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La música estaba tan alta como de costumbre y ella estaba tan harta de eso como de costumbre. Ya se había visto dos películas y sin embargo aquella tortura parecía que apenas acababa de empezar.
Se levantó con pereza para dejar el portátil encima de su escritorio y luego se dirigió hacia la estantería donde se quedó mirando un par de minutos sus libros. Intentando escoger uno que fuera lo suficiente interesante como para evadirse de aquel jaleo pero también lo suficiente mente rollo como para conseguir que se durmiese.

Pero no eligió, porque su puerta empezó a ser golpeada. Su corazón se detuvo solo de imaginar quién podía estar llamando. ¿Sería Taehyung? No lo había vuelto a ver desde el beso y tenía unas inmensas ganas de verle con lo que no dudó dos segundos en abrir. Sin embargo, no era él quien se encontraba al otro lado de la puerta.

- Matt...

.....

La estruendosa música hacía eco en el pasillo del piso de arriba de la casa y también en los oídos de Taehyung. Pese a haber llamado varias veces Astrid no había dado señales de vida. Quizá ya se había quedado dormida, pensó recordando la anterior fiesta. No lo sabía, pero entrar por la puerta estaba claro que era más aburrido e intrigante que hacerlo por la ventana.

Pero entonces unos extraños ruidos se hicieron paso débilmente entre la música hasta penetrar por los oídos del chico. Se pegó a la puerta para poder escuchar mejor. Eran quejidos, súplicas. Le llevó un rato identificarlo bien, pero aquella era sin duda la voz de Astrid y por las cosas que escuchaba le estaba pasando algo malo. Empujó varias veces la puerta mientras gritaba el nombre de la chica, pero era inútil. La puerta estaba cerrada desde dentro. Solo le quedaba una opción. La ventana.

Salió de la casa a trompicones esquivando a los alcoholizados adolescentes y se dirigió a toda prisa rodeando la casa hasta su ventana. Se emocionó fuertemente al ver que ésta estaba abierta. Así que sin perder un solo segundo trepó hasta llegar a ella. Una vez estuvo en la ventana, miró el interior del cuarto encontrándose con la imagen más desagradable que había visto en toda su vida.

Matt tenía a Astrid tumbada en la cama sin camiseta, solo con el sujetador y unos cortos pantalones de pijama mientras la besuqueaba y tocaba por todos lados de forma asquerosa. Ella solo lloraba y suplicaba por que la dejara ir mientras se retorcía intentando escapar.

El cúmulo de ira que inundó a Taehyung fue mucho mayor que cualquiera que pudiera haber sentido antes. Cualquiera que le hubiera visto pensaría que en cualquier momento sus ojos escupirían fuego. Sin pensárselo dos veces se coló ágilmente en la habitación y se abalanzó sobre Matt, quien cayó desorientado al suelo.
Cuando vio lo que sucedía sonrió despectivamente mientras se levantaba para encarar al chico castaño. Taehyung podía oler cómo apestaba a alcohol y supuso que estaba pasado de copas. En cuestión de segundos estaba tirado sobre el chico rubio propinándole puñetazos sin contención alguna.

Estaba totalmente cegado por la rabia que no podía dejar de golpearle. Lo único que consiguió hacer que recobrara una poca consciencia fue un ligero sollozo.
Dejó de golpearle y miró a Astrid, que estaba acurrucada en la cama llorando. Dejó a un lado a Matt, que estaba seguro que no se levantaría en un buen rato, y se acercó a Astrid. La chica se encogió altamente asustada ante el recién contacto.

- Shh, tranquila -la acarició suavemente para que no se asustase.

La cogió en brazos y la sacó de allí a toda prisa. Una vez en la calle la chica se estremeció entre sus brazos y él la miró. Se golpeó mentalmente, se había preocupado tanto por sacarla de ahí que ni siquiera se había fijado en que estaba semidesnuda.

