La Profecía

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Emily echó un vistazo hacia arriba de las gradas, donde estaban ahora sus salvadores y los de sus amigos.

Sirius Black, quien valía acotar, estaba en perfectas condiciones y que por lo visto jamás estuvo en el departamento de misterios como Voldemort le había hecho creer a Harry. Alastor Moody, Kingsley Shacklebolt, Nymphadora Tonks y Remus Lupin, que habían estado en San Mungo en compañía de la profesora MacGonagall, también estaban presentes. Ni Emily, ni los chicos supieron cómo llegaron todos allí.

¡EMILY! gritó Tonks—. ¿Qué demonios estás haciendo aquí?

No tenía otra opción respondió Emily, todavía luchando contra el mortífago que la sujetaba con fuerza.

Pero un hechizo de Bellatrix Lestrange rozó la oreja de Tonks y ésta tuvo que responderle de la misma forma.

Los mortífagos que rodeaban a Emily, Harry y Neville se dispersaron mientras los miembros de la Orden del Fénix bajaban de las gradas para enfrentarse a ellos.

Lo lamento, hija se excusó Malfoy mirando a Emily mientras esquivaba la embestida de un hechizo de Lupin—. No lo entenderías jamás, no sabes como es el Señor Tenebroso.

Si antes me incomodaba tener un parentesco contigo por tus absurdas ideas elitistas, ahora no puedo más que sentir asco espetó Emily tuteando a su padrino—. Jamás imaginé que pese al odio que pudieras sentir por los muggles y sus descendientes, fueses parte de toda esta crueldad.

Pero en ese momento Kingsley tropezó a Malfoy y ambos comenzaron a batirse a duelo mientras otro de los mortífagos atacaba a Neville y sus piernas comenzaron a movérse de forma frenética, haciéndole casi imposible la huida.

Harry, toma a Neville y márchense. Yo los cubro ordenó Emily.

¿Pero y tú?

¡CORRAN! gritó Emily mientras esquivaba con un movimiento de la varita una maldición de Dolohov—. ¡Desmaius! ¡Impedimenta!

Harry intentó correr hacia arriba de las gradas arrastrando a Neville con dificultad, confiaba en Emily y en los demás miembros de la Orden, pero otro de los seguidores de Voldemort lo tomó por el cuello y comenzó a asfixiarlo, intentando tomar la profecía con la mano libre. El pobre chico se dio cuenta de que nadie podría socorrerlo pues estaban demasiado enfrascados en cada duelo y entonces Neville, con mucha dificultad debido al movimiento involuntario de sus piernas, lo socorrió clavándole la varita que le había quitado anteriormente a Hermione en un ojo al mortífago, a través de uno de los agujeros de la mascara, la cual se le cayó al suelo mientras Harry reconocía en él al verdugo Macnair quien años atrás había sido asignado para ejecutar a Buckbeack.

Dolohov, al ver aquello, dejó a Emily y se abalanzó contra el pobre Neville, pero Sirius se lanzó al rescate de los chicos y Emily por supuesto no se quedó atrás, sin embargo Harry había apuntado a Dolohov con su varita.

¡Petrificus totalus! gritó y éste cayó al suelo como una tabla.

Bien hecho, Harry aprobó Sirius con orgullo.

¿Estás bien? preguntó Emily y al ver que Harry asentía, se dirigió a Neville apuntándolo con la varita para deshacer el maleficio, pero un grito de júbilo la hizo elevar la vista hacia la parte media de las gradas de piedra.

Bellatrix reía mientras Tonks caía inerte y se golpeaba la cabeza con los bancos de piedra.

¡NO! gritó Emily corriendo para socorrerla—. Dora, tienes que estar bien.

Severus enamorado de una Bruja de MacbethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora