El sapo inquisidor continúa con la supervisión

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Aquella mañana Emily despertó muy temprano, se dio un baño caliente de espuma para relajarse un poco y posteriormente se sentó sobre su cama a contemplar la invitación de la boda de Roger, notando que hacerlo le generaba mucho menos dolor que antes, entonces recordó nuevamente las palabras de Snape: después de la tormenta siempre llega la calma

En ese momento sus cavilaciones fueron interrumpidas cuando alguien llamó a la puerta de su despacho, así que guardó la invitación y salió de su habitación rumbo hacia su despacho para ver de quien se trataba, pero al llegar allí y abrir la puerta se dio cuenta de que no había nadie, la joven cantante pensó entonces que tal vez sería Pevees que habría querido molestarla, de modo que sonrió y cerró de nuevo la puerta, pero al mirar hacia el piso se dio cuenta de que había un pequeño sobre, entonces hizo el amago de recogerlo pero se detuvo a medio camino pensando que tal vez era una carta del sínico Roger preguntándole porqué no había confirmado su asistencia a la boda, sin embargo después de echarle otra rápida mirada al misterioso sobre, notó que éste estaba lacrado con el escudo de Hogwarts, de modo que al fin se animó a recogerlo y leyó el remitente.

Es de Umbridge se dijo a sí misma negando con la cabeza pero sospechando de qué se trataba.

Sacó el pergamino del sobre y se dispuso a leer:


Querida señorita Emily Smith, el siguiente mensaje es para anunciarle que el día de hoy a las diez horas se llevará a cabo la supervisión de la clase que comparten el profesor Gerald Musbick y usted, por parte de la suma inquisidora de Hogwarts, Dolores Jane Umbridge, por lo tanto se le recomienda llegar temprano.


Emily sonrió de nuevo al terminar de leer el mensaje, había estado esperando esa clase supervisada porque definitivamente no iba a dejarse dominar por nadie, y mucho menos por esa mujer, además ¿qué rayos sabía Umbridge de música? Por lo tanto ¿cómo podía ella supervisar sus clases?


Entre tanto en la sala común de Gryffindor, Harry, Ron y Hermione cavilaban sentados en un sofá frente a la chimenea, contemplando el fuego crepitante.

Dime una cosa, Harry comenzó Hermione mientras ponía Mil hierbas y hongos mágicos, curso cinco dentro de su mochila—. ¿Te has comunicado con Hocicos? ¿le has contado que esa bruja del ministerio está aquí en Hogwarts?

Sí respondió él con sinceridad mientras se acariciaba la mano derecha, al parecer le escocía—, ayer mismo le escribí, tal vez él esté mejor informado que nosotros.

Pero Harry increpó su amiga—, recuerda que debemos ser cuidadosos, el ministerio está interceptando muchas lechuzas.

Es necesario que averigüemos todo lo que podamos terció Ron—, yo estoy de acuerdo con Harry, y Hermione no entiendo porqué lo seguimos llamando «Hocicos» si ya todos saben que su nombre fue limpiado.

Hermione le lanzó una mirada de reprobación antes de contestarle.

Lo sé, Ron, pero de todos modos es peligroso que sepan que él está conspirando contra el ministerio.

Un ligero golpeteo en una de las ventanas llamó la atención de los chicos, al volverse comprobaron que se trataba de un pequeño cárabo marrón. Ron abrió abrió la ventana y el ave entró volando directo hacia Harry que se dio cuenta que llevaba un pequeño rollo de pergamino atado en una de las patas. El chico tomó el mensaje y el ave se marchó.

Severus enamorado de una Bruja de MacbethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora