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Con paso tranquilo bajaba las escaleras hasta llegar al piso de abajo. Jin, como de costumbre le había preparado el desayuno. Y aunque no era de desayunar, se lo comía para no desechar el trabajo de su amigo. Bueno, por eso y porque si no le regañaba. Y pese a que él no estaba allí, se lo comió sin rechistar. Era posible que llegara tarde a la primera, o segunda hora. Pero se le había hecho imposible despertarse antes y total, por dos clases no pasaba nada.

Y ahí estaba Taehyung, disfrutando en un magnífico silencio de su delicioso desayuno, hasta que su preciosa paz se vio perturbada por los chillidos de niña de Jimin. Puso los ojos en blanco y se giró para averiguar qué era lo que tanto preocupaba a su amigo.

- ¡No esta! ¡Joder, no está!

- ¿Qué te pasa a estas horas de la mañana?

- ¡¿Que qué me pasa?! ¡QUE MI MOTO HA DESAPARECIDO! ESO ME PASA.

.....

Taehyung había llegado al instituto justo a tiempo... a tiempo de llegar al recreo, porque lo que son las tres horas habían volado en el Búnker. Buscó entre los estudiantes que llenaban los pasillos a su, ahora oficialmente, novia. Y pensó que quizá era por eso por lo que la mayoría de estudiantes no le quitaban los ojos de encima.

La divisó a lo lejos del pasillo, a punto de salir de clase, como de costumbre la última. Aceleró sus pasos hasta llegar a ella lo antes posible. Y justo ahí, frente a todos, sabiendo que tenían los ojos puestos sobre ellos la cogió por la cintura, acercándola a su cuerpo. Por un momento le pareció atisbar en sus ojos una pizca de miedo, probablemente previendo lo que estaba a punto de hacer. Pero la ignoró. Y antes de darle tiempo a reaccionar la besó lo más apasionado que pudo para dejar bien claro que Astrid era suya, y no permitiría que nadie se la arrebatase ni le volviese a hacer daño.

Los murmullos indiscretos no se hicieron esperar, y aquello le encantó. El poder revolucionar y escandalizar a tanta gente con tan solo un pequeño beso inocente. Le hacía sentir poderoso.

- Eres idiota. -Susurró ella sin apenas despegarse de él con sus mejillas al rojo vivo.

- ¿Acaso no puedo besar a mi novia?

- Oh, cállate.

Le dio un pequeño empujón con el hombro para comenzar a andar lejos de él. Pero éste no tardó en alcanzarla y rodear sus hombros.

- ¿Por qué has faltado las primeras horas?

- Me quedé dormido -admitió-. Y luego me entretuvo Jimin, histérico como de costumbre.

Soltó una pequeña risa ante el comentario.

- ¿Y esta vez que le pasaba? ¿Patrice?

- Casi, su otro amor. La moto. -Ella lo miró extrañado- Ha desaparecido.

- ¿Como desaparecido?

- Pues eso, que ya no está donde debería estar. -Se encogió de hombros- Y es muy raro porque nadie puede entrar en el Búnker así como así. Tenemos buenos seguros en las puertas y las ventanas.

Casi sin darse cuenta habían llegado a la cafetería. Donde todas las miradas estaban puestas sobre ellos. Sobre su cercanía. Sobre su brazo rodeando los hombros de la chica. Sobre cada uno de sus gestos. Y sin embargo ellos estaban tan sumidos en su conversación que no se daban ni cuenta.

- ¿Y qué va a hacer?

- Jin y J-hope iban a ayudarle a buscarla.

Astrid asintió. Entonces una pregunta saltó a su mente al oir el nombre de aquel chico y recordó que había algo que le había querido preguntar la noche que conoció a J-hope, pero después de la intensa conversación sobre Jin había preferido dejar las preguntas por esa noche.

No fucking limits.Where stories live. Discover now