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La mano de Astrid temblaba violentamente mientras intentaba abrir la puerta de su casa. Entonces recordó que cuando la sacó Taehyung de allí dos noches antes no se había llevado las llaves. No quería llamar al timbre así que decidió probar suerte por la puerta trasera para ver si estaba abierta.

Si, al final decidió volver a casa el domingo por la tarde, pese a las protestas de Taehyung. El chico seguía negándose en rotundo a que fuera a su casa donde estaba Matt o accedía a cambio de que él fuera con ella. Pero Astrid se negaba a aparecer con Taehyung al lado. ¿Qué iba a decirles? Ni si quiera tenía ella claro que estuvieran saliendo, no podía presentarse delante de sus primos con él como si nada. También influía el hecho de que Ruth estaba locamente enamorada de él y la última vez que vio a Matt le estaba dando una paliza.

Al final consiguieron llegar a un acuerdo. Taehyung se colaría a la habitación de la chica sin que lo vieran como de costumbre y ella entraría por la puerta como si nada. Y si ocurría algo simplemente alzaría la voz y el castaño saldría de la habitación al rescate. Pero hasta entonces tenía que esperar pacientemente hasta que ella llegara a la habitación sin que hubiera ocurrido nada.

Para suerte de ella, la puerta trasera estaba abierta, así que no dudó en entrar sin hacer el menor ruido posible. Todo permanecía en absoluto silencio en la casa cuando entró. El sol ya había comenzado a ocultarse y la falta de luz se hacía presente en la casa, pero la chica se conocía bien el camino hacia su habitación, por lo que decidió no dar a ninguna luz. Subió los peldaños con sumo cuidado hasta llegar al pasillo de arriba. Ya no quedaba nada para llegar a su habitación. Y de repente se abrió la puerta del baño y de ella salió Ruth, envuelta en su albornoz.

- ¡TÚ! -Exclamó pegando un chillido- ¿Se puede saber donde estabas?

El tono de voz era más alto que el que usaba de costumbre dejando ver su enfado. A los pocos segundos se abrió otra puerta del pasillo y de ella salió Matt preguntando a qué se debía tanto alboroto.

- ¿Donde mierdas te habías metido estúpida? -Preguntó su primo con desprecio.

Astrid casi pegó un grito cuando vio el rostro magullado de Matt. Aun tenía heridas causadas por los golpes de Taehyung cuando intentó defenderla. Entonces comenzó a temblar como un flan miedosa de las represalias que quisiera tomar hacia ella, o peor aún, hacia Taehyung. Los recuerdos de aquella noche volvieron de golpe y se retiró varios pasos de él de forma inconsciente. ¿Cómo debía actuar ahora? Debería haber una guía de cómo actuar en caso de que tu primo intente violarte pero no lo consiga y tu no-novio le pegue una paliza.

- Te hemos hecho una pregunta. ¡Responde idiota! -Ruth tan amable como siempre.

- He pasado el fin de semana con una amiga.

Intentó sonar lo más convencible posible y pese a que no funcionó muy bien, ella decidió seguir con su mentira. Era eso o decirles que había estado con Tae.

- ¿Amiga? ¿Tú? No me hagas reír.

- Es cierto, es... ¡Una compañera del trabajo!

- ¿Y por qué no nos has avisado? -Dijo Matt enfadado- Si te llega a pasar algo nos la cargamos con mamá.

- ¡Eso! Y ya tenemos suficiente con que hayan pegado a mi hermanito -le abrazó intentando parecer adorable, pero a Astrid solo le produjo asco.

Entonces la chica se dio cuenta de que su prima había mencionado el asunto de Matt, pero no había ningún tono recriminatorio hacia ella por lo que decidió probar a hacerse la tonta.

- ¿Q-qué te ha pasado, Matt?

El chico soltó un bufido mientras se mostraba molesto. Sin embargo fue Ruth la que contestó por él.

- Al parecer le pegaron en la fiesta, pero no recuerda quien fue y nadie vio nada.

- Pero cuando encuentre a quien ha sido me las va a pagar.

El tono envenenado que empleó para decir aquello le hizo ponerse el pelo de punta a Astrid, pero inmediatamente se relajó al saber que no recordaba nada. Debió haber bebido tanto que ni lo recordaba. Minutos después consiguió deshacerse de sus pesados primos y entró rápidamente a su habitación. Observó con diversión como el chico castaño se paseaba nervioso por la habitación.

Nada más verla se abalanzó hacia ella, inspeccionándola de que estuviera bien y no tuviera un solo rasguño. Astrid soltó una pequeña risita. ¿Acaso pensaba que venía de la guerra?

- ¿Por qué has tardado tanto? He estado a punto de salir a buscarte -dijo totalmente serio.

Astrid rió ligeramente y posó una se sus manos sobre su mejilla consiguiendo relajarlo.

- Mis primos me han interceptado por el camino, pero todo esta bien. Y Matt no recuerda quién lo pegó, así que todo está perfecto ahora.

Sin embargo él parecía seguir tenso. Llevó sus manos hasta el pelo del chico y lo acarició revolviéndoselo. Era algo que había querido hacer desde que lo había conocido. Taehyung la miró fijamente a los ojos cuando lo hizo y eso consiguió asustarla. A lo mejor le había molestado que se hubiera tomado tantas libertades con él.
Sin embargo, todo cuanto hizo el chico fue abrazarla por la cintura pegándola a su cuerpo y suspirar pesadamente.

- Me da miedo dejarte aquí sola. A merced de esos dos estúpidos.

- Estaré bien. Llevo un montón de años soportándolos, estoy acostumbrada.

Negó repetidas veces con la cabeza como si ella no entendiera lo que quería decir.

- Esto es distinto Astrid. Lo que pasó la última vez no es un juego de niños.

- Lo se... pero estaba borracho y ni siquiera se acuerda.

- ¿Y cuando se vuelva a emborrachar? Porque lo hará. ¿Y si vuelve a suceder y yo no estoy ah...

Sus incesantes quejas se vieron torpemente silenciadas con los labios de Astrid sobre los suyos. Los ojos de Taehyung abiertos completamente por la sorpresa. Sus manos, que seguían en la cintura de la chica, se aferraron más a ella mientras le seguía aquel delicioso beso. Ninguno quería dejar aquella guerra de bocas que cada vez era más agresiva. Ella estaba irreconocible.

- Guau, Astrid. -Dijo un Taehyung sin aliento y a ella le encantó verle así- Es la primera vez que me besas.

No sabía qué era lo que era exactamente lo que le había llevado a besarle. Estaba segura de que lo había hecho por callarle y que dejase desvariar sobre un posible intento de violación por parte de su primo. Pero a quien pretendía engañar, el mayor motivo fue porque simplemente quería besarle y vio el pretexto perfecto para hacerlo.

Al ver la lucha interna de la chica por intentar mantener la compostura ante él cuando estaba completamente ruborizada, solo pudo reír. Reír y besarla.

No fucking limits.Where stories live. Discover now