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La luz de un nuevo día le dio de lleno en la cara. Se movió incómoda, intentando apartar la molesta luz de su rostro para seguir durmiendo, pero no podía. Abrió los ojos volviéndolos a cerrar al instante. Su vista tardó en acostumbrarse a tanta luminosidad. Cuando extendió los brazos para estirarse se topó con un bulto al otro lado de la cama.

Taehyung.

Se veía demasiado adorable durmiendo para que su cerebro medio adormilado lo asimilara. Su flequillo estaba partido a trozos que caían hacia la almohada. Sus finos labios entreabiertos soltando pequeños suspiros. Infundía una sensación de paz que la envolvía.

Entonces abrió los ojos. Solo un poco, aún más dormido que despierto, pero sin despegar su mirada de ella. Estuvieron así durante un rato, sin moverse ni hablar, tan solo con sus ojos puestos el uno en el otro con algún parpadeo de por medio.
Astrid ni si quiera pensó en qué hora era, había acordado con Taehyung que no iría ese día a clase. La cosa estaba aún muy reciente y con Taehyung sin poder ir al instituto tres días solo se complicaba el asunto.

No supo en qué momento se había colocado tan cerca de él, si lo había estado desde un principio, o acaso él se estaba acercando. Se quedó muy quieta. Si, en efecto, se estaba acercando. Cerró los ojos y esperó hasta que sintió una leve presión en su boca. Comenzó siendo un simple roce, que dio paso a una ligera serie de movimientos. Suaves, pausados. El brazo del chico rodeó su cintura acercándola a su cuerpo a la vez que propinaba caricias por su espalda.
Las lenguas se abrieron paso por sus labios, y con ellas una disputa por el poder más intensa. La mano de Taehyung ahora descendía de su espalda a sus piernas, mientras que con la otra le rodeaba el cuello para dar mayor magnitud a su beso. Astrid por su parte había pasado de acariciar el pecho del chico para agarrar con fuerza la camiseta que llevaba puesta.

Cuando el ambiente se comenzaba a animar, Taehyung también lo hizo. Dieron medio giro fácilmente y quedó encima de ella. Una de sus manos comenzó a juguetear con el borde de la camiseta de Astrid, colándose por dentro y acariciando su estómago. Astrid estaba perdida en los labios de Tae, que dejaron de atacar su boca para bajar por su mentón y detenerse en su cuello. Soltó un pequeño pero profundo gruñido en el cuello de la chica cuando ésta comenzó a acariciar su pelo y sus hombros. Esto último como si intentase traspasar la tela que los cubrían.

Dicho y hecho.

Astrid podía haber sufrido un ataque al corazón cuando lo vio quitarse la camiseta, pero las sábanas que se cernían sobre ellos, cubriéndolos, la ayudaron pasar el trago. Ahora sí podía tocar su torso sin restricciones. Y eso hizo.
Él, por su parte la miró de forma provocativa. Ninguno dijo nada, no hacían falta. Ya se les había pasado el sueño por completo. Sobre todo a él, quien volvió a abalanzarse sobre su boca sin piedad.

.....

Jimin se echó las manos a la cabeza sin poder creer lo que le acababa de decir su amiga Patrice. No. Definitivamente eso era lo último que se esperaba de ella en ese momento. Si era verdad que últimamente se llevaban más a matar que de costumbre, y habían tenido peleas algo más serias que lo habitual. ¿Pero esto?

- Patrice, te lo voy a volver a preguntar muy despacio. Así que escucha bien. -Ella asintió- ¿Dices que has sido tú quien ha cogido mi moto?- Ella volvió a asentir- ¿Y sabes donde está ahora mismo?

Asintió de nuevo. Jimin se llevó las manos a la cabeza dejando escapar un grito de frustración.

- ¿Tienes idea de los días tan malos que he pasado por tu culpa? -Preguntó totalmente enfadado.

- Lo siento. -Murmuró avergonzada.

- Bueno, ¿y se puede saber donde has metido mi moto?

