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- ¿En serio te invitó a cenar?

Sofía asintió intentando ocultar una sonrisa que le había salido sin pensarlo.

- Dijo que de haberlo sabido habría preparado un plan mejor. Pero que como surgió sobre la marcha fue lo mejor que se le había ocurrido.

A decir verdad se esperaba algo más jugoso sobre la escapada entre Sofia y Namjoon, al fin y al cabo estábamos hablando de un rompecorazones de nivel diez. Pero le preocupaba Sofia, ella tenía novio y estaba segura que le quería mucho y pese a que no había pasado nada la noche pasada entre ellos sabía que había estado mal. Sofia podía parecer una niña inocente, pero sabía que Namjoon no era de los que invitaba a una chica a cenar solo por aburrimiento o una simple amistad.

- La verdad es que es un chico bastante agradable. No todo es autosuficiencia y prepotencia.

- Lo se. Es muy simpático en el fondo.- Astrid suspiró y miró a su amiga- Sofia, creo que no hace falta decirlo pero... ten cuidado.

- Lo tengo, créeme. Lo de la otra noche fue una tontería, una simple salida a cenar. Entre Namjoon y yo no hay nada y nunca lo va a haber. Yo quiero a Woozi.-Afirmó totalmente segura.

Astrid no dudaba de las palabras de su amiga, era de Namjoon de quien no se fiaba. De hecho había sido testigo de lo mucho que quería a su novio, esas miradas cómplices, los besos, los gestos. Todo en ellos rebosaba amor. Pero Namjoon bien podía conseguir que hasta Julieta dudara de estar con Romeo.

.....

Ya habían pasado unos diez minutos, pero Ruth seguía aporreando la puerta de la habitación de Astrid sin descanso. Sabía que ella estaba ahí y no tenía intención de marcharse sin haber aclarado el incidente del instituto. Porque aún no se podía creer que ella, la marginada del instituto, estuviese saliendo con el chico que le volvía loca.

- ¡Astrid, abre ahora mismo la puerta! ¡Como no la abras la tiro abajo!

Y así otros diez minutos más, hasta que Astrid pensó que cuanto antes abriera y le dijera lo que quería decirle (o más bien gritarle) antes la dejaría en paz. Abrió la puerta y le faltaron segundos para que Ruth casi se abalanzara sobre ella diciéndole toda clase de improperios.

- Venga confiesa, ¿con qué le estás sobornando para que se haga pasar por tu novio? ¿o acaso le estás amenazando?

- No le estoy amenazando ni sobornando -intentaba explicar ella, pero era imposible, su prima no la escuchaba.

- Oh, vamos. Tienes que estar coaccionándolo de algún modo. Es obvio que si no...

- ¿Que si no qué? -La interrumpió Astrid, por primera vez.- ¿Si no no estaría conmigo?

- Exacto.

- Pues lamento decepcionarte pero está conmigo porque quiere. Si estás cabreada porque a ti te ha rechazado como a un perro no es mi culpa.

Y ahí estaba la mano de Ruth en lo alto de su cabeza, lista para descender hacia el rostro de Astrid y propinarle un guantazo. Pero ese guantazo nunca sucedió por la mano que detuvo en seco el brazo de su prima. Aunque aquello no hizo que Astrid se relajara, más bien todo lo contrario. Matt. Su presencia seguía siendo demasiado incómoda para ella. Decenas de pequeñas imágenes le atravesaban la mente de la noche de la fiesta. Aquello le hacía sentirse totalmente desprotegida. Bien era que él no lo recordaba, pero ella sí y vivir bajo el mismo techo la ponía los pelos de punta.

- Creo que deberíamos relajarnos -dijo en un tono de falsa simpatía.

- ¿Por qué me has parado? ¡Se lo merecía! -Se cruzó de brazos enfadada.

No fucking limits.Where stories live. Discover now