- Mierda, volvamos a por algo de ropa.

Ella se aferró con fuerza a su camiseta impidiéndole avanzar y negando repetidamente con la cabeza.

- Vale, vale. Voy yo solo si quieres.

Pero ella siguió igual.

- No me dejes sola -murmuró con voz temblorosa.

Él se quitó su chaqueta y se la dio a ella para que se la pusiese. La guió por la calle hasta que llegaron a una moto que estaba aparcada en la carretera. Le indicó que se subiese y ella obedeció sin rechistar.

.....

Cuando salió del baño y la miró parecía tener mejor aspecto. Le había dejado una camiseta suya varias tallas más grandes.
Intentaba controlarse a sí mismo, pero verla así con su ropa acurrucada en su cama era una imagen demasiado tentadora.
Se sentó a su lado en la cama.

- ¿Estás bien?

Asintió con su cabeza. Taehyung levantó su mano y la llevó hasta su pelo poniéndolo detrás de su oreja izquierda.

- Escúchame bien. -Cogió su cara con sus manos- No dejaré que nadie vuelva a hacerte daño.

Ella lo miraba con inseguridad y temor. Su cuerpo temblaba involuntariamente al recordar cada una de las escenas sucedidas. Él no supo cómo reaccionar ante aquello, sabía que se había portado de un modo demasiado violento, para él no era una novedad pegar a alguien así, pero estaba seguro que ella jamás había visto una escena como aquella.

Suspiró bajando sus manos, al igual que sus ojos, hasta las manos de Astrid para cogerlas con las suyas.

- ¿Me temes? -Preguntó Taehyung.

- No. -Respondió inmediatamente sin pensarlo- No tengo miedo de ti. Tengo miedo por ti.

Sus palabras calaron hasta lo más profundo de su ser sintiéndose por primera vez querido por alguien.

- ¿Por mi?

- Matt... he visto cómo le pegabas y... -le costaba hablar, como si no estuviera segura de sus propias palabras- Sé que no es la primera vez que pegas a alguien y estoy segura de que la otra gente con quien te pegas no son tan débiles como mi primo. -Sus ojos perdieron un poco brillo- No quiero que te hagan daño.

Sus manos aún estaban unidas entre sí y Taehyung notó como Astrid apretó su agarre conforme hablaba. Él se había quedado simplemente sin palabras que decir. Todo cuanto creía saber, ahora lo dudaba. Todos sus esquemas estaban rotos, ella los había roto. Todo su pequeño y seguro mundo ahora estaba patas arriba. Y su corazón quería matarle de un paro cardíaco.
Ahí estaba otra vez aquella extraña sensación en su estómago, como si alguien hubiera montado una montaña rusa ahí para divertirse a su costa. Seguía sin saber qué era aquello que le hacía sentir tan raro cuando estaba a su lado, pero lo más raro era que no le disgustaba, era una sensación cálida.

- ¿Cómo puedes estar preocupada por mi después de lo que te acaba de pasar?

- Siempre he sido un caso perdido.

Hizo un amago de sonreír, pero le salió mal e intentó ocultar su cara con el pelo. Repitió su anterior acto apartándole el pelo de la cara para poder mirarla, pero esta vez acercó su rostro al de ella.

- Yo...-tartamudeó- siento haberte causado problemas.

Taehyung soltó una pequeña risita al oír aquello. Era demasiado adorable. Intentó contenterse toda la noche, pero se lo estaba poniendo muy difícil y uno no es de piedra. Cogió su mentón con suavidad y levantó su cabeza para quedar cara a cara y fusionó sus labios con los de ella. Eran aún más suaves y dulces de lo que los recordaba. Y había pensado mucho en ellos. Sus besos eran totalmente desinhibidos y sinceros. Aquellos labios le volverían loco.

- Tú puedes causarme los problemas que quieras.

No fucking limits.Where stories live. Discover now