No fucking limits.

59

La semana había llegado a su fin y con ella la decisión de ir o no a pasar las vacaciones con Suga ya estaba tomada. Todos irían. Al final Patrice habló con Mingyu y ambos acordaron pasar la navidad cada uno con sus respectivos amigos, por lo que sin problemas. El reparto de habitaciones ya estaba hecho, siendo obviamente Astris y Tae en una, en la que Suga le prometió a Taehyung que sería de cama de matrimonio. Por otro lado Sofia accedió a ir sabiendo que compartiría habitación con Patrice, la cual estaba encantada a no poder más. Había temido terminar en la misma habitación que Namjoon a traición, pero la pelirroja le prometió que no permitiría que sucediera tan cosa.
Por otro lado Jimin, Jin y Namjoon tendrían que compartir la habitación restante. Aún no sabía si les podría conseguir una habitación con tres camas o tendrían que acoplarse en una de dos camas con una supletoria. Pero eso era lo de menos frente a unas vacaciones en la playa.

.....

A cada minuto que pasaba, las ganas de darle un puñetazo a Jimin habían aumentado de cien a cien mil. La pelirroja aún se preguntaba qué mierdas hacía a solas con Jimin tirados en el suelo frente a la play jugando a un juego de combates cuerpo a cuerpo. Irónico, ¿verdad? El pelinaranja no paraba de sonreír como un estúpido y ella sabía muy bien por lo que era. Estaba feliz porque al final había dejado "tirado a Mingyu cual perro callejero" (palabras textuales de Jimin) e iría con ellos.

En realidad entendía porqué estaba tan feliz, ¿pero tenía que estar mostrándolo tanto? Eso la repateaba hasta el punto de querer atizarle con el mando de la play hasta dejarlo inconsciente. Así que ahí estaba ella, apretando todos los botones del mando a la mayor velocidad que le permitían sus dedos. Se estaba desquitando con el muñeco de la pantalla por no hacérselo al tipo que tenía al lado. Aún era demasiado pronto para ir a la cárcel.

- Como sigas dándole así vas a romper los botones -se burló él.

- Cállate, Park. ¿Acaso estás intentando distraerme porque te voy ganando?

La respuesta de Jimin fue una risueña carcajada que inundó los oídos de Patrice. La mente de la chica formuló toda clase de insultos y maldiciones hacia él. ¿Por qué tenía que tener una risa tan adorable? Así no había quien lo odiase.

- Créeme, eso no es distraerte. Cuando intente distraerte lo sabrás.

Mientras que Patrice seguía concentrada al máximo en el combate, no notó que Jimin se había comenzado a aproximar hacia ella hasta quedar casi pegado a su cuerpo. Sin dejar de mirar a la pantalla para no perder el ritmo del combate, ladeó su cabeza y se inclinó hacia ella. Dejó escapar su aliento, que chocó contra su cuello y la hizo estremecerse.

- ¿Qué haces?

- Te dije que cuando intente distraerte lo sabrías. ¿Lo estoy consiguiendo?

- C-claro que no. Deja de hacer el tonto y juega bien.

Pero Jimin solo se acercó más a ella y depositó un suave beso en su cuello. Patrice pegó un bote en el sitio por la sorpresa y le dio un empujón que lo alejó un metro de su cuerpo mientras le gritaba que era un tramposo. El chico solo podía reír sin parar y aunque ella intentó parecer enfadada no pudo evitar contagiarse de su risa.

- Yo también sé jugar sucio, Park.

- Inténtalo siquiera, Akagami -la retó él.

Y así comenzó una guerra entre ambos que más que para ganar el videojuego se trataba de a ver quién molestaba más a quien de los dos. Cosa en la que quedaron muy empatados, pues ambos eran igual de gamberros y sabían bien donde atacar al contrincante. Así fue como el videojuego de lucha libre pasó a un segundo plano siendo ahora ellos los protagonistas de su propio juego. Y aunque Patrice tenia muy mala hostia y era capaz de enfrentar a alguien cuerpo a cuerpo si se lo proponía, la superior fuerza física de Jimin era bastante obvia.

En cuestión de segundos la redujo en el sofá, donde la mantenía inmóvil boca abajo y él sentado sobre ella. El chico se negaba a soltarla hasta que ella le alabase lo guapo, fuerte e increíble que era, cosa que su orgullo le impedía hacer. Y como se negaba en redondo a ser una partícipe en subirle aún más su ego, ahí llevaban más de quince minutos.

- ¿Se puede saber que hacéis? -Preguntó Jin, que acababa de llegar al salón.

- Nada que te incumba Jin.

- Por dios, Jimin suéltala. La vas a hacer daño.

- Esto se lo ha buscado ella solita -dijo Jimin.

- ¿Es que no podéis estar en una habitación juntos sin que os queráis matar?

- No te estreses Jin, esta vez no estamos peleando -aclaró Patrice.

- Permíteme dudarlo.

- Es verdad. Nos picamos demasiado jugando a la play.

- Y ahora está atrapada a menos que enumere mis numerosas virtudes. -Dijo Jimin con vanidad.

Jin se les quedó mirando con una expresión extraña y finalmente se marchó de allí negando con la cabeza mientras afirmaba que necesitaba más descanso porque empezaba a ver y oír cosas extrañas.

Al final, Patrice consiguió escapar del agarre del pelinaranja sin tener que inflarle ni un poquito el ego. La ventaja de conocerle mejor que a ella misma era que eso también implicaba saber sus debilidades, y aunque le costó, finalmente lo logró.
Su móvil comenzó a vibrar y ella lo cogió para leer el mensaje que acababa de recibir. Tecleó algo en respuesta y se puso de pie.

- Me tengo que ir. He quedado.

- ¿Mingyu?

- Si.

Ella se encogió de hombros mientras que Jimin se quedaba sentado en el sofá.

- Patrice... Me he divertido hoy. -Admitió- Este rato ha sido como solíamos ser antes de... él.

- Yo también lo he pasado muy bien.

- ¿Puedo pedirte algo?

- Claro.

- Cuando estemos de vacaciones, quiero que todos los días sean así. Nada de Mingyu. Solos tu y yo. Como siempre.

- ¿Y los demás?

- Que les zurzan. Ya tienen sus parejas.

La chica comenzó a reír al ver la cara que puso al referirse a sus amigos.

- ¿Eso es un si?

Patrice le miró fijamente y asintió sin pensárselo.

- Pero nada de cosas raras. Puedo ser tu mejor amiga pero aunque él no esté allí yo seguiré teniendo novio. Así que nada de besos ni cosas raras. ¿Entendido?

- Podré resistirlo.

Patrice sabía que de aquel viaje no podría salir nada bueno, pero cuando vio su sonrisa... Esa sonrisa era como un veneno y a la vez el antídoto para ella.