¿En qué momento habían terminado haciendo una guerra de almohadas en el salón? Ninguno lo sabía. Lo único que tenían claro es que ahora caían plumas blancas encima de sus cabezas como si fuesen copos de nieve suaves y sedosos. Ninguno se preocupó en absoluto que al dueño de la casa le molestase que hubiesen armado una así con sus almohadas, y lo sabían porque había sido él mismo quien comenzó la pelea.
Tampoco sabían muy bien cómo habían terminado todos con gafas de sol, al igual que Jimin, pese a ser de noche. Pero nada importaba. El único pensamiento que tenían era una sola palabra: diversión.
Cuando se aburrieron de hacer ángeles de nieve en las plumas esparcidas por el suelo, fueron en busca de otra cosa con la que tener diversión. Y de algún extraño modo Jimin terminó zambullido en una bañera llena de agua. Podían simplemente haberle arrojado a la piscina, pero no, tenían que llenar una bañera para meterle ahí. Cuando los miró descubrió que tenía unos amigos muy raros... muy raros y muy secos.
Uno a uno, al final terminaron todos zambullidos en la bañera. Jin intentó escabullirse o poner la excusa de que llevaba la cámara de vídeo y no quería que se le estropease. Pero cuando le cogieron por los brazos y le arrancaron la cámara de sus manos para que no se mojara, entonces supo que no había escapatoria posible.
.....
Minho, el dueño de la casa, les ofreció toallas para secarse y al que quiso también le prestó algo de ropa. Ahora ya podían seguir con la fiesta. Aunque ciertamente no se habían perdido gran cosa. Todo el mundo seguía la misma dinámica de antes: alcohol, sexo, música, gamberradas.
Ya habían perdido la noción del tiempo, sabían que había pasado bastante tiempo desde que empezó la noche, pero ninguno estaba seguro de saber cuánto faltaba para el amanecer, si horas o minutos.
Una mesa mal iluminada del salón fue usada para celebrar partidas de póker a las que Jin y Jhope no dudaron en apuntarse. Había dinero real en juego, pero eso no era ninguna novedad. A ellos realmente se les daba bien ese juego y casi siempre ganaban. Pero esta vez, entre unas cosas y otras del poker pasaron a construir castillos de naipes. Iban haciendo eliminatorias para que al final, el que ganase se llevara el dinero. Jhope fue de los primeros en ser eliminado, con el alcohol que llevaba en vena el pulso necesario para hacer un castillo de cartas estaba más que extinto. Así que simplemente se marchó en busca de más diversión.
En cambio, a Jin no se le dio nada mal. De hecho estaba consiguiendo hacer un castillo más grande que los que habían hecho hasta ahora, por no hablar de que pasados los primeros cinco segundos aún se mantenía en pie. Todo iba bien, quitando que los demás chicos que estaban en la mesa intentaban hacerle cosas para que su construcción cayese.
En vista de que no lo conseguían, Yugyeom, un chico de pelo rubio y sonrisa traviesa que conocía de las carreras y con quien había compartido ratos de diversión esa noche bailando y jugando a las cartas, decidió comenzar a hacerle cosquillas para que su pulso se debilitase y su castillo se quebrase. Y ni aun así consiguieron doblegarlo.
Hasta que una mano se precipitó sobre las cartas y las arrojó todas al vacío lejos de la mesa. Jin se quedó muy triste al ver su obra de arte destruida, tanto que parecía que en cualquier momento comenzaría a llorar. Pero hizo todo lo contrario. Reír a pierna suelta. En ese momento todo parecía gracioso para el chico. Hacía tiempo que no se divertía tanto y realmente se dio cuenta de que lo necesitaba.
— ¡Sois malos y unos tramposos! —Se quejaba haciendo pucheros entre risa y risa.
— Si no has sido capaz de cuidar tu casa es culpa tuya —respondía otro en el mismo tono de diversión.
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No fucking limits.
RandomY entonces te haces una pregunta... ¿Para qué vivo? Sin metas, sin sueños, sin vida. Tan solo con la única esperanza de salir de ese agujero infesto en el que se encontraba estancada desde hacía años. Hasta que aparece alguien que te ofrece una vi...