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- Eres tú.

Sus brazos, lejos de soltar a Astrid, se afianzaron más a ella estrechándola contra su cuerpo.

- No me lo puedo creer -volvió a susurrar.

Se separó varios centímetros de ella, lo justo para poder mirarla a la cara. Sus ojos reflejaban un brillo especial cargado de cierto pánico, como si aquello solo fuese un espejismo y ella no estuviese ahí realmente.
La volvió a abrazar contra su firme pecho.

- ¿De verdad estás aquí? ¿Realmente eres tú? -Sollozó con voz temblorosa el chico.

Los brazos de Astrid no se quedaron atrás, sino que se aferraron a la espalda del joven con toda la fuerza que quedaba en su cuerpo después de llevarse aquella sorpresa. Por un momento parecía que el tiempo había retrocedido hacia aquel verano. Podía notar el sol quemándoles la piel, la ligera brisa veraniega alborotando sus cabellos mientras miraban el atardecer con un helado de chocolate y vainilla. Juntos en ese saliente del acantilado que era como un escondite. Solo sentía esos brazos que la volvían a rodear después de tanto tiempo haciéndola sentir segura.

Un carraspeo y varias exclamaciones para nada disimuladas les hicieron volver al presente de golpe, destrozando todos esos bonitos recuerdos por el camino. Se separaron de forma abrupta, pero sin romper el contacto visual durante varios segundos eternos. Por un momento, Astrid se sintió confusa y tremendamente aturdida cuando visualizó a Taehyung mirándola con extrañeza junto a sus amigos. Entonces el presente cayó sobre ella como una losa pesada sobre una cucaracha aplastándola por completo. El recuerdo bullicioso de aquel verano se perdió en la lejanía de su mente.

- ¿Que... hacéis? -preguntó Tae titubeante.

- Abrazarse -dijo Jimin con obviedad, los demás lo miraron y negaron con la cabeza.- ¿Por qué me miráis así? -preguntó ofendido.

- Eres todo un Sherlock, ¿eh, Jiminie? -Dijo el chico junto a Astrid.

La morena se giró hacia él y le miró con sorpresa.

- ¿Les conoces? -preguntó la chica.

- Claro -dijo el chico con obviedad-. Espera... ¿tú les conoces?

Astrid, al ver que su voz flaqueaba decidió simplemente asentir. Todos se miraron sin comprender que estaba sucediendo exactamente.

- ¿Astrid desde cuando conoces a Suga? -Preguntó Taehyung entrecerrando los ojos.

La chica lo miró como si estuviera loco y volvió a mirar al chico que estaba a su lado.

- ¿Suga? No, él es Yoongi -dijo ella contrariada.

Entonces Suga, o Yoongi, como quisieran llamarlo asintió varias veces con la cabeza comprendiendo el lío de la situación. Miró a sus amigos y habló cuando tuvo su atención.

- Chicos, -habló- cuando Astrid me conoció no existía el apodo de Suga -explicó rodeandola por los hombros con un brazo y apegándola su cuerpo con cariño-. Ella me conoció como Yoongi.

Sus amigos asintieron ahora con una cara de comprensión total y absoluta. Todos menos Taehyung, que no podía apartar su ceño fruncido (involuntariamente) del brazo de su amigo que rodeaba los hombros de su novia. ¿Qué era aquello que se había revuelto en sus tripas? No tenía ni idea, pero no le gustó esa sensación. Tosió aclarándose la garganta.

- Y, dinos Suga, ¿de qué conoces a mi novia? -Inquirió curioso.

La cara de Suga palideció notablemente provocando que su pelo se volviese aún más verde con el contraste. Su brazo flaqueó y perdió toda su fuerza cayendo en picado y soltando su agarre de la chica. Que lo miró sin comprender.

- ¿Ella... -preguntó Suga dubitativo- ella es la camarera de la que me hablasteis que salía con Taehyung?

Jimin y Jin asientieron frenéticamente, casi eufóricos sin comprender una pizca de lo que estaba ocurriendo. El peliverde volvió a mirar a la chica, con una mezcla de tristeza y sorpresa muy mal disimuladas.

