— ¿Y que tal llevas los exámenes finales? -Preguntó Sofia.
Astrid se encogió de hombros dejando escapar un suspiro de cansancio.
- De momento llevo aprobado todo. -Sonrió- Ya solo me quedan dos exámenes, aunque son los peores.
Cogió una patata frita y se la llevó a la boca. Llevaban quince minutos con lo codos apoyados en la barra de la cafetería mirando como los clientes iban y venían mientras charlaban y consumían. Habían tenido un día realmente agotador sin apenas un minuto para respirar tranquilas. Y por fin tenían cinco minutos para descansar y comer y beber algo, que ya estaban las pobres desnutridas.
- Bueno, piensa que, ¡en una semana estaremos de vacaciones en la playa!
- Si, aunque haga frío la playa es la playa.
- No conozco a ese tal Suga, pero le amo infinitamente -dijo Sofia.
- Y yo.
- Espero que en verano también nos invite -comentó entre risas
- Eso sería la hostia -comentó Astrid- ¿Te imaginas? Unas vacaciones gratis en la playa. ¿Qué más podemos pedir?
Un suave carraspeo las hizo girarse para atender al cliente recién llegado. La sonrisa de Astrid se esfumó hasta dejar una mandíbula desencajada en su lugar. Y eso solo hizo que la cara de Jackson pusiese una mueca de sorna al verla tan sorprendida. Sofia les miraba sin comprender, queriendo intervenir en aquel cruce incómodo de miradas, pero tuvo que marcharse a atender a unos clientes de una de las muchas mesas del local.
- Hola, Astrid -dijo el rubio con una sonrisa seductora.
- Hola -contestó ella distante.
- Vaya, no creo que esa sea una buena forma de tratar a los clientes.
Astrid no contestó, tan solo puso los ojos en blanco. Jackson se sentó en un taburete frente a ella.
- Si tuviera un trabajador como tú siendo yo el jefe tendría que tomar medidas.
La chica soltó una risa sarcástica y le miró alzando una ceja.
- ¿Y qué harías? ¿Despedirme?
Jackson sonrió y la miró de una manera que no supo identificar entrecerrando los ojos, se echó hacia delante. Plantó los codos sobre la barra juntando las manos y cruzando sus dedos apoyó su barbilla sobre sus manos.
- No, no te despediría. Te castigaría -dijo en un susurro.
La piel de Astrid se puso de gallina al escucharle. Estúpido y sensual Jackson. Porque sí, ella estaba con Taehyung y lo quería con locura, pero no era ciega y Jackson estaba para meterle de todo menos miedo. También tenía que admitir, que pese a toda esa pedantería y carácter problemático, tenía una bonita sonrisa que estaba segura que había roto más de un corazón.
No tenía la más mínima idea de qué podía querer de ella, pero no quería tener que estar lidiando con él continuamente, y el que se hubiera presentado ya dos veces en su lugar de trabajo no le daba buena espina.
- ¿Qué quieres, Jackson? -Preguntó seria.
- No lo sé. ¿Qué me recomiendas? -Preguntó el chico cogiendo la carta de bebidas.
Astrid puso los ojos en blanco ante la evasiva del rubio. Había entendido perfectamente la pregunta, pero simplemente la ignoró tergiversándola a su conveniencia. No insistió, pues estaba claro que lo único que conseguiría sería sería gastar fuerzas y energía, pero el chico no soltaría prenda. Le tomó nota de la bebida, que dijo la primera que vio en la carta sin saber muy bien ni lo que pedía. A los pocos minutos se lo sirvió y después se alejó lo máximo de él. Hablando con Sofia, recogiendo mesas, sirviendo más pedidos. Cualquier tarea era buena excepto estar detrás de la barra junto a Jackson. Claro que eso no la libraba de su penetrante mirada seguirla en silencio a todos lados, observando con detenimiento cada movimiento de ella.

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No fucking limits.
RandomY entonces te haces una pregunta... ¿Para qué vivo? Sin metas, sin sueños, sin vida. Tan solo con la única esperanza de salir de ese agujero infesto en el que se encontraba estancada desde hacía años. Hasta que aparece alguien que te ofrece una vi...