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Acortó la inexistente distancia volviendo a unir sus labios para darle a entender que tenía luz verde, temiendo que si intentaba hablar no le saldrían las palabras. El chico lo captó al segundo y le faltó tiempo para apoderarse de su boca por completo. Era un beso dominante y exigente que solo incitaba a más. Notaba cómo el cuerpo de Astrid comenzaba a ceder bajo sus caricias y eso le encantó.
Astrid era un atajo de nervios y deseo mezclándose entre sí, pero no quería quedar como una tonta frente a la gran experiencia de Taehyung. Ella no era virgen, pero estaba segura de que él había estado con muchas más chicas y mucho más expertas, lo cual dejaba el listón bastante alto. Se forzó a sí misma a intentar dejar la vergüenza a un lado y con un rápido y torpe movimiento le quitó la camiseta. Pero se arrepintió de inmediato cuando notó el sonrojo invadirla al ver su torso desnudo.

La tenue risa de Taehyung invadió la habitación rebotando en las paredes y metiéndose en los oídos de Astrid. Jamás le había escuchado reír de ese modo tan natural y desinhibido, entonces se descubrió a sí misma deseando poder escuchar ese sonido el resto de su vida.

- Eres tan adorable cuando intentas tomar el control.

Antes de que Astrid, ahora completamente roja, pudiese quejarse se levantó de la cama con ella en brazos y giró sobre sus pies dejándose caer a ambos sobre la cama, con cuidado de no aplastarla al caer sobre ella.

- Estás temblando -dijo él.

- Estoy bien -aseguró ella.

- No es verdad -susurró aún con una sonrisa en la boca.

- P-puedo hacerlo. Estoy segura.

Intentaba sonar convincente, para no parecer más patética de lo que ya estaba siendo. Lo que ella no sabía es que a él no le parecía patético en absoluto.

- Si supieras cuanto me gusta que seas tan inexperta -murmuró en un tono de voz tan grave que la dejó sin aliento.

Sus labios se fusionaron como dos imanes atraídos por una fuerza invisible. La boca de Taehyung fue bajando por el contorno de su mandíbula, besándola, chupándola. Cuando llegó al cuello se detuvo un rato considerable, tomándose su tiempo para morder la suave piel y succionarla. Repitió la acción tranquilamente, sin prisas, disfrutando de cada rincón de su piel. Astrid jadeaba y mordía su labio interior para intentar frenar los gemidos que pedían a gritos salir de su boca.

Cuando el castaño decidió que ya le había prestado suficiente atención al cuello, decidió continuar con su camino. Gruñó frustrado al encontrar una barrera de tela que se lo impedía. Pero esta vez no pensaba dejar que eso le detuviera. Llevó sus manos hasta el final de la camiseta y se la quitó sin ningún miramiento.
Astrid, tan solo en ropa interior y muerta de la vergüenza, se cubrió la cara con las manos para no ver cómo él la escrutaba con la mirada.
Y en efecto, sus ojos recorrían todo el cuerpo de la chica, deleitándose con aquellas hermosas vistas que le ofrecía. Le retiró las manos de la cara con delicadeza, sonriéndole.

- Eres perfecta.

Sus labios volvieron a tomas posesión de su cuello y comenzaron a bajar trazando un camino de besos húmedos sin que nada se lo impidiese ahora. Se detuvo un poco en su escote, antes de llevar sus manos hacia la espalda de la chica para agarrar el cierre de su sujetador. La respiración de ella se hacía cada vez más entrecortada, su pecho subía y bajaba con cierta velocidad y el aliento del moreno provocaba que su piel se erizarse.

Click.

Ahora sí estaba estaba expuesta a él. Fue lo único que pasó por la cabeza de Astrid al ver volar su sujetador hacia algún lugar de la habitación.
Taehyung comenzó a besar y lamer sus pechos provocando que un irrefrenable gemido se escapase de lo profundo de su garganta. Se tapó la boca avergonzada por ello, pero Tae solo sonrió y repitió la acción hasta que volvió a escuchar otros leves gemidos salir de ella.

No fucking limits.Where stories live. Discover now