- ¿Puede ser posible... que cuando por fin te recupero te vuelvo a perder? -Murmuró en un susurro que tan solo logró escucharlo Astrid.

- ¿Y bien? -Apremió Taehyung- ¿De qué os conocéis?

Un pequeño cruce de miradas entre ambos, una sonrisa involuntaria y ya sobraban las palabras para ambos. Pero claro, sus amigos no podían leer mentes, y mejor así. Algunos recuerdos son especiales porque son exclusivos, y nadie excepto tú mismo los conoce.

- Fue un verano -dijo Suga.

- Un largo verano -añadió Astrid.

.....

Una amplia y muy bien decorada habitación apareció frente a ellos logrando dejarles boquiabiertos. Tanto Astrid como Taehyung dejaron caer las maletas al suelo sin ningún miramiento en cuanto cruzaron el umbral de la puerta. Para lo que era el hotel, esa habitación estaba muy cerca de rozar la lujosidad de un hotel de cinco estrellas.

Suga les miraba con una sonrisa, cruzado de brazos apoyado en el marco de la puerta observando con todo detalle sus múltiples reacciones. Eran como dos niños pasando por primera vez a una tienda de chuches. Se rió cuando el castaño comenzó a saltar encima de la cama de la forma más infantil del mundo. Ese era su amigo, si señor.

- ¡Kim!

Taehyung dejó de saltar para prestar atención al grito de su amigo. Suga, tan solo levantó un brazo enseñándole lo que parecía ser un llavero y acto seguido se lo lanzó por los aires y Taehyung las interceptó al vuelo.

- No seas demasiado burro -dijo con media sonrisa-. Bah, que estoy diciendo, a estas alturas con que no rompas nada me conformo.

Les dio una última mirada y salió del cuarto suspirando con cansancio. Lo mejor sería dejarles que se acomodasen tranquilamente y descansasen un poco después del viaje. Ya habría tiempo para preguntas y agobios.

Era una cuarta planta y Suga no tenía especial interés en hacer ningún tipo de ejercicio físico, y mucho menos bajas cuatro plantas de escaleras, asi que se dirigió directamente hacia el ascensor. Pero justo cuando estaba a punto de entrar fue interceptado.

- ¡Yoongi, espera!

Giró su cabeza y vio a Astrid correr hacia él.

- ¿Qué pasa? ¿Ya se ha cargado algo ese berzotas?

- No, no es eso -esbozó una sonrisa divertida, al fin y al cabo era de Tae de quien estabamos hablando. Era muy capaz de romper algo los cinco primeros minutos de llegar a un sitio-. Es que te has ido muy rápido y no me ha dado tiempo a decirte nada.

- Es mejor que os instaléis. Tenemos unas vacaciones enteras para hablar y ponernos al día de todo. ¿Te parece?

Astrid asintió y Suga le mostró sus perfectos dientes en una bonita sonrisa. Le revolvió el pelo de forma juguetona y subió al ascensor.

.....

No. No. ¡Que no joder! Tenían toda unas vacaciones perfectamente planeadas por delante, en las que no faltaría en ningún solo momento diversión entre él y Patrice. Con sus amigos, pero principalmente ellos dos solos. Juntos. Solo ellos, como en los viejos tiempos. Puesto que su relación se había visto tan atacada y fragmentada últimamente aquello les vendría genial para volver a ser lo que eran.

Ese era el prefecto y maravilloso esquema de Jimin para sus vacaciones de navidad. Ese y nada más que ese. En ningún momento planeó estar en la calle, congelándose de frío frente a la puerta principal del hotel con la mano de Jin frotándole la espalda a modo de lástima mientras veía como el estúpido de Mingyu besaba y sobaba a SU Patrice delante de sus narices. Así como tampoco planeó subir enfadado hasta su habitación, coger su maleta sin deshacer aún y salir de ella con claras intenciones de marcharse de allí.

Aquello no era lo que había planeado. Y Jimin odiaba que le salieran mal los planes. Lo odiaba casi tanto como odiaba a Mingyu.

No fucking limits.Where stories live. Discover now