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Con un pequeño impulso llegó al suelo quedando agazapado. Miró hacia la ventana por la que había salido y ahora estaba a punto de ser cerrada por Astrid.

Si, al final decidió irse y dejarla dormir tranquila, pero para ser realista más que por ella lo había hecho por si mismo.
No le gustó la forma en la que se sintió cuando la vio acorralada bajo su cuerpo, con sus mejillas sonrojadas y su mirada perdida y asustada. Sus labios temblando ligeramente mientras intentaba descifrar qué pensaba hacer con ella pero tampoco era capaz de aguantar mucho su mirada. Era una escena bastante graciosa para el chico.
Lo primero que pasó por su cabeza fue lo adorable e inocente que era. Quiso envolverla entre sus brazos y acariciarla como si fuera un peluche toda la noche.

Y por eso no le gustó. Porque sintió cosas que nunca había sentido y no sabía cómo hacerles frente. Ella parecía asustada cada vez que se veían y sin embargo eso solo le alentaba a querer quedarse a su lado y protegerla, pero... ¿protegerla de que? Probablemente de quien más debía protegerla era de sí mismo. Y sin embargo ahí estaba, maquinando posibles formas de colarse en su casa por si volvía a encontrar su ventana cerrada.

.....

Después de servir más de veinticinco cafés y otros tantos más batidos, zumos y casi treinta meriendas estaba exhausta. Sofía quería morirse. Quien le hubiera dicho a la chica que trabajar en una cafetería podía ser tan duro.

— Pareces cansada.

Se giró siguiendo la dirección por la que había venido la extraña voz. Para su sorpresa quien le dirigió la palabra fue uno de los amigos de Taehyung, el chico rubio. Era la primera vez que le dirigía la palabra y se le hizo raro ya que había ido otras veces solo pero nunca intentó conversar más allá de lo necesario para pedir algo de tomar.

— Si, bueno. Hoy tenía Astrid el día libre, la otra camarera —quiso aclarar—, y no doy a basto.

— Vaya... ahora me voy a sentir mal cuando te pida un refresco para beber.

Si de algo se había percatado Sofía las veces que le había visto era que parecía un chico que incitaba al peligro. Era como si llevase un cartel gigante encima de la cabeza que alertase de tener cuidado con él. Y aun así parecía irresistible para cualquier chica. Algo así como una pantera, hermosa y letal a la vez.

— No te preocupes, es mi trabajo.

No volvieron a intercambiar más palabras, pero el chico no despegó su mirada de ella en todo momento. Y ella lo sabía.

.....

Jungkook miró de reojo a la puerta de la cocina, por donde acababa de entrar su hermano. Fue hasta la nevera para coger una botella de agua y beber.

— Llevas cuatro días sin pasar por casa.

— No lo digas como si no te alegraras de ello.

Dejó que se marchara de casa, estaba demasiado cansado para querer discutir otra vez con él.
Terminó de planchar la ropa y subió al piso de arriba para guardarla. A Taehyung no le gustaba que entrasen en su cuarto, pero no quería dejar su ropa por la casa. En su habitación reinaba el caos, pero eso ya no era nada nuevo para él así que solo lo ignoró y guardó su ropa en el armario.

Pero cuando estaba a punto de marcharse una cosa llamó su atención.
En su escritorio reposaban varios lápices y gomas de borrar. Sus ojos se abrieron de par en par. No podía creer lo que veía, sin embargo no había rastros de folios o cualquier tipo de blog.

.....

Taehyung no dejaba de dar vueltas en la silla de escritorio con la cabeza recostada mirando hacia el techo. Jimin lo miró con preocupación, cada vez que hacía eso era porque estaba dándole vueltas a algún tema que le preocupaba.

No fucking limits.Where stories live. Discover now