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Cogió el rotulador fluorescente naranja que tenía al lado de su mano derecha y comenzó a subrayar las frases o palabras importantes del texto de esa página. Repetía la lección una y otra vez, en voz alta. En voz baja. Jugando con el cubo de rubik. Lanzando cosas al aire. Pero nada. No le entraba. por más que intentaba estudiar no era capaz de aprenderse nada. Realmente Taehyung no había nacido para los estudios.

Si estaba ahí devanándose los sesos por algo que no le importaba en absoluto y que jamás le haría falta saber en la vida era por Astrid quien le había insistido en que tener una buena base de estudios le abriría muchas puertas en el futuro. Y en el fondo, muy en el fondo, también lo hacía por su hermano. Pero eso era algo que nunca lo admitiría en voz alta.

- ¡Sabía que no me podía fiar de ti!

Exclamó Astrid con molestia. Cuando entró a la habitación se encontró a Taehyung tirado en la cama jugando como de costumbre con el cubo de rubik y los apuntes en el escritorio claramente abandonados.

- Eres un irresponsable Kim Taehyung -le regañó arrebatando el cubo de colores de sus manos-. Los exámenes finales están a la vuelta de la esquina y tú estás ahí jugando.

- ¿Kim Taehyung? -Repitió con sorpresa. Nunca le había llamado así- Astrid, cielo, deja de juntarte con Jin porque se te están pegando su comportamiento de madre.

- No me cambies de tema.

Continuó regañándole durante varios minutos en los que él tan solo la miraba embobado. Sonrió inconsciente al pensar en lo mucho que habían cambiado las cosas en ese tiempo. No solo habían cambiado las cosas entre ellos, comenzando a salir y Astrid mudándose a vivir con él y sus amigos. La actitud de ella también había cambiado notablemente. Ahora se la veía mucho más segura de sí misma, ya no se mantenía callada en un rincón ni se dejaba avasallar fácilmente. En especial con él. Ya no se callaba las cosas por miedo a sus posibles reacciones, nada más lejos. Le hablaba con la mayor confianza del mundo e incluso a atrevía a regañarle si lo veía conveniente.

La única persona capaz de comportarse con tan grado de confianza y autoridad hacia él era Jin, ni si quiera su hermano pese a ser mayor que él. Y ahora también Astrid. Y él no se podía sentir más feliz de ver cómo al final había conseguido romper su cascarón y atreverse a enfrentar al mundo.

- ¿Tae me estás escuchando? Ag, no se ni para qué te hablo.

El chico la cogió de la muñeca y tiró de su brazo haciendo que cayera encima de él en la cama. Ella se quejó e intentó levantarse de forma inútil. Solo consiguió que callara sus quejas con sus labios y su lengua juguetona. Le encantaba verla enfadada pero sin poder resistirse a su contacto.

- Te odio.

- Me vas a hacer llorar -se burló él.

- Eres idiota. ¡Suéltame de una vez!

Pero por más que intentaba zafarse de su agarre más fuerte se volvía éste. Taehyung tenía en la cara esa sonrisa juguetona que tanto le caracterizaba. Solo le quedaba una alternativa. Bajó su cabeza hasta colocar su cara en la parte izquierda del cuello del chico. Comenzó a besas esa zona manteniéndose en un pequeño espacio entre la oreja y el cuello. En cuentión de zonas sensibles se podría decir que Taehyung era prácticamente un tímpano de hielo comparado con ella, pero para suerte de la chica hace poco había encontrado un punto sensible en su anatomía. Y era ese.

El cuerpo del chico dio una sacudida al no esperarse que atacara ese punto tan sensible. Sus manos flaquearon y en cuestión de segundos ella ya se encontraba otra vez de pie y libre de su agarre como si nada hubiese pasado.

No fucking limits.Where stories live. Discover now