La chica se encogió en sí misma y antes de que su amigo pudiese reaccionar, salió a toda prisa del Búnker. Jimin la siguió de inmediato, no pensaba dejar que se escapase sin que le dijera dónde estaba su moto. No entendía para nada la actitud de Patrice, y se quedó aún más desconcertado cuando la vio en la calle, plantada frente a la entrada del Búnker con una sonrisa de oreja a oreja.
A su lado estaba la moto de Jimin, intacta, tal cual estaba antes de que se la llevara la pelirroja.

- Patrice, ¿a qué viene todo esto? -preguntó con curiosidad.

- Yo... bueno. Aquí tienes tu moto. -dijo señalándola.

- ¿Me vas a decir de una vez por qué demonios te la llevaste?

Anduvo hasta posicionarse entre ella y la moto. El enfado ya se le había evaporado, pero aún hablaba con algo de rencor, pues se lo había hecho pasar realmente mal.

- Ya se que últimamente he estado algo insoportable -dijo ella-. Y también se que a veces puedo ser algo cruel cuando discutimos. Así que he querido hacer algo para pedirte perdón por ser tan estúpida a veces.

- ¿Y ese algo era robarme la moto?

- Y arreglarla.

Los ojos del chico casi se salen de sus órbitas al escuchar aquello. Llevaba semanas intentando arreglar lo que parecía ser la peor avería sin arreglo posible. No podía llegar ella y decir que lo había arreglado así por las buenas.

- Dime que es una broma.

Ella negó con la cabeza sonriendo. Rápidamente se subió en su preciado vehículo y cuando lo puso en marcha... arrancó.
Jimin quiso llorar de la emoción cuando el motor rugió bajo su cuerpo transmitiéndole un hormigueo de pies a cabeza.

- P-pero... ¿Cómo? Patrice la avería que tenía era muy grave.

- Tengo mis contactos.

- Pero debe haberte costado una fortuna la reparación.

- Tenía algunos ahorros. ¿Qué importa eso? Es un regalo y punto.

El chico se bajó de la moto y se abalanzó sobre su amiga abrazándola de la forma más efusiva que pudo mientras le repartía besos por toda la cara entre sonoros "gracias". Patrice se reía divertida por su reacción mientras intentaba separarlo, pero era imposible.

- Dios mio, se lo tengo que contar a todos ahora mismo. -La cogió de los mofletes sonriéndola, cegado por la felicidad- ¡Eres la mejor Patrice!

Le dio un beso rápido en los labios y salió corriendo para buscar a sus amigos. Patrice se quedó allí plantada y totalmente sorprendida. Que Jimin la besara no era ningún misterio, pero cuando ésta salia con algún chico, obviamente su relación se restringía estrictamente a una amistad. Y ella ahora estaba con Mingyu. Y sin embargo no le molestó que la besase, pero decidió no regañarle. Estaba claro que no lo había hecho aposta, sino por la emoción del momento.

.....

Jimin no paraba de saltar al rededor de Hoseok, que hacía rato que le había empezado a amenazar con la mirada para que parase. Subió corriendo hacia las habitaciones y abrió la primera puerta que vio. Jin se puso muy contento por él, le dio varios abrazos para intentar relajarle. Misión imposible. Jimin salió tan disparado como había llegado y abrió la siguiente puerta de par en par.

- ¡TaeTae, tengo mi moto! ¡Está arreg...

Se oyeron varias exclamaciones parecidas a gritos. Jimin se quedó paralizado al darse cuenta de que les acababa de interrumpir en pleno momento de intimación. No supo descifrar en qué parte les había interrumpido, Astrid se tapada totalmente con la manta avergonzada, mientras que a Taehyung le sobresalía su parte superior de su cuerpo mostrando su torso desnudo.
La cara del castaño estaba totalmente roja, no precisamente por la vergüenza, sino por el enfado. Jimin pidió perdón y se marchó de allí lo más rápido que sus piernas le permitieron. La había cagado hasta el fondo por no llamar y sabía que Taehyung se lo haría pagar.

No fucking limits.Where stories live. Discover now