Severus enamorado de una Bruja de Macbeth

El baile de Navidad

Esos días que fueron transcurriendo en Grimauld Place fueron muy agradables para todos. Los chicos estaban encantados porque no sólo Emily los pudo ayudar con las canciones que preparaban para el evento musical que tendrían en el trascurso del año siguiente, sino porque también Sasha, Espina y Gloria prestaron su ayuda, les dieron unas clases de piano, guitarra y batería pues ellas habían trasladado mágicamente sus instrumentos hasta allí, además la honorable casa de los Black ya contaba con la presencia de un piano. los únicos que vivían maldiciendo y despotricando eran kreacher y la madre de Sirius a los que el propio Sirius, los gemelos y Las brujas de Macbeth vivían molestando. 

Por aquellos días se apareció por la casa Albus Dumbledore llevando consigo a Jeremy Tompson y Kevin Harrison, los integrantes de Iron's Wizards diciendo que también los incluiría en la Orden, ya que necesitaban de gente joven que trabajara por un mundo mejor y que expandiera la causa antivoldemort. Los otros dos integrantes de la banda no habían querido formar parte, eran demasiado cobardes, pero Jeremy y Kevin, al igual que Las brujas de Macbeth, al ser personajes públicos debían proteger sus identidades y por lo tanto usaban poción multijugos de otros miembros de la Orden o de alguno que otro muggle cuando realizaban sus misiones; así vigilaban el ministerio y sus adyacencias de vez en cuando aunque no habían encontrado nada irregular hasta los momentos, salvo el previo ataque al señor Weasley del cual ya se había recuperado.

De esta manera el día tan esperado por todos al fin había llegado, la señora Weasley estaba muy feliz con su atuendo y a cada rato le pasaba la varita por todas partes para quitarle cualquier posible pelusa, también había estado pendiente de todos los demás.

—¿Y cómo nos arreglaremos el cabello? —preguntó  Ginny mirándose en el espejo de su habitación mientras se revolvía el rojo y largo cabello.

—Ya yo había pensado en eso —saltó Emily—. Podemos ir a mi casa y llamar a Boris desde allí, ya que él no puede venir aquí por no ser miembro de la orden.

—Sí, me parece genial, quien mejor que Boris para hacer que luzcamos hermosas —la apoyó Sasha.

—¿Boris? —preguntaron Ginny y Hermione al mismo tiempo.

—Boris Costner —respondió Gloria—, el estilista y maquillador oficial de Las Brujas de Macbeth queridas mías.

—Y no solo de nosotras —terció Espina—, sino también de muchas estrellas musicales, teatrales y modelos del mundo mágico.

—Siempre nos hace esos looks alocados y rebeldes que ven en nuestros conciertos —dijo Emily—. Solo miren estas puntas de color rosa chicle.

—Sí, pero recuerda que esta vez tienes que lucir diferente —dijo Hermione—. No es un concierto, es un baile elegante.

—No lo sé... Prefiero mi cabello alborotado y...

—La verdad es que todas nos morimos por ver cómo te transforman en una princesita Emily —soltó Gloria riendo, Emily esbozó una mueca de asco.

—Pues no se hable más —determinó Sasha—. Le escribiré a Tonks para que venga y luego nos marcharemos todas juntas a la casa de Emily.

Así lo hicieron, le mandaron a Tonks una lechuza con una carta donde le pedían que se fuera al número Doce de Grimauld Place con su atuendo, accesorios y zapatos, cuando ella hubo llegado, les explicaron a los hombres lo que harían en casa de Emily. La señora Weasley estuvo de acuerdo, estaba entusiasmada con la idea de que un estilista de estrellas la arreglara para la ocasión, de modo que las mujeres se marcharon por la chimenea usando la red flu bajo la estricta vigilancia de Sirius, el señor Weasley, Remus, Jeremy y Kevin, los miembros más recientes de la orden.