Adaptándose al nuevo régimen

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Draco estaba agradecido de que Emily lo hubiese entendido, ya él pertenecía a la brigada inquisitorial de Umbridge desde antes que los demás y él hicieran una tregua, pero para Ron y los gemelos era algo muy difícil de entender, resoplaban de dolor sentados en los pupitres que Umbridge había instalado en el gran comedor por arte de magia, sustituyendo las cuatro grandes mesas habituales al tiempo que los observaba con una sádica sonrisa triunfal sentada en la silla correspondiente a Dumbledore en la mesa de los profesores.

—¿Duele verdad? preguntaba la bruja con una falsa expresión de aflicción—. Me mintieron, me hicieron creer que no tenían ninguna organización secreta cuando no era así. Por eso deben escribir No debo decir mentiras tantas veces como sea posible para que el mensaje penetre en sus mentes. Potter tiene experiencia con ello ¿Verdad que sí, chico?

—¡Maldito sapo asqueroso! susurró Harry desde su asiento mientras las cicatrices de la mano volvían a abrirsele.

—No puedo escucharte, cariño ¿Qué dices? inquirió de nuevo la sádica e irónica representante del ministerio.

—Nada respondió el muchacho fulminándola con la mirada.

—Sonríe mientras puedas, arpía dijo Fred en susurros—, que luego nos las vas a pagar.

—¿Qué tienes en mente? preguntó su gemelo también en voz baja—. ¿Lo que planeamos el otro día sobre...?

—¿Que rayos piensan hacer? preguntó Hermione en tono de reproche pero sin elevar la voz—. No inventen cosas raras.

—De alguna manera tenemos que desquitarnos, Hermione respondió George.

—Sí, Hermione apoyó Ron—, y nada más espera a que tenga a Malfoy frente a mí. Voy a hacer que les salgan unos furúnculos en el...

—¡Ronald! espetó Hermione con vehemencia pero sin dejar de susurrar para no llamar la atención de la arpía que en ese momento contemplaba la mano sangrante de Colin Creevey—. Tú eres tan prefecto como yo, deberías poner el ejemplo. Malfoy no tuvo otra opción, lo noté. Todo es culpa de Marietta, ella es la verdadera traidora.

—Y la culpable de que el profesor Dumbledore haya tenido que marcharse dejándonos con esta basura añadió Ginny esbozando una mueca de dolor mientras agitaba la mano enrojecida para tratar de aliviarse—. Por eso se merece esos granos que les salieron en el rostro, por soplona.

—Sí, Hermione afirmó Ron—, en este momento es cuando menos me importa ser prefecto. Odio a esa arpía y quiero que pague por lo que nos ha hecho.

—Pero creo que evidentemente tenemos que tener más cuidado ahora que Dumbledore no está terció Harry soplandose la mano para intentar mitigar el ardor de las heridas que le producía la pluma encantada—. Esta mujer estará todavía más insoportable.

—¿Qué tanto murmuran ustedes? preguntó Umbridge fulminándolos a todos con la mirada—. ¡CÁLLENSE!

En ese preciso instante las puertas dobles del gran comedor se abrieron trabajosamente al tiempo que se escuchaba una discusión.

—¡Déjame pasar o te juro que te arrojo una maldición de mocomurciélago, Filch! amenazó Emily furibunda mientras apuntaba al conserje con la varita, pero luego le echó un vistazo a Fred Weasley que estaba más cerca, notando que su mano sangraba, entonces se llenó de más rabia todavía—. ¡Válgame el cielo! exclamó la cantante tomando la mano lastimada de Fred entre las suyas.

Severus enamorado de una Bruja de MacbethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora