadió el señor Weasley detrás de Sirius—. A mí también me encantan los muggles, por eso no pude evitar usar este disfraz de pocrecía.

—Policía, Arthur —lo corrigió William Granger, el padre de Hermione.

—¡Papá! —exclamó la chica entusiasmada al verlo—. ¡Qué extraño te ves así vestido! Pero me gusta.

—Tú también te ves genial, princesa —le respondió su padre.

Él vestía túnica al igual que su esposa y ambos sostenían una varita falsa en las manos.

—Somos un mago y una bruja —añadió Anastasia, la madre de Hermione, que llevaba en la otra mano una escoba que solo podía servir para barrer.

—Mami, de verdad sí que se ven geniales ¿cómo consiguieron esa ropa? —inquirió la castaña.

—Solo tuvimos que prestarles algo de nuestra ropa —dijo la señora Weasley—, y bueno, a su vez Anastasia me prestó su ropa de trabajo.

La señora Weasley lucía una bata blanca odontológica, un gorro y un par de guantes quirúrgicos

—Te ves muy guapa, mamá —comentó Ron—, pareces toda una... ¿cómo es que se les llaman a los sanadores muggles que curan los dientes?

—Dentistas —contestó el señor Granger ajustándose su sombrero puntiagudo.

—Ya estoy deseando que empiece el concierto —añadió Bill después de saludarlos a todos, él estaba disfrazado de momia, pero tenía el rostro al descubierto.

—No entiendo pogqué te empeñaste en usag ese disfgaz tan feo, Bill —protestó su prometida, vestida de la misma forma que Hermione y Ginny.

—¿Y Percy? —preguntó Harry mirando a todos lados.

—Hoy es un gran día como para hablar de ese muchacho traidor —contestó el señor Weasley.

Hubo un silencio incomodo, Harry no comprendía nada, pero en ese instante llegaron los gemelos interrumpiendo el silencio.

—Después te cuento —le susurró Ron a Harry.

—¡Pero qué desvergonzados! —chilló la señora Weasley al ver a los gemelos que en ese momento se acercaban a ellos y tomaban asiento—. ¿Cómo se les ocurre venir descamisados?

—¿No nos ves desde hace un mes y eso es todo lo que nos dices, mujer? —soltó Fred haciéndola reír.

—¡Vengan aquí los dos! —exclamó la mujer abrazándolos al mismo tiempo.